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lunes, septiembre 21, 2009

Requiem para UNASUR

Las alianzas son un recurso político al que recurren los estados para establecer y conservar un equilibrio de poder favorable dentro de un sistema internacional multi estatal y que consiste en la adición del poder de otros estados menores al poder, insuficiente por si mismo, del líder de la alianza,- lo cual a su vez niega a sus competidores la posibilidad de reclutarlos como clientes.

Puede también ser un mecanismo para que un grupo de estados de similar entidad alleguen poder, sea para su auto preservación o para imponer los objetivos compartidos entre ellos, a otros actores internacionales

El fundamento básico de una alianza es la existencia de intereses comunes entre sus miembros. UNASUR, originalmente propuesta por Venezuela, es promovida y, se supone, liderada por Brasil en torno a lo que debería ser un conjunto de aspiraciones regionales, que en la realidad nunca fueron definidas del todo. En este aspecto hay que recordar que se inició como un foro de los Ministros de Defensa para tratar asuntos de seguridad regional.

Brasil no tiene el poder suficiente para ser un actor global sólo con sus propios recursos de poder y necesitaba sumar al resto de los países de la región y restarlos de la alianza norteamericana.

Sin embargo, la realidad se ha venido dando de otra manera: primero, el liderazgo de Brasil, más allá de la simpatía y carisma del Presidente Lula, ha sido insuficiente para alinear a los países sudamericanos detrás de políticas y acciones coherentes y segundo, los demás miembros de la región se están organizando, claramente, en dos grupos que sustentan ideologías políticas y políticas económicas divergentes.

Unasur se ha convertido en un agregado de tres conjuntos disjuntos: los países adherentes al “socialismo del siglo XXI”; los estados liberales democráticos, y Brasil.

El fracaso de Unasur se hace patente en el intenso proceso de rearmamento emprendido por Brasil, que señala que ese país se decidió a avanzar incrementando su propio poder nacional y abandonar su intento de prevalecer únicamente en base a una política de prestigio. Venezuela está siguiendo el mismo camino.

¿Qué queda de Unasur?. Queda un foro regional – otro más – donde los presidentes se reúnen a tratar los problemas políticos y de seguridad que surgen entre sus socios. Es decir de una “alianza” ha pasado a ser un “organismo regional de seguridad” en donde los conflictos entre estados se multilateralizan, en un esquema similar a la OEA, sin la presencia de los EE.UU. y en un estilo de diplomacia abierta.

Unasur opera por “unanimidad”, es decir que para aprobar una resolución, recomendación o lo que sea, requiere que todos los estados estén de acuerdo. En un organismo en el cual sus miembros tienen políticas, estrategias y agendas diferenciadas, esto es imposible; la reunión de cancilleres y ministros de defensa ocurrida la semana pasada en Quito divagó en diferentes direcciones, cada uno remando en su propia dirección, y no pudieron llegar a nada, absolutamente a nada. Es normal que en este tipo de organismos, cuando no hay acuerdo en lo substantivo, se emita una resolución ambigua que sea aceptable para todos, aunque no diga nada. En Quito, ni eso.

Unasur se ha convertido en un foro en donde los conflictos bilaterales, que anteriormente se trataban entre los afectados y en general se mantenían circunscritos a ellos, son expuestos como problemas regionales y ante los cuales los estados toman posiciones que dejando de lado el mérito de cada caso, alineándose en forma ideológica, lo que viene a agravar la creciente división regional.

La diplomacia puede ser “abierta”, es decir, una forma de gestión en que las tratativas se ventilan a medida que van produciéndose o “que llega a ser abierta” en la cual se negocia en privado y luego se dan a conocer los resultados. En el primer caso, que es el de Unasur, los agentes diplomáticos hablan más para el mundo que entre ellos y tratan de convencer a sus naciones y a otras audiencias más que a su interlocutor, procedimiento que solo contribuye a agudizar las contradicciones, sin resolver nada.

La diplomacia “tradicional” lleva a cabo sus negociaciones con un lenguaje y con un protocolo ad – hoc, que permite suavizar las divergencias y relacionar a personas que tiene importantes contradicciones, sin personalizar el conflicto, dejando espacio para buscar acuerdos. Los jefes de estado “revolucionarios” desprecian toda cortesía y a fuer de ser consecuentes caen en los insultos, las descalificaciones y la grosería. Unasur ha caído – ha sido llevada – a este terreno, acentuando su ideologización y su incapacidad política estructural.

Unasur en vez de ser un aporte a la estabilidad contribuye a generar inestabilidad en América Latina, expandiendo los conflictos más allá de los actores, fronteras y contexto original, haciéndolos mayores y más difíciles de controlar de que lo que eran en sus orígenes.

Unasur es parte del problema y no parte de la solución.

La última reunión de Quito, un fracaso diplomático integral, muestra que es hora de hacer la pérdida y deshacerse de esa organización antes que cause más daños.

Artículo original

2 comentarios:

  1. los payasos populistas degradaron esta institución, lease Chavez, Morales y GARCÍA

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  2. En todo caso, que hace Unasur aparte de reunirse?

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.