El drenaje del capital humano
Nelly Luna Amancio
GDA/El Comercio/Perú
El movimiento migratorio encierra una de las más grandes paradojas del Perú. La economía crece sostenidamente desde el 2001, pero, desde ese mismo año, el número de personas que abandonan el país buscando mejores oportunidades se ha incrementado. Pero, hay un hecho que preocupa a los analistas (aunque no haya cifras precisas): los que han estado saliendo del país durante los seis años tienen mayormente estudios superiores. “Estamos exportando personal altamente calificado, clase media profesional y trabajadores manuales. El mismo fenómeno se repite en el resto de países andinos”, dice Teófilo Altamirano, antropólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) que viene analizando hace varios años este proceso migratorio.
El último estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) junto a la Organización Internacional de Migraciones (OIM) revela que entre 1990 y el 2007 se marcharon del país casi dos millones de personas, más de la mitad durante los últimos cuatro años. El 50% de ese total –según Altamirano– estaría en condición de ilegal. Poco más del 30% vive en Estados Unidos y el resto en España, Italia, Japón, Argentina, Chile y Bolivia. Según la OIM, las razones más importantes por las que los peruanos abandonan el país son “la falta de empleo decente y porque siguen a otro familiar que vive afuera”.
La población de trabajadores que se van está bordeando el 23%, un 28% son estudiantes, 10% son intelectuales, científicos o profesionales, y un 20% profesionales técnicos de mando intermedio, que son altamente requeridos. Altamirano llama a este proceso el drenaje del capital humano. ¿Qué motiva esta migración en el país más estable de la región?. El estudioso ensaya una explicación: “el desarrollo se está concentrando solo en algunos sectores sociales, la gente que se va pertenece a los sectores menos favorecidos del crecimiento económico, la clase media egresada de universidades pero que no logra insertarse en el mercado laboral”.
Este flujo migratorio lo constituyen principalmente estudiantes y profesionales, sin embargo, “muchos al salir del país son contratados para trabajos sin calificación”. Las mujeres trabajan como empleadas domésticas y los varones en puestos de manufactura y construcción.
En el Perú uno de los factores que impulsó la salida incipiente de peruanos fue el conflicto armado. Esta violencia política que sacudió al país, entre 1980 y 1993, provocó cerca de 70 mil muertos, según el informe final de la Comisión de la Verdad y reconciliación (CVR) y originó desplazamiento interno de alrededor de 600 mil personas, según los estimados del Programa de Apoyo al Repoblamiento. Estas variables en su conjunto, sumadas –como apunta el investigador de la PUCP – a un crecimiento desigual explicaría el aceleramiento del proceso de emigración: en 1980 había 500 mil peruanos fuera del país, en 1990 alcanzaban el millón y hacia el año 2000, dos millones.
Las remesas y la economía
Los que se van mantienen más que un estrecho lazo de comunicación con los que se quedan. Un 40% de ellos envía periódicamente dinero a sus familiares del Perú. Hace tan solo un par de años el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimaba que las remesas oficiales (las que son enviadas a través de los bancos) en el Perú representaban unos US$ 1.472 millones, mientras que las que llegaban por medios informales (con la ayuda de amigos, familiares o conocidos que viajan al Perú) alcanzaban otros US$ 1.023 millones. Sin embargo, el año pasado la cifra –según el Banco Central de Reserva del Perú (BCR)– superó los US$ 1.994 millones, cantidad que representa casi el 2% del Producto Interno Bruto (PIB).
“Las remesas del exterior se han triplicado en los últimos años (...). En concordancia con el fenómeno de migración, las remesas pasaron de 599 millones de dólares en 1995 a 1.440 millones de dólares en el 2005", informó el BCR. No obstante, estos cálculos difieren de los del BID, organismo que considera que el 41% de las remesas se envía por canales informales. Para el BCR peruano este porcentaje fluctúa apenas entre el 8% y 15%.
Migración y pobreza
Paralelamente a este éxodo, que amenaza con llevarse a los mejores profesionales o técnicos calificados, hay una migración interna provocada por la sequía y la pobreza extrema de la sierra. La ausencia de lluvias en las regiones más pobres ha impulsado el desplazamiento de algunas poblaciones hacia la costa y selva.
Diez de las 12 regiones con mayores niveles de pobreza se encuentran en la sierra. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei) señalan que en esta zona los índices de desnutrición, mortalidad infantil, analfabetismo y esperanza de vida son críticos: los niños menores de cinco años reciben solo un tercio del nivel calórico y proteico necesario para un desarrollo físico adecuado. Estas condiciones arrastran a los campesinos de Cusco, Ayacucho y Puno hacia la Amazonía, a donde llegan para quemar los bosques y convertirlos en tierras agrícolas. El Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) considera que esta migración habría fomentado la deforestación de 10 millones de hectáreas.
Las cifras exactas de esta movilización recién se conocerán con el último censo nacional. Sin embargo, hay otros desplazamientos que la última Encuesta Nacional Continua (2006) sí alerta: la migración de los campesinos más pobres hacia las ciudades que se han ido consolidando con el crecimiento económico del país. Un 16% de la población de Moquegua emigró hacia la ciudad de Arequipa, donde se está reactivando una importante industria local. Algo similar ocurre con los habitantes de Cajamarca, que en un 10% emigraron hacia las ciudades de Trujillo y Chiclayo. La capital crece menos, las ciudades del interior captan ahora la atención.
“Hay un proceso de urbanización acelerada en la costa y una descapitalización del campo. Se estima ahora que el 25% es rural, en los años 60 era el 50%. La sierra se está quedando despoblada, solo con ancianos y mujeres con niños”, insiste Altamirano.
Las causas de estos movimientos migratorios internos y de quienes salen del país ansiando mejorar su calidad de vida, son similares a la de las masivas migraciones que transformaron durante la década del 60 el rostro de las ciudades a través de un proceso que el lúcido antropólogo José Matos Mar calificó como “desborde popular”. Aquella vez, también la pobreza y la deficiente educación rural expulsó a los campesinos hacia los centros urbanos. Ese desplazamiento, del campo a la ciudad, ha constituido –como bien apunta Matos Mar– el proceso social más importante del siglo XX. Ahora, como antes, la falta de oportunidades traducida en un crecimiento económico desigual está expulsando a los peruanos fuera del país.
Articulo original
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.