Tomado de La Nación, Buenos Aires - Argentina
A partir de su victoria en las elecciones presidenciales de Bolivia, ¿hacia dónde se encaminará Evo Morales? ¿Hacia la izquierda, ratificando las promesas socialistas de su campaña? ¿ O hacia el centro, es decir, moderándolas? ¿Será un nuevo Chávez o, a la inversa, un nuevo Lula?
Una cosa es la campaña y otra, el gobierno. Evo Morales no permite comparaciones con el mexicano Fox, que termina su mandato, ni con el colombiano Uribe, que busca la reelección, porque ninguno de éstos llegó a la presidencia desde la izquierda. Tampoco es comparable Morales con la segunda vuelta que deberán dirimir Bachelet y Piñera, porque los dos candidatos chilenos se mantienen en el espacio del centro (en la centroizquierda, aquélla; en la centroderecha, éste). El uruguayo Tabaré Vázquez permite en cambio una comparación porque parece encaminarse, como Lula, desde una campaña de izquierda hacia un gobierno de centro.
¿Será Tabaré, como Lula, el destino de Morales? ¿O será, nomás, Chávez? En el caso de Chávez hay que tener en cuenta, además, que el presidente venezolano acaba de perder la condición democrática desde el momento que en las elecciones legislativas recientes el 75 por ciento de sus conciudadanos decidió no votar por falta de garantías. Siendo el Mercosur una asociación económica de democracias latinoamericanas en virtud del tratado que lo constituye, la propuesta de incluir en él a Venezuela es ahora ilegal. La misma objeción podría recibir Morales en el caso de que su eventual giro "chavista" incluyera el eclipse de las garantías democráticas.
Digamos desde ahora que una política económica es de izquierda si mira al socialismo y es de derecha si mira al capitalismo, en tanto es de centroizquierda si resulta moderadamente socialista (socialdemócrata) y es de centroderecha si resulta moderadamente capitalista. El centro equivale, en ambas hipótesis, a la moderación.
Esta geografía de la economía democrática, clara en los países desarrollados, en Chile y cada vez más en Brasil, Uruguay, Colombia y la mayoría de los países de América Central y del Caribe, no lo es, sin embargo, en gobiernos como los de Venezuela y, ahora, Bolivia, y en las campañas para elegir presidente en el Perú (candidatura de Ollanta Humala), Ecuador (candidatura de Roldós), México (candidatura de López Obrador) y Nicaragua (candidatura del sandinista Lewites) porque en estos países interviene al margen del capitalismo y del socialismo moderados una tercera variante incompatible con el desarrollo económico y la democracia: el populismo. La atracción del populismo es poderosa, también, en la Argentina.
El populismo para Krauze
Con el título de Decálogo del populismo, el escritor mexicano Enrique Krauze ofreció el martes último en LA NACION un análisis que permite distinguir claramente el populismo de la centroderecha y de la centroizquierda, es decir, del capitalismo y el socialismo moderados.
El "decálogo" krauzista del populismo podría reducirse a dos "mandamientos" principales. En lo político, la exaltación de un caudillo a quien sus partidarios consideran providencial. El rasgo político central del populismo es por ello, para Krauze, el personalismo. En lo económico, el populismo se caracteriza por prometer metas irrealizables. Si bien exalta emocionalmente las esperanzas populares, el populismo fracasa invariablemente en el largo plazo económico, por falta de realismo.
Esto no ha sucedido con el capitalismo y el socialismo moderados. El desarrollo económico de las democracias europeas, para tomar un ejemplo, ha sido posible gracias a la alternancia en el poder de partidos de centroderecha y de centroizquierda. Aquellos enfatizan la inversión. Estos, la distribución. Si alguna de estas dos tendencias hubiera prevalecido sin alternancias, los países europeos habrían sucumbido por la excesiva concentración capitalista de la riqueza o por la anemia de las inversiones que sigue a su distribución excesiva.
¿Qué hicieron entonces las democracias europeas durante sesenta años, desde la posguerra? Alternando etapas de inversión con etapas de distribución, etapas más bien capitalistas y etapas más bien socialistas, lograron en el largo plazo sistemas económicos equilibrados, sustentables, que las llevaron al desarrollo económico del que hoy disfrutan.
Krauze atribuye la creación del populismo latinoamericano a la pareja que formaron en la Argentina Juan Domingo y Eva Perón, determinando también desde hace sesenta años el estancamiento económico de nuestra región. El populismo ha sido la diferencia principal entre América latina y Europa, una diferencia que generó el contraste entre el subdesarrollo y el desarrollo.
