Chile vota por el cambio encarnado en un magnate. No nos engañemos, el milagro económico chileno perdió sus superpoderes desde 1999 y está en busca de una cura profunda. Sebastián Piñera ganó porque ofreció el cambio más profundo: reducciones de impuestos, desregulación y mayor apertura al sector privado en el sector paraestatal. Michelle Bachelet goza de una enorme popularidad y su política social tiene un amplio respaldo, pero la economía no marcha bien.
Chile tuvo una caída de 1.6 por ciento en 2009 y apunta a crecer 2.5 por ciento en 2010. Es una tasa baja, si se compara con Brasil o Perú e inaceptable para un país que tuvo un crecimiento anual promedio de 7 por ciento entre 1984 y 1997. Dos datos son especialmente difíciles de aceptar en un país que había sido la estrella de América Latina: Hay 750 mil desempleados en una población de 16.6 millones y la inversión cayó 16 por ciento el año pasado.
El desempleo golpea sobre todo a los jóvenes y pone presión al sistema social. La inversión refleja la crisis, pero también una merma de la confianza empresarial y un problema que ha aparecido en los últimos años: la caída en la productividad de los trabajadores chilenos.
Piñera promete un crecimiento de 6 por ciento anual y la creación de 200 mil empleos al año. Su programa económico apuesta por una profundización de la vía liberal. No es poca cosa en un país que ya es el número cinco en libertades económicas, según el índice de la Fundación Heritage. ¿Se atreverá a tocar Codelco? Es la gran empresa estatal chilena y fuente de un tercio de los ingresos gubernamentales. ¿Reducirá la protección social? Es el mayor logro de la Concertación y un factor de cohesión, que no tienen sus vecinos Argentina o Perú.
Los chilenos no quieren un cambio radical, pero quieren un milagro y se encomiendan a un empresario para obtenerlo. Piñera Echenique presenta sus credenciales como empresario para acreditar que sí puede lograr lo que promete. Nació en una familia de clase media alta y ha construido una de las mayores fortunas de Sudamérica. Es dueño del equipo de futbol Colo Colo, la empresa televisiva Chilevisión y el accionista mayoritario de la aerolínea LAN.
Su patrimonio vale más de 1,500 millones de dólares y creció alrededor de 2 por ciento el día después de las elecciones por la revaloración de sus empresas en la bolsa chilena.
¿Vendrá la segunda ola del milagro chileno? Esa es la cuestión y los expertos están divididos. Mientras tanto su presidente electo promete que Chile será un país desarrollado en el 2018. Proyecta un PIB per capita de 22 mil dólares y la abolición de la pobreza.
El modelo para México
Chile es el país latinoamericano más observado por los economistas mexicanos y ha sido el modelo a seguir en política económica desde hace 20 años. Ellos inauguraron la era de las privatizaciones en América Latina, lo mismo que la apertura comercial y el compromiso con la independencia del banco central. La emulación no ha continuado en otras áreas que mucha falta harían acá: eficiencia del poder judicial, regulación de empresas dominantes y combate a la corrupción, por ejemplo.
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