Entre O'Higgins y Biobío, la zona más golpeada por el sismo del 27 de febrero, aún faltan por construir 18.259 mediaguas, equivalentes al 49%. La tarea inmediata es completar las 37.600 viviendas de emergencia comprometidas ahí, que es la mayor parte del total de 40 mil que se requiere en todo el país.
"La primera meta es lograr que toda la gente que hoy está en carpas esté bajo un techo sólido. Son 2 mil familias en esa situación", explica el general de Ejército Antonio Cordero, comandante a cargo de las fuerzas de apoyo humanitario en terreno. Precisa que la gran demanda corresponde a miles de hogares que no están en carpas, sino que son personas que perdieron todo, pero están de allegados o desplazados.
El ritmo de construcción se ha acelerado, asegura. Ya no faltan los insumos (techos, madera y hasta clavos) como en los inicios, se ordenó el flujo de la producción por parte de los proveedores y el trabajo pudo despegar. Así, si en marzo se levantaban en promedio 333 de estas viviendas al día, ayer fueron 592 y el lunes 729. Mejor aún son los fines de semana, cuando se suman con más fuerza los voluntarios de Un Techo para Chile. Los días 24 y 25 de abril, el Ejército y Un Techo batieron juntos el récord, con 1.135 y 1.241 casas.
En el comando de operaciones, en Santiago, cada tarde se toma el pulso al avance. Están desplegados los mapas de cada región que indican dónde trabajan repartidos los 10 mil militares, cuya institución convirtió este desafío en un "proyecto bicentenario" que se extiende hasta fin de año. No es sólo coordinar tareas y armar mediaguas; también retiran escombros, llevan agua y arman puentes y pasarelas. Las lluvias se convierten en el peor "enemigo". Hoy faltan 43 días para el 11 de junio, plazo fijado por el Gobierno para concluir la fase de dar techo a todos. Si se sigue a este ritmo, podría estar antes. El Ejército espera que el apoyo de los civiles no decaiga: hay que levantar 423 mediaguas diarias para lograrlo.
La VIII Región, la "zona cero", va más atrás, con casi un tercio de las 18 mil viviendas que requiere. "Ha sido complejo", reconoce el general Cordero, porque allí el maremoto arrasó con poblados enteros y había que adecuar terrenos y ripiarlos, para instalar las mediaguas, lejos de los escombros y en un lugar seguro.
"ALDEAS"
Así llaman los militares a grupos de mediaguas. Se ocupan de dotarlos de agua y baños.
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