La parte más notable del artículo que estamos comentando es que, al analizar ese fenómeno aparentemente "nuevo" que sería el populismo latinoamericano, Krauze descubre que, en definitiva, no lo es. Apela, para probarlo, a la descripción de la demagogia que ofreció Aristóteles en su libro La política, hace dos mil cuatrocientos años. ¿Cómo llamaríamos al gobernante que excita el entusiasmo popular mediante promesas irrealizables gracias a los cuales el pueblo le concede la suma del poder para descubrir después, cuando las promesas del gobernante demuestran haber sido vanas, que ya es tarde porque, en el camino, el pueblo ha perdido la democracia? Nosotros lo llamaríamos "populista". Aristóteles, "demagogo". A veinticuatro siglos de distancia, después de todo, con el populismo los latinoamericanos no hemos descubierto nada.
Kirchner por dos
¿Cómo encaja el gobierno de Kirchner en estos esquemas? Desde el punto de vista político, marcha hacia la suma del poder propia del populismo. Dentro del populismo político latinoamericano, quizá su rasgo distintivo sea la agresión verbal contra los pocos que se animan a disentir de él. Kirchner no se dedica a refutar sus argumentos. Le basta con descalificar a sus personas. Al calificar injustamente al prestigioso periodista Adrián Ventura de "lobbista" por haber criticado su proyecto de controlar al Consejo de la Magistratura, la senadora Kirchner se ha sumado al estilo agresivo del Presidente.
Que el gobierno de Kirchner sea populista también en lo económico está aún por verse. Tiene rasgos populistas como la intervención cada vez más amplia del Estado en la economía, pero la defensa a rajatabla del superávit fiscal se acerca, en cambio, a la ortodoxia económica, aunque habrá que ver aquí si ese superávit, necesario ahora más que nunca porque las reservas disminuirán peligrosamente por el pago anticipado al Fondo Monetario Internacional, se logra mediante la contención del gasto público que subió sustancialmente durante la campaña electoral o mediante una nueva vuelta de tuerca impositiva contra los contribuyentes, con lo cual se acentuarían aún más la invasión estatal de la economía y el desaliento de las inversiones.
Hay dos Kirchner, pues, en más de un sentido. De un lado, un Kirchner políticamente populista por personalista y, del otro, un Kirchner económicamente ambivalente gracias al superávit. Pero también hay dos Kirchner, uno masculino y el otro femenino, en la huella de Perón.
Por Mariano Grondona
sábado, enero 07, 2006
viernes, enero 06, 2006
Humala, Chile y Venezuela
por Mirko Lauer
Al internacionalizar su candidatura a partir de Caracas, el político peruano Ollanta Humala ha tomado una decisión clave en su campaña que lo coloca bajo el paraguas de triunfos electorales contestatarios que recorre América Latina. Si bien los votos siempre deben ser obtenidos dentro del propio país, hay una vibración popular en el continente que está cruzando fronteras.
Siempre ha habido argumentos para una teoría del dominó latinoamericano. Según ésta, desde la crisis de 1929 nuestras sociedades, diversas pero con elementos similares y parecidos lazos con el capital, se han movido juntas en la misma dirección: ciclos de auge de capas medias, ciclos de golpes militares, ciclos de retorno a la democracia, ciclos neoliberales.
Esto no hace inevitable la presidencia del comandante retirado Humala. Perú fue la excepción de derecha en la izquierdización latinoamericana de los años 30, como lo fue frente a la ola republicana de inicios del siglo XIX. Pero la decisión sí ubica a Humala en un contexto a la vez más complejo y explicable que la simple teoría del outsider. Asimismo, relativiza su necesidad de llegar a la presidencia para pesar en la política local.
Aunque en lo específico Humala tiene una popularidad de caudillo de nuevo tipo, carece de la trayectoria, la organización, los cuadros y las masas que llevaron al poder a figuras como Lula da Silva, Evo Morales, Néstor Kirchner, Tabaré Vásquez o Ricardo Lagos. Carencias que no hacen una diferencia adjetiva, sino sustantiva.
