"Tenemos una economía que crece, que crea empleo, en la que los salarios aumentan y la gente tiene más poder adquisitivo", aseguró el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ejemplificando el buen desempeño del país a lo largo de este año.
La aspiración del gobierno del conservador Sebastián Piñera es que Chile, uno de los cinco países que más crecen en el mundo, pase a ser un país desarrollado antes de que termine la actual década.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico señaló en su último informe semestral de perspectivas que Chile será por tres años consecutivos el país con mayor crecimiento entre los 34 miembros de la OCDE, con un 5,2 % en 2012, un 4,6 % en 2013 y un 5,6 % en 2014.
La economía chilena ha crecido un 5,6 % en 2012, algo menos que el 6 % del año pasado, pero sigue mostrando resistencia a los efectos de la crisis y en 2013 podría expandirse hasta un 5 %, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Aunque el principal impulso este año proviene de la demanda interna, con un aumento cercano al 8 %, la inflación se mantiene controlada, en torno al 2,1 %, y el desempleo ronda el 6,5 %.
Los organismos internacionales han destacado la prudencia macroeconómica y las políticas aplicadas por el Gobierno chileno para evitar los desequilibrios ante un escenario volátil.
Pero aunque su política económica ofrece recursos que le sirven de protección, como el mantenimiento de la regla fiscal, las metas de inflación y la flexibilidad cambiaria, el país está expuesto a las fluctuaciones de los precios de las materias primas y al deterioro de las tendencias del mercado financiero internacional.
En una reciente entrevista con Efe, Piñera, reconoció que "2013 será un año muy difícil para Europa y para la economía mundial en general", pero insistió en que, pese a las turbulencias económicas del exterior, el país está creciendo.
La bonanza económica permitió impulsar una reforma tributaria que se traducirá en 1.000 millones de dólares adicionales para el sistema educativo y la creación de un fondo permanente de educación de 4.000 millones para sustentar estos gastos en los próximos años.
Sin embargo, la medida no contentó al movimiento estudiantil, que a mediados de año reanudó las protestas que en 2011 sacaron a la calle a millones de jóvenes que exigían educación pública y de calidad y que las universidades privadas dejaran de lucrarse con la educación.
Los estudiantes secundarios llamaron incluso a boicotear las elecciones municipales que se celebraron en octubre pasado, las primeras en la historia de Chile en las que el voto no era obligatorio.
Esos comicios registraron una abstención cercana al 60 % y dieron el triunfo a la oposición de izquierdas, que arrebató a la derecha alcaldías emblemáticas.
Los adversos resultados electorales generaron desánimo en las filas del oficialismo, especialmente entre los ministros de Obras Públicas, Laurence Golborne, y de Defensa, Andrés Allamand, ambos precandidatos para las presidenciales de 2013 y que, días después, abandonaron el Gobierno para hacer campaña.
Mientras tanto en la Concertación, la coalición de centro-izquierda que gobernó el país desde 1990 hasta 2010, cifran sus esperanzas en el retorno de Michelle Bachelet (2006-2010), hoy directora ejecutiva de ONU Mujeres.
2012 se cerró con la celebración en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya de los alegatos orales por la demanda presentada por Perú contra Chile en relación con la delimitación de la frontera marítima.
Tras dos semanas, en las que las partes expusieron sus argumentos, tanto Lima como Santiago se mostraron confiados en que el alto tribunal les dará la razón en un fallo que está previsto para mediados de 2013.
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