En América Latina se prevé cambios del mapa geopolítico. La cita de Defensa de Unasur empezó en Manta, Ecuador.
Los procesos políticos internos de varios de los países más importantes de la región han abierto la vía para romper el tablero regional. Este escenario, hasta ahora, está dominado por gobiernos con un sello de izquierda, entre los llamados moderados y los bolivarianos.
La clarinada más fuerte de cambio fue en Chile, con la elección del derechista Sebastián Piñera como nuevo presidente. El electorado dejó atrás 20 años de gobiernos de La Concertación, la coalición de centro-izquierda cuyos gobiernos han mantenido relaciones cordiales con la mayoría de países de la región, incluido Venezuela.
Solo un día después de su elección, el futuro gobernante chileno dejó en claro que no seguirá la línea de su antecesora y aún presidenta, Michelle Bachelet, cuando cuestionó el modelo de democracia bolivariana liderada por Venezuela. “Yo tengo muchas diferencias con la forma en que se están manejando los temas públicos en Venezuela y quiero decirlo con mucha claridad”, fueron las palabras de Piñera tras su victoria.
Por ello, a la luz de la posición del futuro huésped de La Moneda, se visualiza al “factor Chile” como signo del inicio de un proceso de freno a los gobiernos de signo de izquierda.
“Hay un frenazo en la tendencia de victorias de la izquierda y una división ideológica continental”, dice el analista español afincado en Bogotá, Román Ortiz, quien anticipa que desde Santiago se construirá nuevas alianzas con gobiernos con los que tengan mayor sintonía ideológica.
Desde junio de 2008, cuando Piñera preparaba su candidatura, no dejó margen a dudas de que Colombia será el país con el que desea estrechar relaciones. Su sintonía con el Gobierno de Bogotá ya quedó en evidencia en junio de ese año.
De ahí que el politólogo y catedrático chileno, Guillermo Holzmann, prevea que su país vaya a tejer alianzas con aquellos países más identificados con procesos de globalización. Entre ellos figuran Brasil, Perú y Colombia.
En este escenario, Colombia es otra de las fichas estratégicas del tablero regional, en el que ha lucido sola en el último tramo del segundo mandato de Uribe.
Sin embargo, los entretelones electorales de las presidenciales de mayo perfilan a Uribe como casi seguro candidato a una segunda reelección, con lo cual el signo político de Colombia se mantendrá.
Con ello, todo indica que su política de seguridad no variará, aunque esta vez tendrá el apoyo frontal Piñera, como ya no anticipó en 2008 el dirigente chileno. De ahí que en Colombia no resulte extraño que el Gobierno ya haya emitido señales de replantear su actuación en la Unasur, un foro que le ha resultado complicado tras el bombardeo de 2008 a Ecuador y por la firma del acuerdo de seguridad con los EE.UU.
El acelerado proceso de deterioro de los gobiernos aliados de Venezuela y Argentina aparece como un tercer elemento que amenaza con debilitar la hegemonía de los gobiernos de izquierda. El gobierno argentino de Cristina Fernández ya recibió el primer aviso en junio del año pasado, cuando perdió la mayoría en el Legislativo.
Y el presidente Hugo Chávez atraviesa por estos días una crisis interna marcada por racionamientos energéticos, inflación y protestas callejeras por su mano dura con medios de oposición.
Si bien Manuel Gaitán, profesor venezolano de relaciones exteriores de la Universidad Sergio Arboleda de Bogotá, aclara que no son procesos de desgaste extremo, anticipa que sí se constituyen en procesos que amenazan con romper “el coro monolítico de versiones de izquierda radical y moderada”.
Por lo pronto, en Honduras terminó la influencia bolivariana tras el triunfo del conservador Porfirio Lobo, mientras que el año pasado en Panamá se reinstaló la derecha con Ricardo Martinelli. No obstante, Gaitán y otros analistas advierten que aún falta por decantarse el rumbo de Brasil, que este año también irá a las urnas.
Artículo original
No hay comentarios.:
Publicar un comentario