La mayoría de los escenarios de cambio del personal político en América Latina viene dándose bajo la forma de confrontaciones limitadas a lo electoral. Son notorias excepciones Ecuador y Venezuela, donde el golpe de masas o de militares siempre anda a la vuelta de la esquina. En esto, Humala tiene para escoger, pues su discurso tiene de las dos cosas y ellas coexisten en una complicada tensión electoral. Hay el demócrata electoral que aspira a representar fuerzas nuevas, aunque dentro de marcos establecidos. Pero también hay el caudillo que anuncia su decisión de patear tableros centrales de la institucionalidad.
Junto a la buena relación con Hugo Chávez y Evo Morales está la reacción de los candidatos presidenciales chilenos. Ambos han dicho a sus electorados que ya tomaron nota de lo que representaría un triunfo de Humala para el futuro de las relaciones bilaterales. Esto tiene más importancia diplomática que las palmaditas de Chávez en la espalda de Humala.
La actitud desafiante de un candidato ante Chile probablemente no resta votos populares en el Perú, aunque tampoco los añade como en Bolivia. Pero a diferencia de lo que sucede en Bolivia, aquí la idea de que Humala llegará con un conflicto bilateral no le va a facilitar el camino y es una más de las explicaciones que va a tener que dar por el camino.
En otras palabras, Humala ya se ha hecho de un equipo económico cuyo objetivo es asegurarle al electorado la viabilidad administrativa de su eventual gobierno, pero ahora que comienzan sus giras empieza a necesitar algo parecido a un canciller que module su exposición a la política exterior peruana.
En la medida en que un triunfo de Humala terminaría de cerrar la parte de la medialuna andina que va de Ecuador a Bolivia, los think tanks de Washington han parado intensamente la oreja. En su diagnóstico estándar, lo que hace más explosivo al radicalismo izquierdizante en la subregión son los clásicos problemas de gobernabilidad.
La posibilidad de que eventuales crisis sociales se traduzcan en un bonapartismo que caliente varias fronteras del continente lationamericano está siendo considerada por los think tanks como posible corolario de un fin del ciclo radical. En esto Perú sigue ocupando el espacio clave que ha venido teniendo desde muy antes de Simón Bolívar.
Frente a este escenario, la reacción de la Cancillería peruana por el respaldo de Chávez a Humala es un maullido fuera de lugar que nos descoloca en el cada vez más delicado juego andino. A los países siempre les irá mejor si retoman el diálogo de Estado a Estado y no ceden a las tentaciones de la diplomacia presidencial, que es el naipe de Caracas.
Al internacionalizar su candidatura a partir de Caracas, el político peruano Ollanta Humala ha tomado una decisión clave en su campaña que lo coloca bajo el paraguas de triunfos electorales contestatarios que recorre América Latina. Si bien los votos siempre deben ser obtenidos dentro del propio país, hay una vibración popular en el continente que está cruzando fronteras.
Siempre ha habido argumentos para una teoría del dominó latinoamericano. Según ésta, desde la crisis de 1929 nuestras sociedades, diversas pero con elementos similares y parecidos lazos con el capital, se han movido juntas en la misma dirección: ciclos de auge de capas medias, ciclos de golpes militares, ciclos de retorno a la democracia, ciclos neoliberales.
Esto no hace inevitable la presidencia del comandante retirado Humala. Perú fue la excepción de derecha en la izquierdización latinoamericana de los años 30, como lo fue frente a la ola republicana de inicios del siglo XIX. Pero la decisión sí ubica a Humala en un contexto a la vez más complejo y explicable que la simple teoría del outsider. Asimismo, relativiza su necesidad de llegar a la presidencia para pesar en la política local.
Aunque en lo específico Humala tiene una popularidad de caudillo de nuevo tipo, carece de la trayectoria, la organización, los cuadros y las masas que llevaron al poder a figuras como Lula da Silva, Evo Morales, Néstor Kirchner, Tabaré Vásquez o Ricardo Lagos. Carencias que no hacen una diferencia adjetiva, sino sustantiva.
La mayoría de los escenarios de cambio del personal político en América Latina viene dándose bajo la forma de confrontaciones limitadas a lo electoral. Son notorias excepciones Ecuador y Venezuela, donde el golpe de masas o de militares siempre anda a la vuelta de la esquina. En esto, Humala tiene para escoger, pues su discurso tiene de las dos cosas y ellas coexisten en una complicada tensión electoral. Hay el demócrata electoral que aspira a representar fuerzas nuevas, aunque dentro de marcos establecidos. Pero también hay el caudillo que anuncia su decisión de patear tableros centrales de la institucionalidad.
