Chile se convirtió en el primer país del mundo en aprobar la neutralidad en la red. Este tema es tan relevante que cuando el gobierno holandés planteó, intentando hacer futurología, cuatro posibles escenarios de cómo podría ser la economía mundial basada en las TIC en los próximos diez años, determinaron que dos de ellos dependerán exclusivamente de si hay o no neutralidad en la red.
Que Chile haya logrado aprobar este proyecto, antes que cualquiera de los países desarrollados, es absolutamente meritorio. Como pocas veces en nuestra historia, somos pioneros. En este mundial de internet, Chile ha salido campeón.
La ley de neutralidad en la red permitirá defender el derecho de libertad de los usuarios respecto al uso que le den a internet, generando que la red sea una misma para todos y evitando que los proveedores de este servicio se aprovechen de algunas prácticas que perjudicaban a los usuarios.
Pero no todo funciona como quisiéramos. Hace algunos días, la OCDE entregó su estudio sobre penetración de internet entre sus países miembro, incluyendo a Chile (por primera vez como socio del organismo) y los resultados son muy preocupantes. Ocupamos el puesto 29, sólo delante de Turquía y México, con apenas 9,6 conexiones a internet fija por cada 100 habitantes, lejos de las 23,3 que tiene el organismo en promedio.
Ante esta realidad, planteo una pregunta: ¿qué sucederá con el Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones que se adjudicó una empresa nacional para promover el desarrollo de proyectos de conectividad en el país? ¿Cuándo comenzaremos a ver los resultados? Se habla de una inversión de 100 millones de dólares, incluyendo lo que esta compañía ha recibido como parte del fondo, y es necesario que los proyectos dejen de ser planes y comiencen a concretarse para disminuir la brecha tecnológica de Chile frente a otros países. Es hora de que nos acostumbremos a liderar oportunidades y no a seguirlas.
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