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Por Jorge Schaulsohn
La política, que no es otra cosa que la lucha por el poder, es una actividad ruda, apasionada. Tanto los candidatos como sus asesores y partidarios están totalmente convencidos de que sus ideas son las mejores y que las del adversario completamente equivocadas y perjudiciales para el bienestar general. En consecuencia evitar su triunfo es visto un imperativo ético, político y moral. Y si bien es cierto que un fin noble es inalcanzable mediante medios corruptos tales como la violencia física o los cuartelazos, en la práctica es bien poco lo que es considerado en política como verdaderamente inaceptable en una estrategia de campaña.
La distorsión del pensamiento del otro, la mentira o el "estiramiento de la verdad", el rumor infundado, son parte del arsenal bélico de toda campaña; es lo que se denomina como campañas sucias en las cuales más que destacar la virtudes propias el objetivo es caricaturizar los defectos del competidor, encasillar sus propuestas como contrarias al interés de las mayorías, imputarle motivaciones perversas, escudriñar su pasado, su vida personal familiar o laboral, etc.
Por eso los anglosajones acuñaron el dicho "if you cannot stand the heat, get out of the kitchen" (si no puedes tolerar el calor, sal de la cocina) para referirse a la actividad política electoral y partidista. Y en esto nadie puede tirar la primera piedra, reclamar para si una supuesta superioridad moral; porque todas las campañas en algún momento recurren a estas tácticas perversas y todas las campañas, cuando son sus víctimas ponen el grito en el cielo alegando "campaña sucia".
Sin embargo, en esto no solo hay beneficios, sino que también enormes riesgos ya que el tiro puede "salir por la culata". La opinión pública, que es la destinataria de los mensajes de la campaña puede reaccionar mal ante el uso reiterado o exagerado de la técnica de la campaña sucia; y los medios de comunicación o la iglesia pueden reclamar en su contra ya sea por convicción o azuzados por aquel candidato que ha decidido hacerse la víctima o por el cual sienten mayor simpatía. Por lo general el ciudadano "de a pie" no aprueba la descalificación o los ataques personales por lo que el tono y los fundamentos de aquellos tienen que estar muy bien pensados. En definitiva son los estrategas de cada candidato los llamados a evaluar si lanzan en una operación de campaña sucia, si vale la pena porque de equivocarse el costo puede ser muy grande.
Tomemos el caso del último debate presidencial. Frei las emprendió contra Piñera acusándolo frente a millones de televidentes de haber utilizado información privilegiada en la compra de acciones de LAN, lo que constituye un delito en nuestra legislación. Lo hizo para instalar en el subconsciente de los electores que una persona capaz de aquello era inhábil para ser presidente; es decir, quiso poner en juego un argumento emocional para que los ciudadanos resolvieran que votar por Piñera era prejudicial para el país, aún cuando concordaran con sus ideas o propuestas programáticas. Frei y sus asesores sabían perfectamente bien que la acusación era falsa; pero pensaron que se podía repetir con visos de credibilidad por cuanto aparecía avalada en un informe publicado en Nueva York y en Chile ese mismo día por una prestigiosa entidad mundial dedicada al tema de la probidad, Transparencia Internacional. Este es un típico ejemplo de campaña sucia, donde todo se calculó cuidadosamente y se resolvió que el beneficio sería superior a cualquier riesgo.
Sin embargo ocurrió un imponderable que transformó la operación en un "boomerang" contra Frei y terminó por beneficiar a Piñera, algo con lo que sus asesores no contaban: que el texto del informe de Transparencia Internacional escrito por su capítulo chileno no había sido aprobado por el Directorio y les era totalmente desconocido. Además, la persona responsable estaba enferma y no lo revisó y el autor material era nada menos que un destacado concertacionista funcionario del Ministerio de Hacienda y partidario de Frei. Al final el informe que tenía que servir de aval a la "acusación" de Frei fue defenestrado por sus autores. La discusión pública cambió inmediatamente de un eje malo para Piñera, uso de información privilegiada, y pasó a un eje malo para Frei, hacer campaña sucia, manipular a los electores y mentir ante las cámaras de televisión. En menos de 24 horas el candidato democratacristiano y su comando pasaron de celebrar a intentar desesperadamente controlar el daño y dar explicaciones, de la ofensiva a la defensiva,. El gol de media cancha se había transformado en un tremendo autogol, con un evidente perjuicio electoral.
Este caso se me recuerda el sabio refrán popular que dice que "para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado"; u otro que dice que "por la boca muere el pez" y otro más que reza que ¡"por donde pecas, pagas"! ¡lo que en política es doblemente cierto!
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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