Junto a la buena relación con Hugo Chávez y Evo Morales está la reacción de los candidatos presidenciales chilenos. Ambos han dicho a sus electorados que ya tomaron nota de lo que representaría un triunfo de Humala para el futuro de las relaciones bilaterales. Esto tiene más importancia diplomática que las palmaditas de Chávez en la espalda de Humala.
La actitud desafiante de un candidato ante Chile probablemente no resta votos populares en el Perú, aunque tampoco los añade como en Bolivia. Pero a diferencia de lo que sucede en Bolivia, aquí la idea de que Humala llegará con un conflicto bilateral no le va a facilitar el camino y es una más de las explicaciones que va a tener que dar por el camino.
En otras palabras, Humala ya se ha hecho de un equipo económico cuyo objetivo es asegurarle al electorado la viabilidad administrativa de su eventual gobierno, pero ahora que comienzan sus giras empieza a necesitar algo parecido a un canciller que module su exposición a la política exterior peruana.
En la medida en que un triunfo de Humala terminaría de cerrar la parte de la medialuna andina que va de Ecuador a Bolivia, los think tanks de Washington han parado intensamente la oreja. En su diagnóstico estándar, lo que hace más explosivo al radicalismo izquierdizante en la subregión son los clásicos problemas de gobernabilidad.
La posibilidad de que eventuales crisis sociales se traduzcan en un bonapartismo que caliente varias fronteras del continente lationamericano está siendo considerada por los think tanks como posible corolario de un fin del ciclo radical. En esto Perú sigue ocupando el espacio clave que ha venido teniendo desde muy antes de Simón Bolívar.
Frente a este escenario, la reacción de la Cancillería peruana por el respaldo de Chávez a Humala es un maullido fuera de lugar que nos descoloca en el cada vez más delicado juego andino. A los países siempre les irá mejor si retoman el diálogo de Estado a Estado y no ceden a las tentaciones de la diplomacia presidencial, que es el naipe de Caracas.
miércoles, enero 04, 2006
Mira cómo progresa Chile
Tomado de Terra Colombia
Enero 03 de 2006
He recorrido Chile en las últimas semanas, hacia el sur de la costa y valle central –casi 1.200 kilómetros hasta Chiloé–, y comprobé que por donde uno vaya o quiera desviarse, la impresión es la misma: todo funciona, hay orden, limpieza, buena voluntad, imperio de la ley.
Este es un período usualmente difícil en Chile para ser turista en su propia tierra: llega el verano y una importante mayoría de los 15 millones de habitantes se declara en vacaciones hasta marzo, cuando se renueva la actividad escolar. Además, las elecciones presidenciales tienen a todos puestos de cabeza, por cuanto en marzo también se renovará el gobierno. Y no es fácil suceder a un prestigioso Ricardo Lagos.
El sistema del Chile de hoy está claro: el crecimiento entra por la vista, la infraestructura vial es impresionante y los niveles de consumo experimentan cambios favorables. Una moderna red de trenes subterráneos se está implementando en Santiago y ya llega a los barrios más alejados, tratando de alguna manera de acabar con la odiosa y legendaria separación que usa la antigua Plaza Baquedano para ubicar a “los de arriba y los de abajo”.
La cultura se desparrama por todos los rincones. Mucho teatro, cine chileno, conciertos, música popular, ferias, museos y una remozada histórica Biblioteca Nacional que visité entusiasmado.
Tengo la buena impresión de que estoy escribiendo sobre un país con normas y principios que se respetan y se cumplen. Los Carabineros hacen su papel policial sin interferencias de coimas. Los jueces son independientes y el gobierno nacional se desenvuelve apoyado en una mayoría legislativa, que acaba de confirmar en elecciones libres. En democracia, la oposición política debe fiscalizar y en buena hora que lo haga.
Esta “loca geografía” llamada Chile, larga y angosta entre cordillera y mar, ha cambiado favorablemente en su gente. Respeto a la autoridad y de esta al pueblo; alta efectividad laboral; eficiencia en oficinas de servicio público. Un país que se ha insertado, como pocos, en todo el mundo, con tratados comerciales puestos en práctica con los grandes centros del comercio internacional.
El cobre es siempre su viga maestra y su precio los ha favorecido para el bien público: puertos, aeropuertos, carreteras, calles y transporte lo demuestran.
