El diputado electo por Puente Alto Osvaldo Andrade asegura que, para rearmar las fuerzas democráticas desde la oposición, hay que dejar atrás rápidamente el dolor de haber perdido las elecciones y hacer un nuevo contrato entre el centro y la izquierda, para mejorar las condiciones que permitan recuperar la confianza del electorado y constituirse en alternativa de gobierno en cuatro años más. Aunque da la bienvenida a nuevos liderazgos, dice no creer en “decretos de jubilación” en política y asegura que el PS enfrentará al nuevo gobierno desde su identidad de partido de izquierda, afincado en los trabajadores y en el mundo popular, con quienes debe recuperar el vínculo original.
-¿Por qué se perdió la elección?
-Se ha producido un desapego cada vez más intenso entre el mundo político y el mundo popular. En esta elección fue suficiente para que no ganáramos. Durante todo este tiempo hemos abusado de la sensatez del mundo popular, creyendo que siempre nos respaldaría, y llegó el momento en que nos pasó la cuenta. Esa es una desconsideración que viene desde el inicio de la transición. Al principio tenía que ver con la necesidad de mostrar capacidad de gobernabilidad, pero se transformó en virtud para algunos. Hay ahí un pecado original que no se ha resuelto y que hizo crisis en esta última elección. Lo segundo es que, por esta misma razón, generamos políticas sólo desde el gobierno y nos olvidamos que la política es algo más que eso. En mi opinión, aquí hubo dos excesos muy lamentables. Primero, mucha frescura, por decirlo elegantemente, y segundo, un clientelismo exagerado.
-¿Qué lecciones se pueden sacar de esta derrota?
-La primera es que la Concertación es inconsistente, si sólo tiene que ver con la elite política. Es insuficiente, si no tiene un acercamiento objetivo y real con el mundo que dice representar, y ese mundo ya no quiere ser representado sólo en el momento de las elecciones; no basta, quiere verse representado activa y permanentemente. Reconozco que hubo errores en el comando y en los partidos políticos, pero no son la causa basal. Esta tiene que ver con un alejamiento sistemático del mundo popular paulatino, o de los ciudadanos, como dicen otros. Tenemos que sentirnos muy orgullosos de lo que hemos hecho en estos 20 años, pero eso no significa que admitamos que hemos cometido un error.
-¿Cómo ve la reconstrucción de la centroizquierda?
-Yo discrepo del concepto de centroizquierda. Aquí lo que hay que restablecer es un contrato nítido entre el centro y la izquierda. La Concertación fue un acuerdo entre el centro y la izquierda y no un pacto de centroizquierda. Se dice ahora que todos somos progresistas y eso sólo confunde más, porque ¿qué es ser progresista? Para ser mayoría en Chile y tener capacidad de gobernar, necesitamos un entendimiento nítido entre el centro y la izquierda. Por supuesto, hoy día la izquierda es más plural, más amplia, porque el PC tiene parlamentarios y ya no es un partido proscrito ni excluido. Hay que hacerse cargo de esa realidad y también de los nuevos temas y de la existencia de otros grupos, pero sin olvidar nuestra identidad.
-Hablando de eso, ¿cómo debe plantearse el PS en este nuevo escenario?
-Desde lo que es. El PS no es un partido del progresismo, es un partido de izquierda y popular. No es centroizquierda, está afincado en los trabajadores y en el mundo popular. Hay que retomar esa vieja aspiración, no por nostalgia, sino porque hay un tema central de la sociedad chilena que no ha sido resuelto: la desigualdad. Por eso digo que uno puede sentirse muy orgulloso de muchas cosas que hemos hecho en Chile, pero tenemos un lunar enorme del que nos tenemos que hacer cargo. Mientras la desigualdad no se resuelva adecuadamente vamos a seguir teniendo muchas dificultades como sociedad.
-¿Qué piensa de la renovación de ideas, de estilos y también de gente?
-Me parece bien todo tipo de renovación siempre que sea conducente a un propósito común, pero no el cambio y la renovación per se. Y ese propósito es mejorar las condiciones para volver a ser gobierno y volver a encauzar un proceso de cambios en la sociedad chilena. Desde ese punto de vista me parece bien que existan más interesados en concurrir a este esfuerzo, pero me da lo mismo la edad porque no creo que en los decretos de jubilación para la lucha política. Jubilar a ciertas generaciones es un profundo error porque hoy día necesitamos a todos. La correcta amalgama entre una y otra cosa es lo que le va a dar sustento a un proceso común.
-¿No resulta doloroso para el PS que una Presidenta socialista entregue la banda presidencial a la derecha?
-Lo que importa es que hemos perdido y no es un problema de dolor. El duelo dura 24 horas. De lo que hay que preocuparse ahora es de cómo seguimos avanzando, cómo impedimos que las tesis neoliberales se amplíen y se expandan en el país y cómo impedimos que la derecha haga realidad sus aspiraciones no explicitadas en su programa. Esa es una tarea que nos convoca a todos, entonces dejemos los dolores atrás. Si algunos quieren estar adoloridos los cuatro años, ese es otro problema, pero los que se dedican a la tarea política tienen que hacer de este duelo algo muy corto, porque mientras estamos enfrascados en tonterías fíjese lo que ha pasado con Lan, lo que ha declarado el senador Novoa, lo que se está diciendo sobre flexibilidad laboral y sobre establecer un salario mínimo distinto para los jóvenes, lo que se está hablando sobre indemnizaciones, puras facilidades para despedir gente. Esas cosas están pasando mientras nosotros seguimos enfrascados en el duelo, el dolor o la tontería.
-¿Cómo ve la Concertación y la relación entre los socios?
-Insisto, hay que hacer un nuevo contrato entre el centro y la izquierda, explicitar los propósitos comunes y también las diferencias. Si queremos dar a Chile más democracia y más justicia social, hay un amplio espectro de posibilidades para entendernos. El 12 de septiembre de 1973 aprendimos que para gobernar Chile necesitábamos al centro y éste necesitaba a la izquierda. Lo aprendimos dramáticamente. Con un gobierno de derecha, ese desafío ha recobrado vigencia y hay que enfrentarlo rápido porque al 11 de marzo tenemos que tener estructurada una oposición que debe ser seria. Esto de una oposición constructiva, leal, me parece sólo una siutiquería, un argumento retórico. Nosotros como socialistas vamos a ser oposición porque no estamos de acuerdo con la matriz del gobierno que asume el 11 de marzo.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
se esta ordenando la baraja... mejor.
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