La nueva Onemi

No volverá a repetirse. Nadie podrá captar ni menos transmitir en directo una imagen como la de la Presidenta Bachelet en la Onemi, en las horas más inciertas después del terremoto y maremoto del 27/F.

Hoy, puertas con chapas digitales con clave restringen los accesos a la Oficina Nacional de Emergencia, pronta a ser reemplazada por la Agencia Nacional de Protección Civil. Una cortina metálica, que se activa desde el interior, impide la toma de imágenes indeseadas por la ventana en que se ubica la prensa para captar los movimientos del centro de operaciones.

Asimismo, para las autoridades se habilitó una zona de seguridad, con computadores, teléfonos y pantallas con conexión directa a Sismología y el SHOA, lejos de cualquier lente. El único lugar para obtener una versión es la también refaccionada sala de prensa.

Tampoco será reeditada la falta de un helicóptero presidencial para monitorear las zonas afectadas, ya que la Jefatura del Estado Mayor Conjunto, a través del Ministerio de Defensa, elaboró un protocolo para el oportuno traslado de las autoridades, que consiste en poner de inmediato a disposición de éstas, o de un científico si se trata de un volcán en erupción, el traslado aéreo, con tiempos definidos de acuerdo a una tabla, los lugares de despegue y el tipo de nave.

Los mayores cambios se enfocaron en el fortalecimiento de los sistemas de emergencia y alerta temprana y protección civil, con turnos las 24 horas del día en todas las regiones, y con equipos de radioperadores certificados. También en una nueva estructura para la toma de decisiones, integrada por un Sistema Nacional de Alerta Temprana, un Consejo Nacional de Protección Civil y un Comité Nacional de Operaciones de Emergencia.

El foco está puesto en las comunicaciones. Aparte de la telefonía fija, se habilitó -para evitar el blackout comunicacional de las primeras horas de la catástrofe- un nuevo sistema troncal nacional de emergencia de alta frecuencia, con dos refuerzos: un enlace con la red torrente del Ejército y una red nacional de telefonía satelital con más de 50 aparatos activados, que ya están en poder de las máximas autoridades del país. Estos últimos operan en todas las regiones como "plataforma redundante" en caso de que los sistemas permanentes se debiliten.

Los input de información se reforzaron con los radioaficionados (ayer hubo un ejercicio con Federachi y Radioclub) y con la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) y otros consorcios radiales, para aprovechar la capacidad de éstos de llegar con información en tiempo real a la población.

Aparte del despacho de alertas vía mensajes de texto a los celulares y de información a través de las redes sociales, se estudia intervenir automáticamente las pantallas de TV para informar respecto de una emergencia.

En paralelo se elaboró un nuevo protocolo con el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), para las alertas de maremoto.

En infraestructura también hay cambios. Se trasladaron siete oficinas por estar ubicadas en zonas de riesgo, no reunir condiciones mínimas de operación o haber sido destruidas, como las del Biobío y del Maule. Este año se trasladarán dos más, O'Higgins y Coquimbo, para mejorar su estándar.

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