Su otra mercancía, el vino, ni se diga. Han surgido decenas de viñas nuevas en franca competencia con las tradicionales. Más de cien marcas se encuentran en supermercados y bodegas de todo Chile. Y quienes desean interiorizarse, aunque sea por curiosidad, tienen ahora un tren turístico que recorre la llamada Ruta del Vino, en el valle de Colchagua (Sexta Región), a casi dos horas de Santiago. Allí, “culebreando”, van apareciendo hermosos viñedos, como Ravanal, en cuyas bodegas, cubas y toneles maduran robustos vinos tintos y aromáticos blancos en sus diversos sabores.
Chile se ha modernizado porque su gente así lo ha querido, después de soportar privaciones y sufrimientos. El gasto social se ha triplicado en los últimos 15 años, el mismo tiempo en que los chilenos se han movido por el mundo para obtener y mantener lo que algunos llaman “la reactivación”.
Hay reformas pendientes, por cierto. Unas son de tipo político-electoral que permitan una representación equitativa de las mayorías y minorías, atadas aún por un sistema engendrado en la dictadura. Otras son de carácter social, como la redistribución del ingreso, reformas que están siendo ofrecidas con diferente óptica por la doctora socialista Michelle Bachelet y el multiempresario derechista Sebastián Piñera. Si ella gana el 15 de enero, no será porque la gente esté descontenta con el gobierno anterior, como sugiere un opinólogo, sino para mantener la buena gestión de Lagos.
Como fuese, se ve bien Chile, aunque sus habitantes crean aquello de que por ser los nuevos ricos, se las saben todas.
* Periodista y escritor chileno, radicado en Miami.
mmontaldo@sipiapa.org
Enero 03 de 2006
He recorrido Chile en las últimas semanas, hacia el sur de la costa y valle central –casi 1.200 kilómetros hasta Chiloé–, y comprobé que por donde uno vaya o quiera desviarse, la impresión es la misma: todo funciona, hay orden, limpieza, buena voluntad, imperio de la ley.
Este es un período usualmente difícil en Chile para ser turista en su propia tierra: llega el verano y una importante mayoría de los 15 millones de habitantes se declara en vacaciones hasta marzo, cuando se renueva la actividad escolar. Además, las elecciones presidenciales tienen a todos puestos de cabeza, por cuanto en marzo también se renovará el gobierno. Y no es fácil suceder a un prestigioso Ricardo Lagos.
El sistema del Chile de hoy está claro: el crecimiento entra por la vista, la infraestructura vial es impresionante y los niveles de consumo experimentan cambios favorables. Una moderna red de trenes subterráneos se está implementando en Santiago y ya llega a los barrios más alejados, tratando de alguna manera de acabar con la odiosa y legendaria separación que usa la antigua Plaza Baquedano para ubicar a “los de arriba y los de abajo”.
La cultura se desparrama por todos los rincones. Mucho teatro, cine chileno, conciertos, música popular, ferias, museos y una remozada histórica Biblioteca Nacional que visité entusiasmado.
Tengo la buena impresión de que estoy escribiendo sobre un país con normas y principios que se respetan y se cumplen. Los Carabineros hacen su papel policial sin interferencias de coimas. Los jueces son independientes y el gobierno nacional se desenvuelve apoyado en una mayoría legislativa, que acaba de confirmar en elecciones libres. En democracia, la oposición política debe fiscalizar y en buena hora que lo haga.
Esta “loca geografía” llamada Chile, larga y angosta entre cordillera y mar, ha cambiado favorablemente en su gente. Respeto a la autoridad y de esta al pueblo; alta efectividad laboral; eficiencia en oficinas de servicio público. Un país que se ha insertado, como pocos, en todo el mundo, con tratados comerciales puestos en práctica con los grandes centros del comercio internacional.
El cobre es siempre su viga maestra y su precio los ha favorecido para el bien público: puertos, aeropuertos, carreteras, calles y transporte lo demuestran.
Su otra mercancía, el vino, ni se diga. Han surgido decenas de viñas nuevas en franca competencia con las tradicionales. Más de cien marcas se encuentran en supermercados y bodegas de todo Chile. Y quienes desean interiorizarse, aunque sea por curiosidad, tienen ahora un tren turístico que recorre la llamada Ruta del Vino, en el valle de Colchagua (Sexta Región), a casi dos horas de Santiago. Allí, “culebreando”, van apareciendo hermosos viñedos, como Ravanal, en cuyas bodegas, cubas y toneles maduran robustos vinos tintos y aromáticos blancos en sus diversos sabores.
