El procesado cirujano Patricio Silva negó que el deceso en 1982 del ex presidente chileno (1964-70) Eduardo Frei Montalva haya sido un homicidio y aseguró que no tuvo conocimiento de que se le hubiese aplicado un medicamento en proceso de experimentación. "No existe ningún antecedente que indique homicidio" dijo Silva, de 80 años, a la revista Qué Pasa, en la primera entrevista a la prensa desde que se viera involucrado en la investigación por la muerte de Frei Montalva. Silva, quien ingresó al Ejército en 1955 y llegó al grado de coronel, reconoció haber asistido sólo a un curso de Medicina de Paracaidismo por tres semanas a la Escuela de las Américas.Fue subsecretario de Salud de Frei, a quien dice que conoció en ese momento, aunque dirigentes demócrata cristianos afirmaron que participó en la campaña electoral de los años 60. El juez Alejandro Madrid escribió en su fallo del 7 de diciembre pasado que llegó a la convicción de que el ex Jefe de Estado fue asesinado mediante el suministro de sustancias tóxicas que se le aplicaron durante su hospitalización en la Clínica Santa María, donde fue intervenido tres veces luego que surgieran complicaciones tras una sencilla operación al hiato. Silva cuenta que él se había opuesto a la primera intervención porque Frei sufría una "depresión" y que por las complicaciones postoperatorias asumió como jefe del equipo médico, a solicitud de Carmen Frei, hija del ex gobernante.
Artículo original
La tesis de que el ex Presidente Eduardo Frei Montalva fue asesinado, cobró fuerza, hace un tiempo, aun cuando pensamos que será difícil establecer responsabilidades. Su hijo, el senador Eduardo Frei Ruiz Tagle ha dicho que “es primera vez que un ex mandatario sufre tal atentado”.
ResponderBorrarVamos a nuestro archivo, específicamente a las carpetas de los Presidentes de Chile. Todos. Desde Mateo de Toro y Zambrano hasta Michelle Bachelet. El Presidente de la Juntas de Gobierno de 1811, 1812 y 1814, Primer Comandante en Jefe del Ejército José Miguel Carrera murió asesinado – tras un burdo juicio – en Mendoza, el 4 de septiembre de 1821. Nunca se han determinado quiénes y qué maniobras gestaron ese fusilamiento que hasta hoy avergüenza nuestra historia.
El Coronel Manuel Rodríguez Erdoyza, que integró el Directorio Supremo del 23 de marzo de 1818, fue muerto en oscuras circunstancias el 26 de mayo de 1818, mientras era trasladado a Valparaíso, con la excusa de sacarle del país. Un oscuro sargento, Antonio Navarro y dos cabos de apellido Parra y Agüero consumaron el atroz crimen al anochecer de ese día. El proceso seguido a los autores fue lento y sin ánimo de establecer responsabilidades. El expediente permaneció oculto en el Archivo Nacional y se publicó en escasos ejemplares en 1894, cuando se intentaba ubicar los restos del prócer en Til Til. Pero la edición fue recogida y manos anónimas le expurgaron páginas que comprometían a autoridades de la época. El original de ese juicio desapareció del Archivo. Tenemos un ejemplar de esa obra en nuestra biblioteca.
Una dramática fotografía publicada en la historia de Encina y Castedo, muestra al cadáver de Balmaceda, con la pistola en su mano derecha y la sien sangrante. El más inexperto se da cuenta que es un montaje. Nunca se hizo un proceso para determinar la causa y la forma de la muerte del malogrado mandatario. Sin embargo hay un hecho no considerado: Balmaceda era zurdo y, en consecuencia, difícilmente habría cogido el arma con la diestra. Una caricatura le muestra, con la herida en la sien derecha, siendo arrastrado por los demonios, ¿Quién es el autor de esa imágenes? ¿Qué se quería justificar? Como si lo anterior fuese poco, todas las referencias a su muerte, desaparecieron de los archivos oficiales.
¿Qué causas llevaron a la muerte al Presidente Pedro Montt? Su mal se advirtió a mediados de 1908. Ningún médico acertó a un diagnóstico preciso. Montt visitó incluso a un famoso “curador” de Constitución llamado el Padre Tadeo, de cuya fama se hablaba, con lucidos ejemplos, en la prensa de la época. Su habilidad sanatoria era similar a la del Padre Pío. Pero nada pudo con la extraña afección del Mandatario. Un artículo de esos días, hizo una burlona alusión a los devaneos de su esposa Sara del Campo con uno de sus ministros. Nada se ha dicho del cocinero de la Moneda de esa época, emparentado con uno de los asesinados en la masacre de la Escuela Santa María. Lo cierto es que la salud del Presidente se hizo cada vez más alarmante. Alguien supuso un envenenamiento. En definitiva, Montt viajó a Alemania, pero murió en el barco, en Bremen. El protocolo de su autopsia nunca fue revelado. Para los espíritus más supersticiosos, los sucesos de Iquique le cobraron la cuenta.
Pedro Aguirre Cerda, salvo ser un fumador moderado, gozaba de buena salud al asumir la Presidencia el 24 de diciembre de 1938. Sin perjuicio de su condición de masón, dispuso construir un gran pesebre frente a la Moneda en esas navidades. La jerarquía eclesiástica miraba con recelo la asunción del mandatario radical. El Cardenal Silva Henríquez recordaba que, por esos días – siendo un simple sacerdote – un obrero le amenazó con el degüello al pasar por una calle. Aguirre Cerda fue, en todo caso, respetuoso con todas las ideas religiosas. Pero se hablaba de una conspiración de la derecha, entonces una oligarquía cerrada e intolerante. Súbitamente la salud de Aguirre se fue debilitando. Un cáncer pulmonar o de las vías respiratorias comenzó a segar su existencia. Al morir, el 25 de diciembre de 1941, la idea generalizada de la muerte provocada se posesionó entre las clases más desposeídas. Su funeral fue acompañado por una inmensa muchedumbre que concurrió desde todo Chile en repletos trenes. Es probable que el Presidente hubiese muerto de una causa patológica, pero la conciencia colectiva le supuso asesinado y la idea rondó durante varios años en la mistificación que sucede al deceso de toda personalidad carismática.
ResponderBorrarAllende muriendo bajo las balas de una patrulla militar que asaltó la Moneda, el 11 de septiembre de 1973, es una descripción que circuló ampliamente por el mundo durante varios años. Incluso se culpó del hecho al general Palacios. Esa misma noche oí, en una radio de onda corta, una noticia de una emisora extranjera expresando, enfáticamente, que “El General Palacios a salvado a Chile dando muerte al dictador marxista”. Lo cierto es que el ex Mandatario se suicidó en un salón de la casa de gobierno. Sin embargo su tumba del Cementerio Santa Inés, en Valparaíso, fue profanada por sus seguidores, pero la acción alcanzó a ser descubierta por una guardia de soldados. Al exhumarse sus despojos, en el gobierno de Aylwin y ser trasladados a Santiago, no se hizo un examen de identidad de los restos, para dilucidar los mitos que circulaban en torno a su deceso y entierro. La familia expreso sus dudas al respecto, ya que no se les permitió acceso al féretro.
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