El miércoles 13 de abril, Andrés Allamand pasó revista a la Primera Brigada Acorazada del Ejército "Coraceros", ubicada en Arica. Junto al comandante en jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, el ministro de Defensa recorrió y observó las instalaciones del recinto, mostrándolas como una de las principales guarniciones del país. La cita incluyó una exposición del director de Famae, general Juan Biskupovic, sobre la mantención de las unidades blindadas, considerando el poderío de la dotación, que incluye, entre otros aspectos, tanques Leopard II.
Este episodio, que fue cubierto por la prensa regional y medios peruanos y bolivianos, generó preocupación en círculos diplomáticos. Dos días después, el viernes 15, la inquietud llegó directamente al titular de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno. Durante un encuentro con el grupo de ex cancilleres -en el que, entre otros, se encontraban Soledad Alvear, Hernán Felipe Errázuriz, Carlos Figueroa y Juan Gabriel Valdés -, se criticó en duros términos la falta de coordinación entre ambas carteras para evitar gestos que puedan dañar la estrategia de Chile de cara a la región. Más aun considerando el difícil escenario vecinal pronosticado para los próximos meses, con el avance de la demanda peruana ante La Haya y la nueva estrategia de La Paz sobre su aspiración marítima.
Las alarmas en el Edificio Carrera se volvieron a activar el pasado lunes. Eran las 11.40 horas cuando Allamand bajó raudamente las escaleras hasta el patio de la sede de la fundación Chile 21, en calle Las Abejas de La Reina, donde acababa de exponer en un seminario sobre los cambios a la Ley Reservada del Cobre.
Flanqueado por su anfitrión, el ex ministro de Defensa Francisco Vidal, Allamand sorprendió a los periodistas dando una dura respuesta a la postura de Bolivia de reflotar el tema marítimo, exponiéndolo en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se inicia este domingo en El Salvador. "Chile tiene Fuerzas Armadas prestigiadas, profesionales y preparadas, que están en condiciones de hacer respetar los tratados internacionales y de cautelar adecuadamente la soberanía y la integridad territorial", fue su frase.
La declaración tenía un doble valor simbólico: Allamand era además canciller subrogante, ya que a esa misma hora Moreno estaba en París, a punto de comenzar una reunión con el equipo de abogados que asesora a Chile en la demanda presentada por Perú ante La Haya.
Los dichos cayeron mal en la Cancillería y molestaron a Moreno. El análisis fue que las palabras de Allamand sólo tensionarían aun más el ambiente previo a la cita regional. Y así fue: al día siguiente, los titulares de la prensa boliviana, con letras grandes, destacaban la intervención del ex senador RN. "Chile amenaza con FF.AA. ante aspiración marítima de Bolivia", fue el encabezado de El Diario, uno de los principales periódicos de La Paz.
Ambos casos son el reflejo de los matices entre Cancillería y Defensa sobre cómo enfrentar las relaciones con Perú y Bolivia para 2012 y 2013. No obstante, las carteras ya han diseñado planes para enfrentar los hitos que marcarán la política exterior el próximo año: la resolución de la demanda peruana ante La Haya, y la reunión de la Asamblea General de la OEA en Cochabamba, en vísperas de cumplirse el plazo de cuatro años fijado en la Constitución boliviana aprobada en 2009 para denunciar los tratados que le impiden salir al mar.
Las señales de allamand
La semana pasada, en la prensa santiaguina pasó casi desapercibida una señal estratégica enviada por Defensa. En las playas de Pisagua, 5.250 efectivos de las tres ramas de las Fuerzas Armadas participaron durante cuatro días en el "Ejercicio Ciclón 2011". Entre las demostraciones de las capacidades se incluyó, entre otros, un despliegue de 104 paracaidistas que saltaron desde dos aviones Hércules C-130; dos aviones F-16; tanques Leopard II y una unidad de desembarco anfibio de la Armada, que simularon una respuesta a una eventual agresión a territorio nacional.
Por primera vez observaba los ejercicios la plana mayor de la defensa nacional. Sobre un barco, y con lentes largavista, estaban Allamand, los comandantes en jefe Juan Miguel Fuente-Alba (Ejército), Edmundo González (Armada) y Jorge Rojas (FACh), y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Hernán Mardones, quien estaba al mando de las operaciones. Tras los ejercicios, el grupo se reunió a evaluar el despliegue, y concluyó aumentar la coordinación de las ramas de las Fuerzas Armadas de aquí al próximo año.
