El Mercado Interno como protagonista indiscutido este año

Un duro golpe asestó el terremoto y tsunami a la economía doméstica en febrero último. El país venía saliendo de una recesión que persistió durante la segunda mitad de 2008 y mediados de 2009, cuando el sismo provocó un nuevo traspié en el, por entonces, incipiente repunte. En efecto, el saludable crecimiento de 3,6% en el Imacec de enero dio paso a un avance de sólo 2,9% en el mes siguiente, para caer en igual magnitud en marzo.

Así, el gobierno entrante debió adaptar su programa económico, privilegiando la urgente reconstrucción de las zonas afectadas por la catástrofe natural. No obstante, tal fenómeno también generó las condiciones para que la demanda jugara un rol cada vez más protagónico. La reposición de bienes destruidos, intensivos planes de inversión, mejores expectativas de los consumidores en materia de empleo y los alcances del mundial de fútbol, han llevado las ventas del comercio a dispararse en niveles cercanos al 20% durante los meses pasados, dinamismo que se replica en la actividad de los supermercados y, con mayor nitidez todavía, en el ámbito automotriz.

A ello, se suma la recuperación de la producción industrial, que en junio observó una expansión de 4,2%, lejos de la estrepitosa merma de marzo. De esta forma, el complejo contexto foráneo ha sido compensado por un sólido ritmo en los componentes del gasto, trazando –de paso– un panorama con mayores presiones inflacionarias, lo que exhorta una agresiva normalización monetaria.

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