Desconcertada Concertación

Estaba claro que la elección del domingo 13 era la mejor encuesta para saber cuán cerca estaba Piñera del 50%. Y no estuvo lejos. Incluso más cerca de lo que esperaban algunos. Ahora, tampoco está tan cerca como para que el candidato de derecha cante victoria acompañado de los acordes de la guitarra de su hermano, el Negro.

Pero salió a la luz un nuevo antecedente que no estaba en los pronósticos. Frei está realmente lejos del 50%. Inesperadamente, el candidato oficialista no alcanzó ni el 30%. Terrible para el gobierno. Y las caras largas no se hicieron esperar. Acostumbrada a ganar, la Concertación se vio “desconcertada” el mismo domingo. Sus voceros se vieron descolocados y las caras denotaban preocupación. El “spin” – o manejo comunicacional de los resultados– fue de calambre. Claro, se trataba de un escenario desconocido para ellos: perder, ¡y por paliza! Los más de 14 puntos porcentuales de distancia con Piñera, casi un millón de votos, calaron hondo.

Si bien no existen datos duros, se sabe que un porcentaje menor del electorado gusta de su voto útil y que odia desperdiciarlo. Apuesta a caballo ganador. Cierto que son los menos, pero este tipo de elecciones puede decidirse por esos pocos. Para ellos, la imagen y las expectativas son esenciales. Por tanto, el deficiente “spin” del oficialismo fue una pésima forma de iniciar la recta final.

Pero vamos a lo concreto. Se viene una nueva elección con un escenario bastante inusual. Piñera está bien arriba, pero necesita captar votos para ganar, tarea nada fácil, aunque factible. Se va a enfrentar a una maquinaria concertacionista desesperada. No se imaginan a lo que puede llevar el instinto de supervivencia… Ya lo verán. Es que es duro aparecer, de un día para otro, “a poto pelao” en la calle. Sobre todo después de años colgados de una mamadera que da leche con extra crema. Por lo mismo, todo lo que ha visto Piñera en términos de ataques, hasta ahora no será nada con lo que verá en lo que resta. Pero, ojo, en esta desesperación por apegarse al poder, la Concertación podría cometer errores poco acostumbrados en su exitosa historia. Frei puede que tenga que hacer demasiados guiños a la izquierda, en circunstancias que Piñera puede moverse relajadamente hacia el centro.

Reconozco que, hasta el domingo, era un convencido de que el factor Bachelet, con una popularidad altísima, era algo absolutamente desequilibrante en la balanza eleccionaria. Pero después de ver que Frei no fue capaz de arrastrar ni la mitad de ese apoyo, me quedó claro que este factor, por una razón inexplicable para este hidalgo servidor, se hace irrelevante o ineficaz con el candidato de la nariz pronunciada.

Si se aplicaran los cruces de la encuesta CEP o de la misma CERC, que ha resultado bastante confiable, Piñera tendría ganado el balotaje. Pero el tema en Chile no es tan simple. No se puede mirar en menos el poder de la Concertación y su fuerte arrastre en el padrón electoral actual. Y de la maquinaria de gobierno, capaz de casi cualquier cosa por salvar su pellejo.

Si llegó la hora de la alternancia, como ya expresé en anterior columna, bienvenida sea. El cambio tiene externalidades muy positivas después de 20 años de monólogo, aún cuando éste haya sido relativamente exitoso. La corrupción es directamente proporcional al tamaño del aparato público, sin distinguir color político, pero prolifera abundantemente en espacios donde no se ha limpiado el polvo en un buen rato. La alternancia es, por lejos, el mejor trapero. Además, imprime competencia –con las mejoras que ésta exige– a un sistema de gobierno que se había vuelto monopólico y fome.

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