Perú: El ejemplo chileno

LIMA | Mientras aquí algunos gremios todavía consideran que los empresarios no deben participar en política, los chilenos eligieron a un connotado empresario como su nuevo Presidente. Una vez más, los chilenos muestran una clase dirigente compuesta por políticos y empresarios con propósitos claros, comprometidos con objetivos nacionales y políticas de Estado comunes.

El desastroso experimento marxista chileno encabezado por Allende dio paso a una dictadura que sentó nuevas bases económicas y un rumbo definido que, aplicado continuamente en las décadas transcurridas, permitió a Chile posicionarse como el país con más éxito económico de América del Sur. Chile ha demostrado que la economía de mercado moderna, cuando logra dejar atrás al mercantilismo y al populismo, trae progreso acelerado. Mientras los países andinos se quedaron pasmados varias décadas, inútilmente esperanzados en el anticuado proteccionismo de la CAN, Chile despegó.

Hoy América Latina vive una coyuntura crítica para su futuro. El modelo antisistema, con controles de precios, estatizaciones, control de cambios y antiimperialismo, hace agua. Los días de Chávez y Cristina de Kirchner se pintan negros. Sus economías parecen destinadas al fracaso. Si hubiera elecciones libres y oposición inteligente en Venezuela, Chávez tendría cero posibilidades, dado que escasean la luz, el agua y los alimentos, y la corrupción es inmensa. En Cuba, el salario promedio mensual es de 23 dólares, y los alimentos están racionados. Los cubanos se han vuelto mendigos que dicen mantener una seudo dignidad antiimperialista. La iniciativa privada quedó borrada del mapa cubano, la luz es gratis pero generalmente no hay luz, no hay oposición ni diarios plurales, ni internet.

Está demostrado que las viejas consignas populistas-izquierdistas de aumento general de sueldos y salarios y control de precios son inservibles, porque traen miseria e hiperinflación. Hipotéticamente, Chávez podrá decir que el pollo debe costar un dólar el kilo, en vez de dos, y podrá estatizar los supermercados privados que no acepten su arbitrariedad, pero al final de cuentas nadie podrá producir pollos a esos precios, el pollo barato al "precio justo" controlado desaparecerá, y se generará un mercado negro.

Imagínense, a estas alturas del siglo XXI seguir creyendo en tontas fórmulas mágicas.

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