Más cerca, pero a la vez más lejos. Esta es la principal paradoja que ha traído la modernidad a nuestras vidas. Pese a que las nuevas tecnologías nos permiten mantener contacto con compañeros de colegio, amigos o familiares, las personas se sienten cada vez más solas. Y especialmente los más jóvenes.
Así lo indica, al menos, un estudio realizado en Gran Bretaña por la Mental Health Foundation: la encuesta realizada a 2.256 personas arrojó que un 53% de éstas entre 18 y 24 años, tiene sentimientos de soledad. Una cifra alta si se compara con los mayores de 55 años, entre los cuales sólo un 32% se siente solitario.
Las cifras en Chile no son muy distintas. Un estudio realizado por Datavoz indica que un 25% de los jóvenes entre 16 y 25 años se sienten solos, mientras que según el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) en los mayores de 65 años sólo un 13% lo siente a menudo.
El dato no es menor para los investigadores, pues rompe con la creencia de que los padres y especialmente los abuelos tienen mayores sentimientos de soledad que las nuevas generaciones. ¿Qué está pasando? Cada vez hay más familias con menos hijos, los que tienden a privilegiar los contactos y amistades virtuales. El problema: muchas veces se encapsulan en ese mundo, volviéndose incapaces de establecer relaciones cara a cara y, por lo tanto de calidad. Es que es más fácil hablar de uno mismo a través de un computador, así como eliminar en un click a "un amigo" cuando se tiene un problema.
¡BUENOS DÍAS INTERNET!
En Chile, un 60% de los jóvenes usa el computador todos los días, cifra que se empina hasta el 92% en el segmento ABC1 y hasta el 79% en el C2. Un 49% de ellos ocupa internet para chatear y el 42% para conectarse a Facebook.
En contrapartida, sólo un 28% de estos jóvenes participa en actividades comunitarias, como agrupaciones culturales, deportivas o clubes sociales. Además, la mitad de los jóvenes reconoce que tiene problemas de comunicación con su familia y que le falta tiempo para compartir con ella.
Éstos jóvenes buscan compañía en la red, pese a que los expertos sostienen que tales relaciones humanas no se dan en igual profundidad que en la vida real. Mientras las relaciones virtuales se centran en la palabra, el contacto cara a cara involucra otras señales, como el tono de la voz, la expresión del rostro y el contacto físico que comunican más cosas y porque además, permiten establecer nexos de verdad y no tras un teclado.
LA IMPORTANCIA DEL CONTACTO
No es todo. Según un estudio de la Universidad de Columbia, un mayor contacto físico al interior de la pareja, con besos, abrazos y caricias, ayuda a elevar la secreción de esta hormona, encargada de la generación de empatía en las personas y de reducir los niveles de estrés. Entre amigos, los palmoteos y golpes de manos están asociados a sensaciones positivas como agradecimiento y simpatía. "El lenguaje no verbal expresa de manera muy eficiente los afectos de los sujetos, pero todo eso queda afuera en una relación virtualizada", explica Emanuel Rechter, psicólogo de la U. Andrés Bello.
Los especialistas advierten, sin embargo, que tampoco hay que despreciar la ayuda que ofrece el mundo virtual. Mariana Falgade, sicóloga de la U. Diego Portales, dice que internet llegó a cumplir el rol que antes desempeñaban las cartas: ser una primera aproximación para establecer intimidad con otras personas. "El problema se produce cuando el joven sólo establece relaciones a través de internet y no cara a cara", advierte.
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