Siempre hemos sabido que ser el hijo mayor, el del medio o el menor no es lo mismo. Un estudio de la U. Alberto Hurtado plantea que el tamaño de la familia, el orden de nacimiento y el espaciamiento entre hermanos determina nuestro nivel de educación.
Esas diferencias tan llamativas que se producen entre hermanos no sólo se deben atribuir a la genética, tan de moda en los últimos años. Muchas de estas disparidades en sociabilidad, carácter o éxitos académicos y laborales es probable que se expliquen por el lugar que cada uno ocupa en su familia y también por el tamaño de ésta. Algo que para quienes conocen el tema puede ser un factor decisivo en la vida de cada cual.
Para tener una idea de la influencia de estas variables en nuestro país, en diciembre pasado, la U. Alberto Hurtado publicó un estudio sobre cómo influye la extensión de la familia y el orden de nacimiento de los hijos en los logros de cada uno de ellos. En los resultados se destacó que en Chile hay una relación negativa entre el tamaño de la familia y los logros de los individuos, esto, porque a mayor número de hijos, es probable que ellos cursen, en promedio, menos años de estudio.
Estos factores son los que pueden llegar a determinar el desarrollo intelectual de las personas, producto del progreso académico que puedan tener. Asimismo, investigaciones extranjeras afirman que el orden de nacimiento influye directamente en el nivel de inteligencia. De hecho, la revista Science publicó una encuesta a 250 mil noruegos, realizada por los científicos Petter Krinstensen y Tor Bjerkedal, donde se estableció que los primeros en nacer tenían un coeficiente intelectual 2,3 puntos mayor que el resto de sus hermanos.
La investigación chilena, en tanto, dirigida por la economista Claudia Sanhueza, se basó en la Encuesta de Protección Social 2002-2003 que se aplicó a 17 mil personas. En la ocasión, a los consultados se les hizo preguntas sobre su historia familiar e individual. De toda esta información se sacaron varias conclusiones.
Tamaño de la familia
Una preocupación típica de las parejas es cuántos hijos quieren tener, si les gustaría tener primero un hombre o una mujer e incluso, qué nombres les pondrán. Pero sin quererlo, esta simple planificación se puede transformar en algo decisivo para el futuro profesional de sus descendientes.
La opción de tener una familia numerosa en Chile, según la investigadora Claudia Sanhueza, tendría una relación negativa con los logros de los individuos. Esto, porque mientras más integrantes existen, ellos alcanzan a cursar menos años de estudio. Por ejemplo, en un hogar con dos hijos, el promedio llega a 12 años de educación, pero en una casa con seis estos años se reducen a 10. Para Claudia, esta característica no se da en países como Noruega ni Estados Unidos, principalmente porque son más desarrollados.
"En una familia numerosa, los niños tienen menores recursos y se las tienen que arreglar más solos. Disponen de menos diálogo con los padres. Muchas veces son tratados como bloque y no de forma individual. Un ejemplo de esto es cuando los padres dicen que los grandes van a salir con el papá, los del medio se van donde la tía y los chicos se quedan con la nana", cuenta Flora de la Barra, siquiatra infanto-juvenil de Clínica Las Condes.
Otro dato interesante es el que agregan los científicos al decir que los hijos que nacen más tarde tienen un peor acervo genético y esto empeora a medida que los padres envejecen. En el estudio, Sanhueza afirma que esta sería otra razón que influiría en el logro de los hijos a largo plazo.
Orden de nacimiento
Ser el hermano mayor, el menor o el del medio se transforma en la clave para saber cuán exitosos podremos llegar a ser. Según una encuesta que se hizo a 1.583 presidentes ejecutivos de diversas compañías en Estados Unidos, por la empresa Vistage, arrojó que el 43% de los directivos son primogénitos, mientras que el 33% corresponde a segundos hermanos y el 23%, a los últimos.
La investigación publicada por la U. Alberto Hurtado muestra que los hermanos mayores son los que, en promedio, logran mayor cantidad de años de estudio (11,27), seguidos por el segundo hermano que también alcanza este mismo nivel. Pero si el segundo es también hijo del medio o último, los años de estudio disminuyen en al menos cuatro meses.
En familias de dos o tres hermanos, este efecto negativo es creciente, siendo menos favorecidos los que nacen más tarde. Cuando son cuatro, el más favorecido es el que nace primero, aunque aparece un efecto negativo y significativo en el penúltimo.
Algo diferente pasa en familias de siete hermanos, donde sorprendentemente se ven más favorecidos los últimos en nacer. Similar a lo que sucede cuando hay ocho descendientes, en que aparece un efecto negativo para los del medio, pero éste se invierte para quienes llegan últimos.
En estos casos, los hermanos del medio son los que menos atención reciben de los padres, quienes como debutantes se preocupan de los primeros y al final dedican su tiempo a los menores. Es lo que también se conoce como síndrome del hermano del medio, los que sin intención, reciben menos cuidado de sus padres.
Distancia al nacer
Otro aspecto de la estructura familiar es el espaciamiento que hay entre un nacimiento y otro. Sicólogos dicen que esta característica es un factor clave en la competencia por recursos entre hermanos -afectivos, de tiempo y dinero-, la cual disminuye cuando los nacimientos son más distanciados.
Para los sicólogos, el tiempo que separa un nacimiento de otro es muy importante para el desarrollo y la confianza de los niños. Además, consideran que el tener la exclusividad paterna por algunos años también favorece el desarrollo futuro. "Si hay poca diferencia va a haber una mamá agobiada. Y esto se trasformará en menos tiempo de dedicación para cada uno de los hijos. Finalmente, esto se traduce en calidad y cantidad de tiempo que les dedicamos", agrega la siquiatra de Clínica Las Condes.
Problema del hijo único
El concepto de familia numerosa es cada vez menos frecuente en nuestro, país pero aún así, el tener muchos hijos sigue siendo tema para muchos. Si en los años 60 el promedio de hijos era cinco, hoy esta cifra se redujo a dos.
Del total de la muestra observada en el caso chileno, sólo el 1,3% corresponde a hijos únicos. Y si bien el nivel de educación alcanzada sigue siendo alto -11 años promedio-son las familias de dos hermanos las que logran tener más años de educación y se estima que tienen mayores logros. "Esto pasa porque no hay una característica llamada 'efecto profesor'. Se trata de que los hermanos mayores se ven favorecidos, pues aprenden enseñando a sus hermanos menores y, así, los más pequeños enfrentan de mejor forma las cosas", dice Sanhueza.
Sociólogos y sicólogos plantean que en términos generales, lo ideal es tener uno o dos hermanos. Esto, porque el ser hijo único puede contener cierto factor de riesgo en términos de socialización, por ejemplo, para aprender a compartir y que así le cueste menos integrarse con sus pares.
El caso especial de los gemelos y mellizos
En el caso de los alumbramientos múltiples, aunque correspondan al mínimo de dos, o sea, de ser gemelos o mellizos, también sufren algunas desventajas. Esto, porque al no tener la exclusividad de la atención paterna y materna, deben compartir los recursos emocionales, como de tiempo y dinero, durante su crianza.
Lo anterior, en el largo plazo, también puede afectar sus logros académicos y laborales, por lo que la idealización que se hace de los nacimientos múltiples se ve afectada por las desventajas de la vida real.
En el estudio que la UAH realizó en Chile, en tanto, los encuestados tienen una edad promedio de 33 años, con 10,3 años de estudios. Y mientras sus madres tienen 6,3 años de escolaridad, sus padres alcanzan los 6,9 años.
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