Chile se ha modernizado porque su gente así lo ha querido, después de soportar privaciones y sufrimientos. El gasto social se ha triplicado en los últimos 15 años, el mismo tiempo en que los chilenos se han movido por el mundo para obtener y mantener lo que algunos llaman “la reactivación”.
Hay reformas pendientes, por cierto. Unas son de tipo político-electoral que permitan una representación equitativa de las mayorías y minorías, atadas aún por un sistema engendrado en la dictadura. Otras son de carácter social, como la redistribución del ingreso, reformas que están siendo ofrecidas con diferente óptica por la doctora socialista Michelle Bachelet y el multiempresario derechista Sebastián Piñera. Si ella gana el 15 de enero, no será porque la gente esté descontenta con el gobierno anterior, como sugiere un opinólogo, sino para mantener la buena gestión de Lagos.
Como fuese, se ve bien Chile, aunque sus habitantes crean aquello de que por ser los nuevos ricos, se las saben todas.
* Periodista y escritor chileno, radicado en Miami.
mmontaldo@sipiapa.org
Informe Heritage: Chile es la única economía libre de América Latina
''Chile es la única economía libre de América Latina y el Caribe y es la estrella económica de la región, que constituye un emblema que muestra cómo se puede obtener prosperidad a través de la libertad económica'', sentencia el informe de economías libres que realiza anualmente la Fundación Heritage.
En particular, el que se se realiza a 157 países con datos del año 2004 -contempla 10 variables: política comercial, carga impositiva, intervención gubernamental, política monetaria, inversión extranjera, actividad bancaria, salarios y precios, derechos de propiedad, regulaciones y mercado informal-, afirma de Chile que ''el gobierno ha promovido activamente la celebración de acuerdos de libre comercio y ha liberalizado los mercados de capital. No obstante, debe protegerse de las presiones políticas para revertir las políticas de libre mercado. Aunque Chile experimentó sólo una pequeña disminución de libertad económica mientras otros países mejoraban, fue suficiente para que cayera a la posición nº 14 de la calificación general (11 en la anterior medición)''.
En cuanto a política comercial (Puntaje: 1,5–Estable, nivel bajo de proteccionismo), el informe de Heritage detalla que ''Según el Banco Mundial, la tasa arancelaria promedio ponderada de Chile fue del 3,7 por ciento en 2004, cifra superior al 2,9 por ciento informado para 2003 en el Índice 2005. El Departamento de Comercio de EE.UU. informa que
“En general, Chile tiene pocas barreras para la importación”. Sin embargo, existen algunas restricciones para los productos agrícolas y los alimentos procesados. Sobre la base de la revisión de la metodología del factor comercial, el puntaje de la política comercial de Chile no registra cambios este'', agrega.
Sobre la carga impositiva del gobierno, se establece para nuestro país una valoración de 2,3–Mejor, aríz de un costo gubernamental bajo. ''Según Deloitte, la tasa impositiva máxima sobre los ingresos de Chile es del 40 por ciento. La tasa impositiva máxima sobre los ingresos corporativos es del 17 por ciento. Según la Unidad de Inteligencia de “El Economista (EIU), el gasto gubernamental como porcentaje del PBI disminuyó 2,1 puntos porcentuales y alcanzó el 20,4 por ciento en 2004, en comparación con una disminución de 0,4 puntos porcentuales registrado en 2003. En términos netos, el puntaje de la carga impositiva de gobierno de Chile es 0,3 puntos mejor este año'', detalla el estudio.
Respecto de la intervención del gobierno en la economía, ''los datos del Banco Central indican que el Gobierno consumió el 10,6 por ciento del PBI en 2004. Según el Government Financial Statistics (CD–ROM), del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2003 Chile recibió el 6,95 por ciento del total de sus ingresos de las empresas estatales y de las propiedades del Gobierno, cifra superior al 3,48 por ciento informado en el Índice 2005. En consecuencia, el puntaje de la intervención gubernamental de Chile es 0,5 puntos peor este año'', concluye Heritage.
En particular, el que se se realiza a 157 países con datos del año 2004 -contempla 10 variables: política comercial, carga impositiva, intervención gubernamental, política monetaria, inversión extranjera, actividad bancaria, salarios y precios, derechos de propiedad, regulaciones y mercado informal-, afirma de Chile que ''el gobierno ha promovido activamente la celebración de acuerdos de libre comercio y ha liberalizado los mercados de capital. No obstante, debe protegerse de las presiones políticas para revertir las políticas de libre mercado. Aunque Chile experimentó sólo una pequeña disminución de libertad económica mientras otros países mejoraban, fue suficiente para que cayera a la posición nº 14 de la calificación general (11 en la anterior medición)''.