Al llegar en enero a Defensa, el presidente Sebastián Piñera le pidió expresamente a Allamand superar los roces existentes entre los jefes de las FF.AA. y el Estado Mayor Conjunto y aglutinar los equipos. Es así como el titular de Defensa, en su primera medida, decidió sacar al general Cristián Le Dantec -cuestionado por la propuesta de compra de una casa por más de US$ 1 millón- y reemplazarlo por Mardones. No sólo eso: también reeditó la tradicional reunión de los lunes con los jefes militares, que en los últimos tiempos había dejado de hacerse con esa frecuencia.
El rol del Estado Mayor Conjunto es vital en el esquema. La entidad es la encargada de monitorear la situación vecinal para Defensa. Tiene funcionarios que están en permanente coordinación con las ramas de las FF.AA. para analizar la información que llega de los distintos países y planificar escenarios, y está a cargo de la Dirección de Inteligencia de Defensa. Además, el jefe del Estado Mayor Conjunto es quien encabezaría las fuerzas en caso de una eventual acción militar.
Si bien existe un amplio consenso de que la posibilidad de un enfrentamiento bélico es prácticamente nula, en Defensa reconocen la importancia de destacar la estrategia disuasiva de Chile. "En estas materias no caben las improvisaciones. La política disuasiva de la defensa nacional trabaja con un horizonte largo de tiempo, y ciertamente se ajusta a los escenarios dependiendo de cuáles sean las circunstancias que van cambiando. En consecuencia, no hay una planificación especial, pero sí hay una actualización de escenarios que pueden producirse", comentó Allamand a Qué Pasa.
La Oficina clave de Cancillería
El piso 12 del Edificio Carrera es uno de los centros neurálgicos de las relaciones vecinales. En uno de los despachos está la Dirección de Países Limítrofes y Asuntos Regionales del Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo del experimentado embajador Pedro Suckel.
La repartición fue creada en marzo de 2010, apenas asumió el nuevo gobierno, con la idea de tener una dedicación especial a los asuntos con países fronterizos. Hoy es el principal lugar desde donde la Cancillería monitorea las decisiones de Lima, La Paz y Buenos Aires.
Para cada país vecino hay dos funcionarios con dedicación exclusiva. Su labor es amplia: va desde generar reportes con la información de prensa hasta viajar a terreno para las actividades bilaterales. Además, actúan como coordinadores y pueden solicitar refuerzos cuando requieran colaboraciones específicas. El propio Suckel juega un rol activo: ha visitado en varias ocasiones los tres países, hace de avanzada para los encuentros de alto nivel y durante las visitas oficiales suele participar en las reuniones de cancilleres y presidentes.
A ello se suman asesores específicos, como el general (R) Ernesto Videla, jefe de la delegación chilena que participó en la mediación papal con Argentina, quien aconseja a Moreno principalmente en temas vinculados con Bolivia.
Por estos días, hay dos situaciones que son monitoreadas por esta oficina. La primera es la segunda vuelta presidencial en Perú entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala, que se desarrollará este domingo. En el Edificio Carrera señalan que, en caso de ganar la hija de Alberto Fujimori, los contactos podrían ser más fluidos, pues varios de sus colaboradores son conocidos para Santiago.
La segunda es la Asamblea General de la OEA, que también comienza este domingo en El Salvador y donde se espera que Bolivia lleve su aspiración marítima. El canciller viajará de París, y su equipo lo esperará con una carpeta con respuestas para más de diez escenarios posibles de la presentación boliviana. En el gobierno perciben la instancia continental como una "prueba de fuego" para ver los límites a los que pretende llegar La Paz.
También hay preparaciones a más largo plazo. En el caso de Perú, ya es casi un hecho que la resolución final de La Haya no estará lista en 2012. Una alta fuente de La Moneda señala que trabajan en otro escenario: que la corte abra un nuevo período para solicitar antecedentes a las partes, lo que retrasaría la sentencia a julio de 2013, en plena campaña presidencial chilena. Esto ha postergado algunas decisiones, como la de trabajar en la campaña comunicacional para reaccionar ante un fallo favorable o adverso del tribunal. En La Moneda y Cancillería señalan que esas gestiones se encuentran "congeladas".
En el caso de Bolivia, cada embajada chilena en América cuenta con un dossier que explica la postura del país ante la aspiración marítima de La Paz y que se les ha hecho llegar a las autoridades locales. El trabajo se intensificará el próximo año, ya que la Asamblea de la OEA tendrá como sede Cochabamba, y se espera que Morales aproveche la instancia para levantar su planteamiento.
