Andar por los pasillos de la Bolsa de Turismo de Berlín da para largo. La feria de turismo más importante del mundo es una especie de FISA sobrealimentada con más de 11 mil expositores de 187 países y 180 mil visitantes en cinco días, donde caminar de una punta a otra puede tardar casi una hora. En un enorme recinto de 160 mil metros cuadrados, uno se puede encontrar desde bailarines colombianos a masajistas tailandeses, aerolíneas coreanas ofreciendo platos típicos, cowboys tex-mex haciendo trucos con lazos, mulatas cubanas, cantaores andaluces y cuanta cosa pueda uno imaginar es sinónimo de atraer turismo. Chile, por supuesto, estaba presente. El terremoto pilló a los promotores chilenos en medio de una fuerte campaña en tierras germanas, y hubo que preparar un par de cosas sobre la marcha para defender la imagen de país serio con que Chile cuenta en el exterior.
Un par de días antes del inicio de la feria, llevada a cabo entre el miércoles y domingo de la semana pasada, en la embajada no sabían bien si se haría algo especial por el terremoto. Lo más probable era que se repitiera la estrategia inicial de Heraldo Muñoz en la noche del sismo, cuando en CNN dijo a Larry King que estaba todo bajo control. Chile es un país preparado para estas eventualidades y no hay nada de qué preocuparse. Por favor no nos comparen con Haití, pudo haberse subtitulado.
“Se trata de entregar un mensaje de calma”, dice a LND la representante de prensa para Europa de Turismo Chile, Catalina Huidobro. Turismo Chile, corporación público-privada en cuyo directorio se sientan tanto representantes de los empresarios turísticos como del Estado y las regiones, es la que manda el buque en Berlín. “Con las imágenes que han aparecido en la prensa afuera parece que se cayó el país entero. Pero queremos aclarar que casi todo sigue bien. Salvo la zona de las viñas que sufrió algunos daños patrimoniales en bodegas e iglesias antiguas, en la Patagonia y el Norte Grande, que es donde más van los turistas europeos, el terremoto ni se sintió”, remarca frente al stand, decorado con colores pastel y fotos principalmente de naturaleza. No se ven chilenos en las imágenes del stand de Chile.
De todos modos, para tratar el tema del terremoto habrá una conferencia de prensa conjunta con el gerente general de Turismo Chile, Pablo Moll, y un representante de Lan.
Al día siguiente será el cambio de mando en Chile. Vendrá acompañado por fuertes temblores, alerta de tsunami en Valparaíso y la imagen de varios mandatarios con cara de pánico recorriendo el mundo. Al mismo tiempo, en el recinto ferial de Berlín, el stand de Lan agasajará a los concurrentes con vino chileno y algunas delicias culinarias del país.
Todo bajo control
El día de la conferencia, el inmaculado stand chileno está lleno. Hay reporteros locales, de agencias y de varios países de Europa. “Es difícil hacerse la idea de que todo el país está en el suelo”, arranca diciendo Moll, flanqueado por el gerente general de Lan Europa, Francisco Vial. El ejecutivo destaca que todo está bien en los puntos más importantes para el turismo chileno, como la zona de San Pedro de Atacama, las regiones de lagos y volcanes, la Patagonia y Rapa Nui. “For God sake, Easter Island is not even close to the continent”, remarca en perfecto inglés. Para mostrar el impacto del terremoto, muestra un mapa donde se destaca la zona más afectada, lejos de los principales destinos para los europeos.
“Si el terremoto hubiera sido en Nueva York, Nueva York ya no estaría ahí”, dice, y añade que el movimiento del 27 de febrero fue “uno de los cinco más fuertes de los que se tengan registro en la historia”, y “cinco veces más fuerte que el de Haití”, pero que Chile está construido y preparado para esta clase de eventos.
En conversación con LND, Moll destaca que “afuera nos vemos como el país que funciona” y que esa es “una imagen que hay que cuidar”. Para el ejecutivo, el fuerte de Chile es proponerse como una tierra del fin de mundo, “un lugar donde se puede ver cómo se formó el planeta como lo conocemos”, con una contrastante y asombrosa geografía que al mismo tiempo es capaz de ofrecer una moderna infraestructura para hacer de la aventura algo tranquilo y seguro.
“Por eso estamos llevando adelante la campaña en el mercado alemán”, dice, pensando que en 2009 Chile recibió más de 56 mil visitantes de este país, el más viajero de Europa. Se trata de una serie de presentaciones multimedia cuyo trabajo fotográfico fue encargado a Heiko Beyer y Markus Friedrich, quienes ya habían participado en campañas similares para otros países. “En total son 44 presentaciones por todo el país”, dice. El terremoto los encontró llegando a la treintena, por lo que esta etapa final viene con una serie de aclaraciones a partir del sismo.
Durante 2009, el turismo internacional dejó en Chile más de US$2 mil millones y no se pueden bajar los brazos. “Cuando todo el mundo cayó, el año pasado Chile registró un alza del 4%”, luego de años de crecimientos del 12 ó 13%. “Y eso debería mejorar, ya que el Presidente Piñera ha mostrado una clara disposición a apoyar y fortalecer el sector. Lo que necesitamos para seguir creciendo no es sólo potenciar lo que ya tenemos, sino que además encontrar nuevos destinos con actividades atrayentes para los visitantes”, recalcó. //LND
Haití, la contracara
Una vuelta por el stand de Haití nos muestra que no todo es oro en la feria. “Parte africano, parte francés, parte Caribe, 100% inolvidable”, dice un viejo póster colgado al fondo del pequeño stand de unos 20 metros cuadrados. Se ven algunas fotos viejas y desenfocadas de la naturaleza haitiana y algunas botellas de ron haitiano repartidas acá y allá.
En la pasada feria de turismo de Madrid, Haití usó su stand para recolectar donaciones. En esta ocasión, la situación no es tan distinta. “Este puesto lo paga la Comunidad del Caribe”, dice la única representante de una delegación fantasma “y mañana se hará un acto para recaudar fondos para el país”. Su credencial dice “Embajada” ¿Me podría decir su cargo para citarla? “Cargo no tengo, soy amiga del embajador y le vine a ayudar durante estos días a la feria”, dice la mujer en un inglés mezclado con palabras francesas y alemanas.
Preguntarle por un renacimiento de la industria turística del país parece un chiste de mal gusto, y su respuesta es angustiante: “La situación es horrible. No hay casas, no hay dinero, no hay nada. Los caminos están destruidos, el aeropuerto no funciona, la gente no tiene comida y aún hay zonas llenas de cuerpos desde el terremoto”.
Mientras habla, con los ojos nublados, llega un hombre y toma un mapa del país que se encuentra sobre el mostrador. “Lo siento, pero teníamos tres y éste es el único que nos queda”, le dice ella mientras estira la mano para recuperar el folleto.
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