En cuanto a política comercial (Puntaje: 1,5–Estable, nivel bajo de proteccionismo), el informe de Heritage detalla que ''Según el Banco Mundial, la tasa arancelaria promedio ponderada de Chile fue del 3,7 por ciento en 2004, cifra superior al 2,9 por ciento informado para 2003 en el Índice 2005. El Departamento de Comercio de EE.UU. informa que
“En general, Chile tiene pocas barreras para la importación”. Sin embargo, existen algunas restricciones para los productos agrícolas y los alimentos procesados. Sobre la base de la revisión de la metodología del factor comercial, el puntaje de la política comercial de Chile no registra cambios este'', agrega.
Sobre la carga impositiva del gobierno, se establece para nuestro país una valoración de 2,3–Mejor, aríz de un costo gubernamental bajo. ''Según Deloitte, la tasa impositiva máxima sobre los ingresos de Chile es del 40 por ciento. La tasa impositiva máxima sobre los ingresos corporativos es del 17 por ciento. Según la Unidad de Inteligencia de “El Economista (EIU), el gasto gubernamental como porcentaje del PBI disminuyó 2,1 puntos porcentuales y alcanzó el 20,4 por ciento en 2004, en comparación con una disminución de 0,4 puntos porcentuales registrado en 2003. En términos netos, el puntaje de la carga impositiva de gobierno de Chile es 0,3 puntos mejor este año'', detalla el estudio.
Respecto de la intervención del gobierno en la economía, ''los datos del Banco Central indican que el Gobierno consumió el 10,6 por ciento del PBI en 2004. Según el Government Financial Statistics (CD–ROM), del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2003 Chile recibió el 6,95 por ciento del total de sus ingresos de las empresas estatales y de las propiedades del Gobierno, cifra superior al 3,48 por ciento informado en el Índice 2005. En consecuencia, el puntaje de la intervención gubernamental de Chile es 0,5 puntos peor este año'', concluye Heritage.
Chile es uno de los tres países con mayor responsabilidad empresarial
El informe elaborado por Accountability, junto con la Fundación chilena Prohumana, concluyó, entre otras cosas, que la práctica responsable de negocios es un factor decisivo para las economías en vías de desarrollo.
Un estudio internacional difundido este miércoles situó a Chile como una de las tres economías emergentes a nivel mundial con mayor responsabilidad social empresarial (RSE), por detrás de Sudáfrica y Corea del Sur.
El informe fue elaborado durante dos años por la organización británica Accountability en 80 naciones y presentado en Chile por la Fundación ProHumana, que fue la contraparte de la investigación en el país.
Según el estudio, el acceso a países desarrollados para los países emergentes está cada vez más vinculado al cumplimiento de estándares laborales y ambientales, ya que las industrias y las naciones están mejorando su funcionamiento social y ambiental para competir en mercados desarrollados.
El estudio estableció que Sudáfrica, Corea, Chile, Malasia, Tailandia, Filipinas e India son las economías emergentes más responsables, a partir de las mediciones del Índice Corporativo Nacional de la Responsabilidad (NCRI), que examina factores como corrupción, la gerencia ambiental y el estado del gobierno corporativo.
"La responsabilidad social en los negocios beneficia a las economías emergentes y las corporaciones globales; ya que a mayor desarrollo de responsabilidad social, mayor competitividad", señala el informe.
Respecto a estos puntos, la presidenta de ProHumana, Soledad Teixidó, señaló que “Chile queda en una buena posición en el Index como economía emergente, gracias a que la promoción de la RSE que diversas organizaciones hemos venido realizando desde la década pasada, están rindiendo sus frutos y cobrando sentido de manera creciente entre los líderes empresariales chilenos, tanto por el aporte que genera a la sociedad como a la competitividad de sus negocios a nivel internacional”.
Además, Teixidó destacó las conclusiones del informe que son categóricas al afirmar que “el incremento en la competitividad de un país no es sostenible a menos que se base en prácticas de negocio responsables, es decir, que el crecimiento constante de la competitividad dependerá de una mayor responsabilidad de la sociedad en su conjunto”.
El informe aborda el tema de la globalización, y señala que la competitividad responsable es la condición previa para una globalización viable que alinee la liberalización del mercado y la extensión de las oportunidades de negocio con reducción de la pobreza y la desigualdad, y una seguridad ambiental.
