¿Cuánto corren los "tigres" latinoamericanos?

En el primer bimestre de 2010, las remesas que los mexicanos enviaron desde el extranjero, más de US$ 3.000 millones, disminuyeron 14,89%. Lo que hace dudar de la tan anunciada recuperación de EEUU, ya que estas remesas son enviadas, casi en su totalidad, desde ese país y son la segunda fuente de divisas para México, detrás del petróleo. Como correlato, aumentan las dudas de que el país azteca crezca 4% en 2010 como sostienen muchos, después de haber tenido en 2009 la mayor contracción de Latinoamérica al caer 6,5% su PIB.

En Colombia, la buena noticia es que la industria de la cocaína, que en 1987 representó 6,3% de la economía del país, ha caído a menos del 1% del PIB. En 2008, producía 430 toneladas de cocaína, cerca del 51% del total mundial, con 81.000 hectáreas plantadas con coca. En rigor, el gran negocio es el transporte que ahora realizan los carteles mexicanos. Irónicamente, el tráfico de drogas es un negocio tan rentable que tienta a delinquir a muchos por el riesgo que corren, sobre todo los transportistas, dada la represión de las fuerzas estatales.

En 2007, el precio mayorista de un kilo de cocaína en Colombia era de US$ 2.200, mientras que puesta en EEUU costaba US$ 31.000 y US$ 59.000 en Europa. Los carteles mexicanos generarán en 2010 entre US$10.000 y 25.000 millones; 2,5% del PIB de México. En fin, gracias a los altos precios de los commodities, que ayudan a toda Latinoamérica, y a las políticas pro negocios de Uribe, la economía habría crecido 0,4% en 2009 y ha más que doblado su tamaño durante la última década.

Entretanto, exageradas fortunas como la del petrolero brasileño Eike Batista, octavo en la última lista de los ricos del mundo de Forbes, al igual que la de Carlos Slim en México, no son un producto natural del mercado sino resultado del típico corporativismo latinoamericano donde el Estado favorece a quienes tienen gran capacidad de cabildeo, a costa del resto del país. En el reciente informe de "Facilidad para hacer negocios" del Banco Mundial, que mide la carga tributaria y regulatoria impuesta por el Estado, Brasil ocupa el puesto 129 entre 183 países, muy por detrás de Chile (49).

Definitivamente, "tigres" al estilo asiático, si los hay, son Chile y ahora Perú. Según el BID, entre 1960 y 2005 la productividad de Chile creció 19% más que la de EEUU, brindado un gran ejemplo de lo que el mercado (las personas) crece al ritmo de la disminución de la opresión estatal (regulaciones e impuestos). Aunque el reciente terremoto, el quinto de mayor intensidad de la historia mundial, causó daños que llegaron al 11% del stock de capital, unos US$ 30 mil millones.

Perú habría crecido 8,3% en 2006, 9% en 2007 y 9,8% en 2008. Este año, tras aumentar sólo 0,8% en 2009, se expandiría 5%. Ha sido el país de mayor crecimiento de América Latina en los últimos siete años. Y se ha favorecido con acuerdos de libre comercio con EEUU, Chile y China.

El gigante asiático no solo ayuda a Latinoamérica elevando el precio de los commodities, al demandar enormes cantidades, sino con inversiones. Según un reciente informe de la Cepal, Latinoamérica está sólo detrás de Asia, que recibe el 73%, al atraer más del 17% de las inversiones externas chinas no financieras, seguida por África que recibe 4%. Insólitamente, llega muy poco de estas inversiones extranjeras directas.

Esto se debe a tres causales, la corrupción de los burócratas estatales, el modo en que el gobierno calcula el PIB que da por hechas inversiones cuyos fondos fueron desembolsados aun cuando no se hayan efectivizado y la "bicicleta financiera" (obtienen créditos baratos con la excusa de inversiones pero destinan los fondos a operaciones más rentables). Así, el 95% de las inversiones extranjeras directas del gigante asiático en la región, unos US$ 30.800 millones acumulados hasta el 2008, terminó en las Islas Caimán o en las Vírgenes Británicas.

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