Artículo boliviano: Hoja de ruta marítima

Nota: Cero autocrítica boliviana. Si Bolivia perdió su acceso al mar, fue porque provocó una guerra por no respetar el tratado limítrofe de 1874. Acusar a Chile de premeditación no tiene sustento (los peruanos repiten el disparate), pues los chilenos no estabamos en las cabecitas bolivianas para predecir sus actos ilegales y errores de juicio (tampoco los impulsamos a ellos). Si Bolivia no hubiera violado el tratado y no hubiera pretendido rematar las inversiones mineras de la época, no habría existido motivo para el conflicto. Lo que vino luego, fue el costo que tuvo que pagar Bolivia (aliada con Perú) en sus actos irrespetuosos con el derecho internacional. El endoso de responsabilidades a Chile sólo es una psicótica "evasión histórica".

En la llamada “Agenda de los trece puntos” a la que quedó reducida la demanda marítima de Bolivia, después de 131 años de ocupación de nuestra costa y territorios en el Pacífico por parte de Chile, el número sexto inserta el tratamiento de búsqueda de una solución a la mediterraneidad y enclaustramiento a que fuimos sometidos desde entonces (Guerra del Pacífico de 1879-1883) con todas las consecuencias que ello implicó en la práctica para el país y vergüenza en el Continente Americano.

La historia es por demás conocida en Sudamérica e, incluso, a nivel internacional global, pues no se admite racionalmente en el concierto mundial de naciones, cómo es posible mantener en esta situación de dependencia fronteriza a todo un país y sus pobladores que ahora alcanzan los 10 millones de habitantes. Conocidos como son la nómina y producto de las minas de cobre en millones de toneladas que sostienen su economía y prosperidad desde entonces hasta hoy y por mucho tiempo en el mañana, aquello que el presidente Salvador Allende denominó “el sueldo de Chile” y no es sino un pago indefinido y constante del costo de la contienda por parte del perdedor derrotado. Además de tratarse de una invasión preparada con debida anticipación y ejecutada con premeditación y alevosía.

Chile para mantener la centenaria cuanto ilegal e injusta situación, argumenta en todo tiempo y lugar que el problema es bilateral y no acepta, por tanto, la intervención de organismos como la Organización de Estados Americanos ni de terceros países, lo que hace depender de su absoluta voluntad y sordera crónica, basadas en su potencial militar debidamente actualizado, cualesquiera conversaciones que busquen encontrar vías pacíficas de arreglo como lo viene haciendo Bolivia, desde toda inferioridad de condiciones. Tiene dos muletillas adicionales; la intangibilidad de los tratados que de su parte los ha violado cuantas veces ha querido y un ridículo y falaz argumento de que Bolivia nunca tuvo mar, ignorando de propósito la historia. A este respecto basta y sobra leer el trabajo del historiador norteamericano William Lofstrom titulado Cobija, Primera Salida Boliviana al Mar. A la que en diciembre de 1825 el Libertador Simón Bolívar mediante decreto estableció la intención de ponerle el nombre de puerto La Mar en honor del general ecuatoriano.

Conceptuamos por todo lo expuesto, un acierto que el actual canciller David Choquehuanca hubiera planteado a su par chileno establecer una “hoja de ruta” para tratar finalmente el punto Sexto de la Agenda pendiente y “propuestas concretas” para una salida soberana con continuidad territorial para Bolivia sobre el océano Pacífico, en la reunión que sostendrán en julio próximo venidero. Es hora de entrar en materia.

Artículo original