El estudio incluye un Índice de la competitividad responsable (Index),el cual es una investigación sobre la relación entre la responsabilidad social corporativa y la competitividad, que revela que países están alcanzando el desarrollo económico sostenible basado en prácticas de negocio responsables. Además, predice que los gobiernos y empresas de todo el mundo incluirán cada vez más la RSE en sus estrategias para desarrollar y mantener su competitividad.
Casos chilenos
La investigación, que abordó en profundidad los alcances en la práctica de competitividad responsable en los negocios, incluyó el análisis de casos chilenos.
En esa línea, mencionó a la Asociación de Exportadores de Chile como un ejemplo de la manera en que los países responden a las dificultades de los mercados, estableciendo sus propios estándares para construir ventajas competitivas.
“Ha establecido un estándar social y ambiental chileno para las exportaciones hortofrutícolas. En el corto plazo, el estándar es más barato de certificar y más cercano al funcionamiento del sector frutícola chileno que esquemas administrados internacionalmente. En el largo plazo, esperan utilizar el estándar como una forma de distinguirse en el altamente competitivo mercado de exportación de fruta”, puntualizó.
Un estudio internacional difundido este miércoles situó a Chile como una de las tres economías emergentes a nivel mundial con mayor responsabilidad social empresarial (RSE), por detrás de Sudáfrica y Corea del Sur.
El informe fue elaborado durante dos años por la organización británica Accountability en 80 naciones y presentado en Chile por la Fundación ProHumana, que fue la contraparte de la investigación en el país.
Según el estudio, el acceso a países desarrollados para los países emergentes está cada vez más vinculado al cumplimiento de estándares laborales y ambientales, ya que las industrias y las naciones están mejorando su funcionamiento social y ambiental para competir en mercados desarrollados.
El estudio estableció que Sudáfrica, Corea, Chile, Malasia, Tailandia, Filipinas e India son las economías emergentes más responsables, a partir de las mediciones del Índice Corporativo Nacional de la Responsabilidad (NCRI), que examina factores como corrupción, la gerencia ambiental y el estado del gobierno corporativo.
"La responsabilidad social en los negocios beneficia a las economías emergentes y las corporaciones globales; ya que a mayor desarrollo de responsabilidad social, mayor competitividad", señala el informe.
Respecto a estos puntos, la presidenta de ProHumana, Soledad Teixidó, señaló que “Chile queda en una buena posición en el Index como economía emergente, gracias a que la promoción de la RSE que diversas organizaciones hemos venido realizando desde la década pasada, están rindiendo sus frutos y cobrando sentido de manera creciente entre los líderes empresariales chilenos, tanto por el aporte que genera a la sociedad como a la competitividad de sus negocios a nivel internacional”.
Además, Teixidó destacó las conclusiones del informe que son categóricas al afirmar que “el incremento en la competitividad de un país no es sostenible a menos que se base en prácticas de negocio responsables, es decir, que el crecimiento constante de la competitividad dependerá de una mayor responsabilidad de la sociedad en su conjunto”.
El informe aborda el tema de la globalización, y señala que la competitividad responsable es la condición previa para una globalización viable que alinee la liberalización del mercado y la extensión de las oportunidades de negocio con reducción de la pobreza y la desigualdad, y una seguridad ambiental.
El estudio incluye un Índice de la competitividad responsable (Index),el cual es una investigación sobre la relación entre la responsabilidad social corporativa y la competitividad, que revela que países están alcanzando el desarrollo económico sostenible basado en prácticas de negocio responsables. Además, predice que los gobiernos y empresas de todo el mundo incluirán cada vez más la RSE en sus estrategias para desarrollar y mantener su competitividad.
Casos chilenos
La investigación, que abordó en profundidad los alcances en la práctica de competitividad responsable en los negocios, incluyó el análisis de casos chilenos.
En esa línea, mencionó a la Asociación de Exportadores de Chile como un ejemplo de la manera en que los países responden a las dificultades de los mercados, estableciendo sus propios estándares para construir ventajas competitivas.
“Ha establecido un estándar social y ambiental chileno para las exportaciones hortofrutícolas. En el corto plazo, el estándar es más barato de certificar y más cercano al funcionamiento del sector frutícola chileno que esquemas administrados internacionalmente. En el largo plazo, esperan utilizar el estándar como una forma de distinguirse en el altamente competitivo mercado de exportación de fruta”, puntualizó.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.