Es de esperar que Chávez se empeñe en hacerle difícil la vida.
La victoria de Sebastián Piñera es una gran oportunidad y desafío para las ideas de la libertad en América Latina. Como bien dice el Reporte de Libertad Económica para América Latina 2009-2010, (http://www.relial.org/Archivos/libEcAmLat2009-2010.pdf) “el camino hacia la libertad económica en América Latina no sólo ha estado marcado por la valentía y el trabajo sensato de muchos sino también por logros sobresalientes y fracasos catastróficos”. El gobierno de Piñera tiene mucho que aprender de estas lecciones; desde rodearse de gente sensata y valiente que refleje la diversidad chilena hasta reconocer los errores que han cometido gobiernos amigables con el libre mercado. Sobre todo, reconocer que debe gobernar para todos los chilenos y no sólo para una elite particular.
Aunque Chile ha escapado al avance del radicalismo de izquierda, es de esperar que Chávez y sus aliados se empeñen en hacer difícil la vida del nuevo Gobierno. En ese sentido, es vital que el nuevo Gobierno reconozca que el radicalismo de izquierda se nutre de los sentimientos de quienes no han sido adecuadamente tomados en cuenta en decisiones colectivas, de quienes siguen sumidos en la pobreza o quienes experimentan altos niveles de inseguridad y/o corrupción.
El avance del narcotráfico, la creciente ola de inseguridad y de violencia, el colapso de los sistemas de justicia y la pobreza han sido el caldo de cultivo ideal para estas ideas. Aunque este no es el caso de Chile del día de hoy. Muy por el contrario, Chile es un ejemplo para el continente de todo lo contrario, es importante que el nuevo gobierno reconozca que la mejor manera “vacunarse” contra las ideas del Socialismo del siglo XXI es continuar con los avances en materia de desarrollo económico, social e institucional.
Es importante que el nuevo Gobierno reconozca que su compromiso con la libertad debe consistir con asegurar una “cancha” pareja para todos y garantizar la igualdad de oportunidades. Adoptar políticas más amigables con el libre mercado no implica adoptar políticas que otorguen favores y privilegios a determinado grupo de la sociedad.
Parafraseando al referido índice, reconocer la importancia de garantizar la igualdad de oportunidades, el correcto funcionamiento de las instituciones y la plena vigencia de un Estado de Derecho. El gobierno de Piñera tiene una gran oportunidad: cambiar para Chile para mejor.
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