España en el Ojo del Huracán: Llegó la Hora de Pagar la Cuenta

Al mismo tiempo que los mercados “atacan” los excesos fiscales del país, se reconoce la existencia de “viables recetas de austeridad” que, junto con históricos problemas estructurales, parecen sentenciar a este país al bajo crecimiento por varios años.

Pese a las reconocidas diferencias, los mercados bursátiles parecen no dar pie atrás: luego de Grecia, las víctimas de los ataques especulativos por deudas y déficit públicos han sido Portugal y España. Sin embargo, dado el carácter de potencia de la nación hispana en desmedro de su vecino peninsular, el foco de atención gira hoy en torno a la posibilidad de que el país dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero no pueda salir de este trance.

Y es que en el entorno coexisten numerosos factores que dan cuenta de una gran fragilidad, principalmente un saldo fiscal negativo que, según la OCDE, este año alcanzaría el 9,4% y una deuda pública que se acercaría al 60% del PIB, con la consecuente disminución del ya alicaído crecimiento económico. Esto último, fue el argumento central el viernes en la reducción de la calificación de la deuda española desde AAA a AA+ por parte de la agencia Fitch.

Economía “Cargada”

A esto, se añaden un desempleo cercano al 20% de la población, basado en un rígido mercado laboral que impediría a la nación establecer con éxito políticas propias del estado de bienestar que el gobernante Partido Socialista (PSOE) ha pretendido establecer. Además, han surgido los temores por eventuales quiebras masivas de parte de varias cajas de ahorro en el país, quienes apostaron fuerte por la financiación de una “excesiva” expansión de la vivienda –la que provocó una burbuja inmobiliaria– situación que quedó en mayor evidencia con el salvataje del Gobierno a Cajasur y con el comienzo de las discusiones el viernes entre cinco pequeñas entidades y la gigante Caja Madrid, bajo un manto en el cual aún existe tanto la opción del rescate como una menos plausible próxima recuperación del sector hipotecario.

En este contexto, y tras la aprobación de un proyecto de austeridad fiscal que pretende ahorrar 15.000 millones de euros entre 2010 y 2011, la mayoría de los analistas coincide en que es poco probable que España “sucumba” a la crisis, pero sí es muy posible que problemas estructurales, especialmente los ligados a la productividad, mantengan al país inserto en un entorno muy distinto al deseado.

Mercado Laboral: El Talón de Aquiles del Bienestar

El excesivo gasto y su derivación en la falta de incentivos productivos, es el elemento más nombrado por los expertos a la hora de sindicar los fundamentos de la crisis española. Para el profesor de finanzas del Babson College de Massachusetts, John Edmunds, esto ocurre “porque la composición política, que es por regiones, les da poder según la distribución histórica de escaños obteniendo algunas muchas subvenciones para, por ejemplo, el pago a desempleados, en donde algunos se mantienen cobrando sin ejercer actividad alguna”.

Además, recalca, la productividad se enreda en leyes del trabajo muy protectoras con los trabajadores, que “son del estilo socialista de los años 50 o 60, en donde cuesta muchísimo dinero despedir a una persona”.

De hecho, este país lidera el costo de despido en la Unión Europea. La indemnización por cese con justificación se sitúa en 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades, y por despido disciplinario la remuneración alcanza los 45 días por año con un límite de 42 mensualidades.

El tema, explica, es históricamente complejo para los socialistas, pues es precisamente ahí donde encuentra parte importante de su base de adhesión social.

En concordancia con esta visión, y haciendo hincapié en el alto “poder de los sindicatos”, el sociólogo y profesor de la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona, Gosta Esping-Andersen, afirma que la única manera de emplear un modelo socialdemócrata en España al estilo escandinavo (que ha mostrado ser sustentable) es combinar un mercado del trabajo muy flexible con protección muy fuerte (vía subsidios), lo que crearía mucho más dinamismo, en lo que sería el “corazón” del éxito de ese tipo de modelo de bienestar (ver detalles en entrevista contigua).

¿Hundimiento?

Con su reacción, los mercados han sido nuevamente uno de los protagonistas de esta “doble crisis” (financiera y fiscal). El argumento del temor ante la deuda es, para el analista de Moody’s, Alfredo Coutino, bastante claro: “Creo que los demás analistas olvidan que América Latina sufrió por décadas de la misma enfermedad fiscal crónica, causa del historial de crisis recurrentes en el pasado. Un país no puede vivir por mucho tiempo gastando más de lo que su capacidad le permite, porque eso lo lleva a un círculo vicioso de mayor deuda-menor crecimiento-mayor déficit, y más exposición a los golpes de los mercados”.

Pese a ello, tanto para John Edmunds como para Alejandro Puente, economista jefe del banco BBVA en Chile, ha existido una notoria sobrerreacción de las plazas bursátiles. Bajo este escenario, Puente descarta de plano una corrida bancaria en España, señalando que la situación de su sistema financiero en términos agregados es buena, y que el plan aprobado el pasado jueves –alza de impuestos y cambios en provisiones bancarias– es parte de “pasos positivos para empezar a hacer frente a la situación”.

A su vez, Edmunds insiste en que la cuestionada nación es tan sólo una más en medio de un panorama de países del euro que “no quieren pagar por la calidad de vida que quieren tener”, y en donde la solución no es “nada del otro mundo: apretarse el cinturón un poquito y recabar más impuestos agresivamente”.

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