Con todo, Moreno es más bien optimista sobre el escenario de los próximos dos años. "Una vez resuelto el tema de La Haya, debiéramos poder avanzar aún más de lo que ya hemos avanzado en la relación con Perú, para aprovechar todas las potencialidades de integración. Y en el caso de Bolivia, si bien es cierto que nos preocupa lo que ha pasado desde el 23 de marzo, la disposición de Chile a trabajar, a dialogar y a avanzar sobre la base de respetar lo que nuestros antepasados fijaron en los tratados que tenemos vigentes es muy fuerte", dijo a esta revista.
Pese a los matices en las visiones, existen diversas instancias de coordinación entre Cancillería y Defensa. Además de los contactos directos entre Allamand y Moreno, el principal enlace se da entre el subsecretario de Defensa, Óscar Izurieta, con el director de Política Exterior del Ministerio de RR.EE., Alfonso Silva, y el embajador Gabriel Zepeda, director de Seguridad Internacional de RR.EE. Los expertos vecinales de ambas carteras se reúnen al menos una vez al mes, en citas encabezadas por los subsecretarios y que cuentan con representantes del Estado Mayor Conjunto, para compartir información.
Los temas en el tintero
La comparación estuvo presente en varios de los dirigentes que intervinieron el pasado lunes en un seminario de Chile 21 sobre los cambios a la Ley Reservada del Cobre: Chile se enfrenta a nivel vecinal a uno de sus escenarios más complejos desde fines de la década de los 70. Pero hay un dato positivo: el escenario con Argentina es radicalmente distinto al de la frontera norte. Tanto gobierno como oposición coinciden en señalar que hoy es uno de los mejores momentos en la relación bilateral, con fuertes lazos a nivel central y con los gobernadores de las provincias argentinas, figuras clave de la gestión. Para los próximos meses, de hecho, hay programadas visitas de ambos presidentes: Piñera irá a San Juan el 4 de julio a ver el partido entre Chile y México en el Estadio del Bicentenario, y Cristina Fernández tiene agendado venir a Santiago en agosto.
No obstante, está latente el inminente fin del trabajo de la comisión mixta que delimita Campos de Hielo Sur. En Defensa señalan que, potencialmente, este hito podría transformarse en un problema diplomático que se sume al de los países del norte. Además, el próximo año Gran Bretaña podría desclasificar información reservada sobre la guerra de las Malvinas, al cumplirse el aniversario número 30 del conflicto, en que podría citarse algún tipo de colaboración del régimen militar con Inglaterra. Pero el análisis es que no debiera haber incidentes mayores.
Otros temas también son monitoreados con interés. Una información que se maneja en reserva son los reportes que alertan de un potencial conflicto en las fronteras de Chile con Bolivia y Perú por temas de inmigración y narcotráfico. El asunto es manejado por el Ministerio del Interior y las policías. Pero en Defensa están conscientes de que cualquier incidente podría derivar en una crisis.
Reparos al nuevo enfoque
Aunque existe consenso en la tradicional postura de abordar la política exterior como un tema de Estado, en los últimos meses el tono privado de las críticas de los ex personeros de la Concertación hacia la estrategia del gobierno ha ido en aumento. Entre los puntos que se le cuestionan está el no haber manejado mejor los tiempos con Bolivia para hacerle una propuesta aprovechando la buena relación inicial que forjaron Piñera y Evo Morales; la política de "cuerdas separadas" con Perú, que -afirman- incentivó a La Paz para plantear su propio diferendo; y el enfoque que se estaría dando a las alianzas, privilegiando un bloque como el Arco del Pacífico -con Perú, México, Colombia y Panamá, gobiernos afines ideológicamente- en vez de centrarse en Argentina y Brasil, los líderes regionales.
El tema de las relaciones vecinales ha sido comentario obligado en los círculos diplomáticos chilenos. Sin ir más lejos, el pasado martes se realizó una reservada reunión del Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales, en el hotel Ritz Carlton. El invitado fue el embajador en Quito y ex "tercer hombre" de Cancillería en el gobierno de Michelle Bachelet, Juan Pablo Lira. Entre las cien personas que asistieron al encuentro, estaban los ex cancilleres Hernán Felipe Errázuriz y Juan Gabriel Valdés, y el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Jorge Rojas. El tema fue la actual situación de Ecuador.
"Embajador, ¿qué le pareció a Ecuador que no lo incluyeran en el Arco del Pacífico?", consultó uno de los presentes, refiriéndose a la decisión de no invitar a esa instancia al gobierno de Rafael Correa. "Pésimo", contestó Lira a secas. Otro de los asistentes hizo a continuación una pregunta. "Embajador, ¿cuál es su opinión sobre la política exterior de Chile?". Lira rió, excusándose de responder: "Soy un funcionario de este gobierno".
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