"Durante muchos años tuvimos una política orientada al desarrollo científico, pero desvinculada del plano económico. Teníamos el motor, pero carecíamos del embrague para conectar el conocimiento con la innovación. Hoy en día eso ha cambiado", explica a Efe el subsecretario de Economía, Jean Jacques Duhart.
Duhart se encuentra en Punta Arenas, la ciudad más austral del continente americano, para viajar a la base científica "Profesor Escudero", donde un grupo de investigadores del Instituto Antártico Chileno trabaja en la creación de una plataforma de bioprospección de la Antártida, un proyecto financiado con recursos públicos que busca transformar los recursos biotecnológicos en un nuevo polo de desarrollo.
"En los países desarrollados, las dos terceras partes del presupuesto de I+D las aporta el sector privado. En Chile lo hace el Estado. No tenemos comprometida a la industria y eso genera un problema de desequilibrio", señala.
Por eso, al llegar a la presidencia de Chile Michelle Bachelet creó el Fondo de Innovación para la Competitividad con recursos procedentes de un "royalty" minero que han permitido multiplicar por tres la inversión destinada a innovación en el periodo 2006-2010.
"Estamos hablando de una inversión pública para apoyar I+D de 700 millones de dólares en cuatro años, lo cual para un país como Chile representa una cifra histórica. Este esfuerzo presupuestario lo sostuvimos incluso en plena crisis, como ejemplo de compromiso, porque consideramos que la innovación no era el problema, sino la solución", agrega Duhart.
Algo parecido a lo que hizo Finlandia cuando a finales de los años 80 se le vino abajo el mercado ruso y tuvo que afrontar una severa crisis. "Ellos no se replegaron, sino que apostaron por el futuro y eso precisamente fue lo que les permitió dar el salto".
Chile tuvo que afrontar la transición de un modelo de desarrollo basado en la industria de las materias primas a otro centrado en la producción de bienes y servicios, "de la economía de los recursos naturales a la del conocimiento".
Estamos avanzando hacia una política de innovación más equilibrada", destaca Jean Jacques Duhart. "Hemos hecho una planificación estratégica para ver cómo tiene que proyectarse Chile en los próximos veinte años", explica el subsecretario.
"Esto no podía hacerse de la noche a la mañana, dando la espalda a nuestra base de desarrollo. Miramos las experiencias de países como Nueva Zelanda, cuya economía es muy parecida a la nuestra en cuanto a volumen", agrega Duhart.
Pero añadió que "se necesita mantener el timón más allá de los cuatro años que dura un gobierno" y por eso Chile creó el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad.
El subsecretario de Economía, que al igual que el resto del gabinete dejará su cargo el próximo 11 de marzo para dar cabida al nuevo gobierno del presidente Sebastián Piñera, está convencido de que el apoyo a la investigación científica como motor del desarrollo económico se mantendrá con la nueva administración.
"Hay altas probabilidades de continuidad, por lo menos en las líneas gruesas. El hecho de que la inversión se canalice a través del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad -en el que participan actores de distintos sectores y sensibilidades políticas- permite evitar las fluctuaciones, porque este esfuerzo sólo madura a medio plazo", asegura Duhart.
Muchas de las decisiones no son objeto de brillantes tecnócratas, sino de procesos de discusión y participación. "Esperamos que todo esto se traduzca en una cierta continuidad, porque las políticas que se han desarrollado son sólidas y bien meditadas, no son caprichosas", recalca el subsecretario de Economía.
Uno de los aspectos en los que más atrasado estaba Chile era la vinculación del sector privado con el desarrollo científico. "No sacábamos nada con tener grandes investigadores si carecíamos de un mercado en el que tuvieran cabida. Habríamos estado formando capital humano avanzado para los países desarrollados, lo cual hubiera sido una sangría", afirma Duhart.
Durante mucho tiempo las empresas en Chile no se comprometieron con la innovación y eso generó un sistema atrofiado. "Todos los esfuerzos que hacíamos terminaban con los investigadores yéndose fuera".
También había que conectar los desafíos que enfrentaba una industria chilena insertada en los mercados internacionales con la capacidad de investigación de un país pequeño que no podía darse el lujo de hacer de todo.
Y como la principal fuente de tecnología del conocimiento procedía de la inversión extranjera, además había que resolver la falta de una oferta relevante de los centros de investigación locales.
"Requeríamos profesionales, técnicos, investigadores de calidad, porque salvo en algunas disciplinas, en general estábamos muy atrasados".
La estrategia de la administración Bachelet consistió en identificar los principales polos de competitividad en los cuales Chile ya se había ganado un espacio: el sector minero, el alimentario, el acuícola, el turístico y el de servicios globales.
Estas industrias empezaban a sufrir turbulencias, problemas, desafíos mayores, lo cual paradójicamente contribuyó a que se abrieran a la posibilidad de innovar.
"No era posible más de lo mismo, como ocurrió en la industria del salmón, que entró en crisis como consecuencia de un desarrollo acelerado", admite el viceministro de Economía.
"La necesidad tiene cara de hereje. En este caso la innovación vino no porque estuviéramos en el mejor de los mundos, sino precisamente porque la industria empezaba a tener la sensación de crisis. Por mucho que les diéramos el discurso de la innovación hasta que no sintieron el agua en el cogote no lo hicieron", agrega.
Durante el viaje de Bachelet a Chennai (India) se firmó un convenio entre la Asociación de Empresas de Tecnologías de la Información con Nascom, y otro con la asociación de industrias de tecnología de la información de India.
Chile también se ha abierto un hueco en la exportación de servicios globales, una actividad que en 2009 dejó una derrama económica de 1.000 millones de dólares. La calidad del factor humano, la buena conectividad y las adecuadas condiciones para hacer negocios unidas a las ventajas del huso horario local han facilitado que empresas internacionales se instalen en Chile para desarrollar ciertas plataformas tecnológicas.
"Pero no de baja gama, como los 'call centers' de la película "Slamdog Millionaire", sino mucho más sofisticados", recalca Jean Jacques Duhart.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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