Quiere vivir para siempre. Para esto, hace 25 años decidió cambiar radicalmente su estilo de vida: una dieta baja en carbohidratos, mucha proteína -sobre todo, pescados ricos en omega-3- y vino tinto; ejercicio a diario -con caminatas de ocho kilómetros- y algo de pesas. Y para no dejar nada al azar, toma entre 150 y 200 pastillas diarias, la mayoría suplementos de vitaminas y minerales.
Es tal la cantidad de píldoras que Ray Kurzweil consume, que contrató un servicio especial que se encarga de combinar toda su farmacia en tres bolsas plásticas diarias -para la mañana, tarde y noche-, las que él lleva a todas partes. A esto hay que agregar que -según dijo a la revista Wired-una vez a la semana acude a una clínica, donde se somete a un tratamiento de testosterona intravenosa para mantenerse joven. Nada es demasiado para alguien que no quiere morir.
"A pesar de lo que la gente diga, creo que nadie quiere morir", dijo recientemente, en una entrevista del diario español El Mundo. Afirma que la tecnología y la medicina avanzan en forma apresurada y que, en pocas décadas, el hombre logrará ganar la batalla al paso del tiempo y frenar el envejecimiento.
En este combate está involucrado quien es un conocido inventor de nuevas tecnologías y ávido lector de ciencia ficción. Casado hace 32 años con Sonya, con quien tiene dos hijos, uno que estudia en Stanford y otro en la Escuela de Negocios de Harvard.
Si usted busca a Kurzweil en Wikipedia, su biografía es notablemente más extensa que íconos cibernéticos como Bill Gates o Steve Jobs.
En 1963, a sus 14 años, este prodigio creó su primer programa para procesar datos estadísticos, que vendió para ser distribuido como equipamiento estándar del computador IBM 1620. Más adelante, en su adolescencia, elaboró un sistema de selección de alumnos de enseñanza media para la universidad, mediante una evaluación computarizada. Lo vendió en 100 mil dólares en 1968, más royalties, con lo que logró su primera fortuna cuando todavía era alumno de pregrado del MIT.
EL FANTASMA GENÉTICO
Kurzweil sabía que la genética no lo favorecía. Su padre falleció a los 58 años, de un infarto al corazón, y su abuelo murió a los 40 y tantos. El, a los 35 años, fue diagnosticado con colesterol alto y una diabetes tipo 2 incipiente (intolerancia a la glucosa), ambos considerados importantes factores de riesgo de muerte.
Fue cuando decidió modificar en forma drástica su estilo de vida y apegarse estrictamente a la llamada dieta Pritikin que, en los años 80, se publicó en un libro que estuvo 54 semanas como best seller y superó las 10 millones de copias vendidas.
En lo esencial, esta dieta apunta a que del total de calorías que debe consumir una persona, sólo un 10% deben ser grasas. También bebe agua filtrada, que es más alcalina y ayuda a limpiar el organismo de radicales libres (las moléculas de desecho que envejecen al cuerpo). A los pocos años de seguir este régimen de vida, el riesgo de diabetes había desaparecido y su colesterol estaba normalizado.
Hoy, a sus 62 años, los chequeos médicos -asegura él- muestran que su cuerpo funciona como el de una persona de 40.
"Hay estudios que sostienen que sólo aquellas personas que están sometidas a un gran sufrimiento físico o emocional, desean morir realmente. Los demás aprecian lo que la vida les puede ofrecer. Si siempre siguiésemos como ahora nos aburriríamos, pero yo no hablo de eso. Al mismo tiempo que alargaremos nuestra vida, el mundo también cambiará y el ser humano mejorará y será más creativo", agrega a El Mundo.
TECNOLOGÍAS HUMANAS
Kurzweil es conocido por sus acertadas predicciones, como la masificación rápida de internet, la aparición de su versión inalámbrica, el reemplazo de la telefonía convencional por la móvil, cuyos aparatos serán cada vez de menor tamaño. O incluso, que en 1998 un computador derrotaría a los campeones de ajedrez del momento: esto sucedió un año antes, cuando Deep Blue venció al ruso Gary Kasparov.
Estas tecnologías, en su opinión, podrán usarse dentro de 20 a 30 años en las personas. Minúsculos chips que aumentarán miles de veces la capacidad de memoria y la inteligencia del cerebro humano. O computadores casi invisibles que implantados en el cuerpo, estarán constantemente chequeando nuestra salud y combatiendo con eficacia enfermedades como el Parkinson y el cáncer. Estaremos iniciando la etapa que se ha bautizado como transhumanismo, cuando el hombre comienza a trascenderse a sí mismo.
Para este experto, estas máquinas en miniatura serán un puente que ayudará a prolongar la vida, a la espera de que la biotecnología se desarrolle y fortalezca. En ese momento, las terapias biológicas con sus células madre, la manipulación genética o la renovación completa de órganos habrán inaugurado la era de la inmortalidad o poshumanidad.
Por todo lo anterior, Kurzweil libra una batalla a muerte contra el envejecimiento. Ya que si todo sucede como él lo predice, sería realmente trágico que un infarto cardíaco lo dejara fuera de este futuro que parece tan cercano.
OTROS CAMBIOS
Entre sus más recientes predicciones, Kurzweil ha dicho que dentro de un par de décadas, el cambio climático dejará de ser una preocupación. "Esto porque la energía solar estará tan desarrollada y su costo será tan bajo que los combustibles tradicionales dejarán de usarse", dice.
Pero este optimismo no hace que este científico se eche en los laureles. El cree que hay que trabajar muy duro para que estos vaticinios se hagan realidad. Para ayudar a resolver estos desafíos, Kurzweil ha fundado la Universidad de la Singularidad, una institución académica en Silicon Valley que comenzó en 2009.
Allí se busca convocar y educar a los estudiantes más brillantes, la elite intelectual, para ayudar al desarrollo más veloz de todas las tecnologías existentes y las por venir. Con su aplicación se intentará resolver los problemas de la Humanidad y despejar el camino para la inmortalidad.
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