Se trata de la peor derrota reciente que ha sufrido la Internacional Socialista en las Américas, la misma que puede presagiar su peor gran derrota en Europa
LIMA | Piñera ganó la segunda ronda con casi un 52% pese a que en la vuelta inicial el 56% de los chilenos votaron por candidatos que estaban a su izquierda y a que la saliente presidenta socialista sigue siendo muy popular.
La derecha chilena acaba de lograr tres grandes proezas. Por primera vez ha ganado una elección presidencial en medio siglo (esta vez traspasando la mayoría de los votos); ha derrotado a la Concertación democristiana-socialdemócrata (la misma que ha gobernado al país ininterrumpidamente por dos décadas y cuatro mandatos); y ha hecho que los conservadores sudamericanos depongan constitucionalmente a un gobierno que navegaba con la ola izquierdista continental en su favor.
Hasta ahora sólo los centroamericanos países de Panamá (que tenía un desgastado mandatario socialdemócrata) y Honduras (donde se produjo un golpe avalado por el Parlamento y la judicatura) habían desafiado una regla en la América Latina del siglo XXI en la que los conservadores eran incapaces de reemplazar electoralmente a mandatarios "progresistas".
Entre Piñera y Frei no hay muchas diferencias, pero su triunfo ha de alentar a los opositores de Morales, Ortega, Correa, Lula, Kirchner y Chávez. Se trata de la peor derrota reciente que ha sufrido la Internacional Socialista en las Américas, la misma que puede presagiar su peor gran derrota en Europa cuando en mayo o junio los tories de Cameron sustituyan a los laboristas británicos.
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