Por Patricio Navia
De las cinco semanas de campaña entre primera y segunda vuelta, Sebastián Piñera ya puede sumar a su favor la primera. Desde que se iniciara la semana con el 44% de los votos, el entusiasmo ha fluido desde la campaña de Piñera. El 29,6% obtenido por Frei en primera vuelta, en cambio, ha hecho que la desazón y negación reinen en el comando oficialista.
El gobierno ha optado por alejarse del candidato de la Concertación. Si bien liberó a varios funcionarios de confianza para que se sumaran a la campaña, la Presidenta Bachelet todavía no habla sobre la baja votación de su candidato.
Jorge Arrate, que como candidato hizo llamados para crear un frente antiderecha, se tomó unos días de descanso. No ha habido gestos personales de Frei hacia su ex contrincante. El PS tampoco ha invitado a volver al partido y el PC parece satisfecho con sus tres diputados. Sabe que aunque con ellos no basta para ganar, Frei perderá sin el apoyo explícito del PC. El precio que han puesto los comunistas para sentarse a la mesa de negociación comprensiblemente va en aumento.
Enríquez se siente ganador con el 20% y, aunque dijo que la victoria de la derecha sería un retroceso -con lo que tácitamente anunció su voto en segunda vuelta- no tiene para qué hacerse cómplice de una derrota.
Ambiguamente, Frei ha dicho que tiene puertas abiertas para todos. Pero con eso no basta. Hay que salir a buscar activamente esos votos. Si la Concertación le cobra la palabra a Enríquez y crea puentes, el diputado difícilmente podrá mantenerse neutral. Los votos no son suyos, pero va a ser mucho más fácil sumarlos a la Concertación con su apoyo que con su indiferencia. Finalmente, los simpatizantes de Enríquez se entusiasmaron con el discurso del cambio y si Frei se demuestra incapaz de personificar la renovación, una minoría decisiva de esos votos emigrará hacia Piñera.
El error de la diputada electa Marcela Sabat -que defendió a su candidato contra inexistentes acusaciones de ladrón- y la reaparición del caso Banco de Talca, permitió a la Concertación reagrupar fuerzas y ordenar su discurso. Pero al comando le bastó con sacar a Sabat de su campaña para evitar futuros errores.
Mientras no tropiece, Piñera seguirá siendo el favorito. Mientras la Concertación se esmera en revivir el discurso del plebiscito que ya fracasó en primera vuelta, el candidato de la Coalición por el Cambio busca apropiarse del mensaje del cambio.
Por ello, el desafío es más difícil para la Concertación, que tiene que sumar la gran mayoría de los votos de Arrate y Enríquez. A la Alianza le basta un esfuerzo menor.
Para acortar distancia, la Concertación debe demostrar disciplina, entusiasmo y articular críticas más efectivas que subrayen las debilidades de Piñera, pero por sobre todo, debe diseñar una estrategia para apropiarse del discurso de cambio que alimentó la votación por Marco. Si insiste en que debe seguir en el gobierno porque lo hizo bien en 20 años, bastará con que Piñera atraiga apoyo a partir de la idea que, por más útil que resultó la Concertación para avanzar hasta aquí, Chile está necesitando un vehículo más nuevo, moderno y renovado.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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