En el corazón financiero del downtown de Miami, Rishmague conversó con DF para analizar la crisis financiera más grave que ha sufrido Estados Unidos desde los años ‘30. “Los bancos pequeños no tenemos la ayuda que han conseguido las grandes instituciones, no tenemos su economía de escala”, aseguró.
“Los cobros de los grandes bancos se han triplicado desde menos de US$ 1.000 millones a US$ 3.000 millones, ese tipo de cosas no las pueden hacer los bancos chicos. A eso se suma que los bancos pequeños no recibieron el dinero del TARP que recibieron los bancos grandes, porque era muy costoso”.
Pese a que Union Credit Bank fue el primer banco de Florida aprobado por las autoridades para recibir la ayuda federal, “no lo aceptamos porque lo encontramos demasiado caro. Por eso, nosotros decidimos ir de forma privada y conseguir socios”, afirmó. Ahora, están pensando en expandirse.
- ¿Tienen planes de expansión?
- Estamos en la posición de adquirir uno de los bancos que están en poder del gobierno. Estamos en eso, porque ahora tenemos demasiado capital. Podemos aumentar en casi tres veces nuestro tamaño con el capital que tenemos. El problema es que hay que trabajar con el gobierno porque las carteras de estos bancos están muy malas. Por ejemplo, un banco que estábamos mirando tiene una cartera de US$ 300 millones en préstamos y de ellos casi US$ 180 millones están malos. Ese es un problema, no hay un banco que pueda absorber ese tipo de pérdidas. Ahí es donde entra el gobierno. Uno adquiere el banco, lo ingresa a su sistema, le maneja las cuentas, las que estén buenas se quedan y las que estén malas se devuelven al gobierno. El 16 de abril cerraron ocho bancos, en total este año ya tenemos 50. La FDIC calculó, en la última reunión en la que participé, en 780 los bancos que han sido absorbidos por el gobierno.
- Pese a las señales de recuperación ¿aún no acaba la crisis financiera?
- Hay señales de recuperación para los bancos que tenían suficiente capital, porque tienen el colchón para protegerse frente a las pérdidas que tendrán. En nuestro caso, las pérdidas ya están clasificadas, chequeadas y se han colocado las garantías. Pero muchos bancos están esperando a ver si la situación mejora para no poner las pérdidas en los libros. Y eso es un peligro, porque después llega la FDIC a chequearlos.
- La acusación de fraude a Goldman Sachs ha dado impulso a la reforma financiera ¿cómo los afectaría a ustedes un aumento de la regulación?
- A nosotros ya nos ha afectado, por ejemplo, lo que se refiere a las indemnizaciones por despido. Lo que están tratando de parar es lo que pasó en Wachovia, donde el hombre trabajó un mes, lo despidieron y le dieron
US$ 21 millones. La ley se promueve para regular esas prácticas, pero nos afecta a nosotros también, porque aquí con seis meses de salario estás hablando de
US$ 60 mil, platas chicas, pero de todos modos los reguladores tienen que aprobarlo. Tenemos que mandar los contratos a la FDIC y ellos los aprueban, pero demora ocho meses. No hay leyes que beneficien a los bancos pequeños.
- El gobierno ha llamado a los bancos a otorgar préstamos a las pymes, para impulsar el empleo...
- El gobierno dice en público que los bancos tienen que otorgar préstamos, pero no ayuda. Los reguladores dicen que no hay que dar, a pesar de que la historia esté limpia, limpia, limpia. Entonces hay un conflicto entre el gobierno y los reguladores. Eso lo vemos todos los días. El gobierno quiere que prestemos a las pymes, pero tienen que estar bien establecidas, con mucho capital, y como estamos en una economía mala, todas las compañías tienen pérdidas o por lo menos tienen menores ganancias.
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