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lunes, enero 18, 2010

¡Ganó Piñera! ¿Y ahora qué?


Ganó Piñera. Se acabaron los 20 años de la Concertación, de ese conglomerado político que supo poner fin a la era Pinochet, democratizar Chile y realizar un manejo de la economía serio pero que a la vez no se supo renovar y cuando ocurrieron acciones que comprometían su imagen desde una perspectiva de la ética pública, no fue suficientemente severa consigo misma, deteriorando su credibilidad.

Triunfó, seamos claro, el candidato que tenía más condiciones. Frei, es un hombre deslavado. Increíble que alguien pudiese haber creído que con los niveles de desaprobación con que dejó su gobierno podía ganar por segunda vez. Una elección complicada para la Concertación, un mal candidato la hizo imposible. Tuvo un gran mérito: enfrentó una elección que se presentaba adversa. Si lo hizo por valentía o por esa forma de hubris que los españoles describen como el mejor negocio posible: comprar a alguien en lo que vale y venderlo en lo que cree que vale. Como sea, la Concertación le debe agradecer el que la defendió en la más difícil de sus elecciones. Futuro de Frei: Cualquier candidato fuerte de la misma Concertación, que lo desafíe en la senatorial, le gana.

Si hay algo que tiene el nuevo presidente es energía, aguante e inteligencia. Necesitará de las tres para encabezar un proceso que signifique ganar nuevamente en dinamismo económico, ser efectivo en empezar a disminuir la brecha educacional y generar mayor percepción de seguridad ciudadana. Lo más desafiante, responder a las expectativas creadas. Mantener el wealfare state a la chilena creado en estos 20 años pero hacerlo más eficiente. Profundizar una política que no acepte relativizar en grado alguno las violaciones a los derechos humanos. Quienes votaron por Piñera esperan un giro de su sector en DDHH. Derechos civiles: existirá un aumento de expectativas por reconocimiento de derechos a minorías sexuales, étnicas y diversificación de cómo se entiende la familia. Sin mencionar que lo mínimo que se pedirá respecto del llamado aborto terapéutico, es que se vuelva a la situación en que se encontraba durante todo el gobierno militar: era legal.

Por eso, el gobierno de Piñera no podrá ser sólo técnico, no existe nada más político que la presidencia. Si el nuevo gobierno tratará de ser algo así como “una administración técnico-profesional” del Estado, casi como una extensión de los think tank de derecha a la administración pública, está condenado al fracaso.

Para un autor como Luhmann, efectivamente el Estado es un tema de administración y eficiencia pero la racionalidad de ese administrar es diversa a la de otros ámbitos sociales. Implica una estabilización de expectativas y conflictos por medio del poder político. La distinción categorial entre “partido de régimen”-“partido de movimiento” será clave en el resultado del nuevo gobierno. Esta distinción, que proviene del análisis que efectuara Renzo de Felice al fascismo como fenómeno político, ha ganado validez para analizar cualquier corriente política que gobierna y busca generar transformaciones.

“El piñerismo de régimen” tendrá que preocuparse de satisfacer todas aquellas expectativas que dicen relación con eficiencia técnica aplicada a necesidades concretas del país y sus ciudadanos. Es el área donde uno espera que su gobierno tenga menos dificultades. “El piñerismo de movimiento” dice relación con saber satisfacer a los nuevos grupos emergentes de nuestra sociedad. Esos que desconfían del establishment, aquellos jóvenes que poseen una mirada más individualista y liberal de la sociedad, son todos los que no concuerdan con el estado de cosas actual. Esas son expectativas no técnicas sino de categorías simbólico-sociales, eso es político.

La teoría indica que si un partido que busca transformaciones no es exitoso como “régimen” o como “movimiento”, fracasa. Piñera tendrá como uno de sus principales tareas dar contenido a ese “movimiento” lo más rápido posible y para eso deberá enfrentar, aprovechando “el año de gracia inicial”, a esa derecha que posee una estructura de ideas contrapuestas al Chile emergente, es una derecha anti-sistémica. De eso dependerá parte importante de su éxito. El gobierno de Piñera, de acuerdo a lo manifestado durante la campaña, debe ser de más eficiencia pero no de grandes revoluciones, de más liberalismo y no de retroceso. Si esto no se da, la Coalición por el Cambio será “golondrina” de un período. Si lo logra, no sólo su nombre crecerá en los libros de historia, habrá Coalición por el Cambio para rato.

Artículo original

2 comentarios:

  1. QUE BUENO QUE SE ACABO EL RECREO PARA LA CONCERTACION.

    CHILE PERDIO COMPETITIVIDAD, DINAMISMO ECONOMICO Y CRECIMIENTO ECONOMICO DURANTE LA ADMINISTRACION CONCERTACIONISTA.

    ESPERO Y CREO QUE CON PIÑERA LA COSA CAMBIARA.
    VAMOS CHILE A ALACANZAR ESTANDARES DE NACION DESARROLLADA

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  2. Anónimo3:17 p.m.

    Si todos debemos empujar por desarrolar al pais. Lo que me gusta mas es que los Chilenos entendemos que hay que hacer responzables a los politicos de las propuestas y promezas hechas durante la campania politica.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.