78% de peruanos descontentos con su gobierno

Así son las cifras, de lapidarias para con los “vendedores” de ilusiones,...

Según resultados del Latinobarómetro 2009 (encuesta realizada entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre pasados en 18 países de la región) dado a conocer el 11/12/2009 en Santiago de Chile, crece el apoyo de las mayorías nacionales a sus democracias; así tenemos que muestran un mayor respaldo a los sistemas democráticos de sus países: Venezuela (85%), Uruguay (81%), Costa Rica (74%) y Bolivia (71%), mientras que México (42%) y Guatemala (41%) son las naciones latinoamericanas con un menor apoyo. Países como El Salvador, República Dominicana, Panamá, Argentina y Chile muestran apoyos que oscilan entre el 68 y el 59%, en tanto que en Paraguay, Colombia y Ecuador no se supera el 50%.

En cuanto a la satisfacción de los ciudadanos con el sistema democrático de su país, los uruguayos son los más satisfechos (79%) y los peruanos los más descontentos (22%).

No obstante la crisis económica el ciudadano latinoamericano es consciente que la democracia es la forma de superar las dificultades, pobreza y arribar a la tan ansiada justicia social en la región, es decir, los pueblos no aceptan regímenes dictatoriales como el impuesto por los Halcones sionistas-norteamericanos en Honduras.

Igualmente, en forma contundente el país más democrático de América Latina es Venezuela, con el 85% de respaldo ciudadano y al otro lado, con el 78% de descontentos con su gobierno los peruanos.

Así son las cifras, de lapidarias para con los “vendedores” de ilusiones, para los engatusadores, para los “vivos”, para con los que dicen una cosa y hacen otra, para aquellos que prefieren los “negocios” con la oligarquía y burguesías nacionales a la dignidad, para los que apoyan las bases militares imperialistas en nuestro continente, para los que promueven y apuntalan los golpes de Estado sembrados por la ultraderecha norteamericana.

Qué duda cabe, en el Perú, el próximo gobierno será de una izquierda articulada en torno a un Proyecto Nacional, no alrededor de un Plan de Gobierno de coyuntura y tampoco de figuras mesiánicas ni mandamases, que buscan el poder por el poder. Será una unidad que aglutina en su seno a todas las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas, sin exclusiones, que distingue lo fundamental de lo accesorio. En la lucha por la liberación nacional antiimperialista, no sobran los revolucionarios. La clave es la más amplia unidad de todas las fuerzas dispuestas a defender la vida en nuestro planeta.

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