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domingo, marzo 21, 2010

Nuevo Herald Miami: Mario Kreutzberger, lo que no se dijo de Chile

Este artículo responde a reflexiones publicadas en diversos diarios y a través de Univision.com por mi amigo y colega Jorge Ramos.

A Jorge le he admirado y respetado su capacidad profesional, valentía periodística, y siempre le he reconocido una sólida y amplia pluma literaria.

Mi primera intención fue enviarle una carta privada. Sin embargo, al saber que su artículo Dos Chiles tras el sismo [Ver Perspectiva, 9 de marzo] fue ampliamente difundido, me pareció que lo que corresponde es una respuesta respetuosa, pero pública.

Comienzo analizando el artículo por el título, Dos Chiles tras el sismo. Me parece que no tiene relación con la tragedia que se vive afirmar que hay ``dos Chiles''. Sin terremotos también debemos decir que hay dos Argentinas, dos Italias, dos Méxicos o dos Estados Unidos.

Es imposible negar que hay dos realidades en mi país, y que nada tienen que ver con el terremoto y posterior tsunami. Sólo que en el caso de Chile faltó agregar, por ejemplo, que en los últimos 30 años el nivel de pobreza bajó del 41% al 19% (según Mideplan). Además, Chile es el único país del continente con inversiones en el exterior superiores a su deuda, cuyas reservas internacionales sobrepasan los $30 mil millones, ha sido elogiado por la forma en que ha enfrentado la peor crisis económica mundial desde la gran depresión, y según los expertos es la economía más fuerte y estable de América Latina.

``El miedo de los chilenos al ejército parece hereditario'', dice Jorge. Históricamente, en nuestras emergencias, las Fuerzas Armadas y Carabineros han colaborado en la seguridad y entrega de ayuda a la población, y en zonas donde ha sido necesario aplicar el toque de queda, han controlado el tránsito de personas a través de salvoconductos.

Es verdad que un pequeño grupo de delincuentes y espontáneos aprovechadores cometieron actos de pillaje, lo cual fue inmediatamente repudiado por las autoridades y la población. Sin embargo, dos días después de esos lamentables hechos, junto con el histórico cierre del programa especial Chile ayuda a Chile, los medios locales informaban que los saqueadores habían comenzado a devolver lo robado, como resultado de actos de arrepentimiento, y de presión de las autoridades y vecinos honestos.

El artículo habla de un segundo error: ``Es difícil entender por qué el gobierno de Bachelet no le informó a los pobladores de las costas en el sur que un maremoto o tsunami era inminente luego del terremoto''. Sin duda hubo falta de coordinación entre los organismos oficiales encargados de este tipo de emergencias, pero también habría que señalar que el gobierno de Michelle Bachelet había enviado meses atrás un proyecto de ley al Congreso que pretendía mejorar las alarmas sísmicas y marítimas. Estas alarmas están conectadas a la red eléctrica, y por esta razón no funcionaron adecuadamente.

El nuevo gobierno de Sebastián Piñera tiene entre sus prioridades mejorar todo este sistema, y entre otras cosas hacerlo independiente de las redes eléctricas.

También faltó decir que este terremoto fue el segundo más fuerte en la historia del país, y uno de los cinco más poderosos registrados en el planeta. Tuvo casi 2 puntos más de intensidad que el de Haití, donde fallecieron más de 240 mil personas. En Chile también estamos llorando a nuestras víctimas, pero habría que aclarar que aun con el registro de 8.8, no más de 700 compatriotas perdieron la vida.

¿Por qué la diferencia? La respuesta es simple. Las normas de construcción antisísmica en Chile se respetan, y la infraestructura del país está preparada para este tipo de fenómenos naturales.
El artículo también dice que ``la imagen de autosuficiencia de Chile se desmoronó tras el temblor''. Un país serio debe saber qué pedir y cuánto pedir en una emergencia. Además, fue difícil en las primeras horas cuantificar la magnitud de la tragedia. Había serios problemas de comunicaciones. El terremoto impactó una amplia zona del país, con alta concentración de población, y donde se desarrolla parte importante de la actividad económica.

Siguiendo el recuento, ``la ayuda no llegaba a los damnificados''. Le faltó aclarar que la población de Chile es de poco más de 17 millones de habitantes, y el terremoto del 27 de febrero afectó a un 80% de los chilenos, es decir, cerca de 12 millones de personas. Si esto lo proyectamos a un país como Estados Unidos, tendríamos a más de 200 millones de personas afectadas. ¿Cuánto demoraría un país como este, con todos los recursos económicos y tecnológicos, en llegar con ayuda a esa numerosa población?

En otro párrafo, refiriéndose a la entonces Presidenta de la República Michelle Bachelet, señala: ``Hoy muchos chilenos agradecen que se vaya tan rápido tras el vacío de autoridad y capacidad que mostró su gobierno en las días posteriores al sismo''. Aquí el error es evidente, ya que según encuesta realizada después del terremoto por la consultora local independiente Adimark, la presidenta abandonó el poder con un nivel de aprobación superior al 84%. Tuve oportunidad de asistir al cambio de mando, y ser testigo del afecto y respeto que se le brindó, especialmente en sus recorridos por las zonas más afectadas por el terremoto y tsunami.

Los chilenos hemos dado reiteradas muestras de solidaridad a lo largo de estos años. Mientras Jorge redactaba las reflexiones de sus 4 días en mi tierra, el país se unía en una jornada solidaria que durante 24 horas hizo historia bajo el lema ``Chile ayuda a Chile''.

La televisión y los medios de comunicación en general se unieron en un programa maratónico que logro recaudar la cifra récord de 75 millones de dólares en dinero, y el equivalente a 40 millones de dólares en especies. Al término de la campaña, se fundieron en un abrazo, tras la bandera nacional, la presidenta Michelle Bachelet y el entonces presidente electo Sebastián Piñera. Por lo que sabemos, esta cifra recaudada por los 17 millones de chilenos se convierte en un récord mundial, ya que no hay registro similar en la historia de las campañas solidarias.

En algo estoy de acuerdo con lo escrito por Jorge en su artículo: la pobreza. Esto tiene que ver con el progreso y el desarrollo económico de los países, que avanza más rápido que la incorporación de los más pobres al sistema. Es un problema social grave, que nada tiene que ver ni con el origen del pisco, los temblores o los tsunamis que nos afectaron.

La pobreza tiene que ver con el frío e impersonal mundo del dinero, y la velocidad con que ese dinero llega a las manos de los más pobres del mundo. Pero este tema lo dejamos para otra oportunidad, todos sabemos que a pesar del progreso, lamentablemente seguimos viviendo entre ``dos mundos''.

Mario Kreutzberger, Don Francisco, es presentador del popular programa de Univisión `Sábado Gigante'.

Artículo original

5 comentarios:

  1. Anónimo7:36 a.m.

    Le faltó recordarle al Mexicano resentido que su país sí que es una verdadera mierda y que en Estados Unidos tal vez haya más pobres que en Chile aunque parezca increíble.

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  2. Grande Mario kreutzberger.!!!

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  3. Hace gracia como hablan de Chile estos peruanos, pero por ejemplo, este que posteo arriba mio, esta en FRANCIA... ¿por que mejor no explicas por que te fuiste de Peru?

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.