El insuficiente triunfo del empresario Sebastián Piñera en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias chilenas, tal como preveían los sondeos, apenas ha modificado las expectativas creadas desde un principio sobre el desenlace final del proceso para la elección del Jefe del Estado.El nuevo horizonte electoral de reticencia al bloque de la Concertación –gobernante desde el fin del pinochetismo– ha virado a favor del candidato de una derecha ausente del poder desde el histórico triunfo electoral del frente allendista de la Unidad Popular, otro bloque de concertación de centroizquierda emparentado con el representado por las presidencias de Ricardo Lagos e Isabel Bachelet.
Curiosamente, Enríquez-Onimani, el izquierdista independiente, que dejó las filas socialistas para marchar por cuenta propia, visitaba el domingo antes de votar la tumba de su padre, dirigente del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), organización guerrillera castrista que con la facción radical de Carlos Altamirano, hizo descarrilar la primera Concertación centro-izquierdista chilena y provocó el golpe de Estado del general Pinochet.
La incógnita de qué hagan finalmente los votantes de Enríquez-Onimani –quien dice que no recomendará que voten contra el candidato de la derecha–, cabe interpretarla como dato potencialmente favorable para que Piñera consiga la ventaja suficiente en la segunda vuelta, el 17 de enero de 2010, que le lleve al Palacio de la Moneda.
Ese eventual regreso de la derecha política al poder significaría el cambio completo en la rotación democrática del sistema chileno, pues tras los cuatro periodos presidenciales habidos desde el fin de la dictadura militar, protagonizados por la coalición de centroizquierda, la normalidad plena de la democracia andina se habría coronado por el retorno al Gobierno de la derecha sin adjetivos.
La hipótesis de un empresario en La Moneda tiene en estas tempranísimas horas menos de especulación teórica que de fuerte probabilidad. Si Enríquez-Onimani no cambia de parecer, la Concertación de centroizquierda no vencerá al candidato de la derecha. Chile habría cubierto su segunda transición.
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