La diferencia de 8.8 a 9.5 Richter podría suponerse pequeña pero, por desgracia, eso es así sólo en matemática. Otro dato revelador es que 14 años se demoraron los científicos en establecer que la magnitud del sismo en Valdivia fue de 9.5 Richter.
Esto porque muchas de las agujas de los sismómetros saltaron y de rompieron. El cataclismo liberó una cuarta parte de la energía sísmica acumulada desde 1906, una cantidad más que impresionante para la ciencia.
Ahora, un grado de diferencia en la escala Richter significa que el siguiente es 32 veces más fuerte que el otro. Fue por esto que en mayo de 1960 la fractura tuvo 1.000 kilómetros, mientras la de 2010 es de 453 kilómetros. Y si la fractura es menos de la mitad, la cantidad de réplicas será necesariamente mayor.
Hay que considerar que en 1960 la energía que se liberó fue de 2.670 kilotones, según coincidieron expertos, los que equivalen 213.610 bombas de Hiroshima. Mientras, el sismo del año pasado tuvo “sólo” 238 kilotones, ó 19.040 bombas como la que destruyeron la ciudad japonesa durante la II Guerra Mundial.
Y mientras el terremoto del 60 tuvo una duración de 5 minutos, el de ahora se percibió durante 1.50 minutos. Siempre revisando la historia, uno provocó 1.655 muertos y el 27F tuvo 577, según el Ministerio del Interior.
Los deslizamientos promedios de las capas se calculan en 20 y 10 metros, respectivamente, y no deja de ser curioso que, en millones de dólares (al cambio de 2010), las pérdidas fueron de 3.000 millones en 1960, pero de 30.000 millones de dólares ahora.
Los levantamientos fueron de 5.7 metros en 1960 y ahora, de 1.5 metros, mientras que antes se produjeron hundimientos comprobados de 2.7 metros.
La Placa de Nazca se hunde bajo la Sudamericana, lo que se conoce como subducción, desplazándose 7 a 8 centímetros cada año, donde se produce una deformación lenta en la zona de fricción, hasta llegar al posterior levantamiento.
Lo que provoca el maremoto es el golpe de la placa submarina que recibe el mar tras un terremoto de gran magnitud – uno que nos impide mantenernos de pie. Por ello es que el tsunami sí se puede predecir, pero los terremotos todavía no.
El 2010, la comunidad científica mundial aprendió con las alturas de las olas modeladas, que los tiempos de impacto pueden ser mayores a los que se estimaban con anterioridad.
El país se divide en segmentos y subsegmentos y todos los expertos coinciden en que es muy improbable que, en el corto plazo, se vuelva a repetir un terremoto tan destructivo como el 8.8 Richter de hace un año en la misma zona de la fractura.
Ahora pareciera que la energía se acumula desde la mitad del Golfo de Arauco hasta de Península de Taitao, así como en el segmento norte de Chile.
Un último dato es que el 8.8 Richter tuvo su foco a 35 km de profundidad, pero en Pichilemu hay una falla a sólo 15 km de profundidad donde se generó la réplica de 6.9 Richter del 11 de marzo, en plena ceremonia de Toma del Mando del Presidente Piñera, en Valparaíso.
- No es una grieta, ni una abertura. Es un deslizamiento, como si hubiera dos libros y uno se moviera sobre el otro – me explicó el director del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, quien propuso al Gobierno estudiar los suelos primeros y luego autorizar reasentamientos que no conlleven riesgo.
En un periodo de estudio de tres meses, tras el 27F se registraron 22 temblores sobre 6.0 Richter y 279 mayores a 5.0 Grados. La salud mental de la población en la zona del terremoto fue puesta a prueba.
Pero ya van quedando atrás las horas y los días de sufrimiento y angustias. Es hora de que el único movimiento lleve arriba los sueños y abajo los miedos. Cariños a todos. ¡Arriba la gente!
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