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domingo, enero 24, 2010

Piñera: "Espero que en la Concertación entiendan por qué perdieron"

El Presidente electo hace un diagnóstico del futuro de la Concertación y argumenta que una serie de gastos le impedirá destinar toda su fortuna a un fideicomiso ciego.

Tres días después del fin de su victoriosa campaña electoral, Sebastián Piñera seguía realizando promesas desde el teléfono de su oficina, en el piso 18 de un edificio de Apoquindo. Al Presidente de Panamá, Guillermo Martinelli -quien lo llamó para felicitarlo y decirle que vendría a su toma de posesión, pese a que su cumpleaños se celebra el 11 de marzo-, Piñera le garantizó que se esforzaría para organizarle en Santiago "la mejor celebración de cumpleaños de su vida".


Tanto el Presidente electo como su círculo más cercano están conscientes de que el principal desafío de su gobierno será cumplir con las altas expectativas que ha generado. Metas como bajar la delincuencia, crear un millón de empleos y darles más oportunidades de surgir a los chilenos- además de inaugurar un nuevo ciclo político y tomar posiciones más claras en política exterior- son tareas de gran envergadura. Por lo mismo, Piñera ha buscado desde el primer momento imprimirle a su futuro gobierno el sello de la urgencia ("no tenemos un minuto que perder"). Bastante de eso se respira en sus oficinas de Apoquindo, donde en la tarde del miércoles 18 no sólo recibió llamadas de jefes de Estado, sino que principalmente siguió con el maratón de reuniones con sus asesores para cumplir la primera etapa de la transición al nuevo gobierno, que culminará cuando asuma la Presidencia, el 11 de marzo. De su agenda hasta esa fecha y de lo que vendrá después habló en la siguiente entrevista.

¿Qué ha cambiado desde el domingo en la noche?

En la forma, todo; en el fondo, nada.

Explíquelo un poco más.

En mi casa hay una red de protección policial, que se incrementó sustancialmente y ya no depende de mí. Ni siquiera fui consultado. Están haciendo todo tipo de análisis de seguridad y pasan helicópteros sobre mi casa. Otro cambio es toda la parte protocolar: el trato que me dan las personas que me han visitado, las autoridades civiles, religiosas, incluso amigos míos con los cuales unos días atrás bromeábamos, amigos que tienen cargos públicos y me han venido a ver y me tratan de señor Presidente.

¿Muchos han cambiado el tú por el usted?

Muchos.

¿Es verdad que la misma noche del triunfo les dijo a sus colaboradores: "De ahora en adelante se acabó el tuteo"?

No, no, no, no. Lo que les dije en ese minuto fue con una cuota de humor. Varios de ellos me trataron en la forma coloquial con la que nos tratamos los chilenos, una que se asemeja al producto de un ave, y otros con mi sobrenombre ("Chato"). Yo les dije que para que el cambio no sea tan brusco les sugiero que me tuteen, pero que me digan Sebastián. Eso fue lo que les dije. Hasta el 11 de marzo, ahí sí que se acabó el tuteo (ríe).

Usted tiene tres compromisos de aquí al 11 de marzo: 1) administrar la transición con este gobierno; 2) instalar el nuevo equipo, y 3) deshacerse de sus activos. ¿Cuál es más difícil?

Ninguno de los tres es fácil.

Partamos por deshacerse de los activos, como Lan.

Voy a cumplir mi compromiso asumido durante la campaña. A las 48 horas de las elecciones me di el tiempo de juntarme con los ejecutivos y abogados que se van a hacer cargo de ese proceso y les di instrucciones de ponerlo en marcha. Hay un montón de dificultades, de leyes que se contradicen, que uno a veces llega a callejones sin salida y es imposible cumplir con todos los requisitos. Estoy optando por el mejor camino.

Pero se supone que esto estaba listo de antes. Provocaron ruido declaraciones de su abogado respecto de que los dineros de la venta de Lan no entrarían al fideicomiso ciego. Posteriormente se corrigió.

Voy a cumplir fielmente los compromisos que adquirí y, tal como lo dije, voy a tomar todas las medidas que sean necesarias para asumir la Presidencia y no tener que dedicar ni un segundo de mi tiempo a lo que tenga que ver con interés particular, evitar toda sombra de conflicto de interés. Ahora, evidentemente que yo también requiero ciertos recursos para financiar una serie de gastos que no son solamente personales. Tengo compromisos, como pagar los préstamos con los que financié mi campaña presidencial, los gastos de fundaciones como Futuro, Mujer Emprende, Tantauco. Todo eso requiere muchos recursos. Hay muchos proyectos y el sueldo de Presidente no alcanza para eso. Por tanto, voy a tener una cierta cantidad de recursos para mis necesidades personales y compromisos con fundaciones, no solamente las tres que he mencionado, sino otras con las cuales tengo compromisos de larga data.

¿Se va a saber en qué están invertidas sus platas, para que no existan conflictos de interés?

No vamos a entrar en conflictos de interés. Ahora, cuando entrego los recursos a un fideicomiso ciego, ni yo mismo sé dónde están y en qué están invertidos. Hice eso en marzo del año pasado y entregué a cuatro instituciones financieras fiscalizadas por la súper de bancos y valores gran parte de mis inversiones. Hoy día no sé en qué están por la esencia del fideicomiso, y nunca me han informado absolutamente de nada. Y si yo no lo sé, ¿cómo lo pueden saber los demás?

¿Tiene claro que este tema puede convertirse en una bola de nieve en su gobierno si no se administra bien?

Le quiero decir una cosa a la gente, porque esto ya es majadería. Si mi motivación fueran mis legítimos intereses personales no habría sido candidato a la Presidencia dos veces. Me habría dedicado a mis empresas. La única razón por la cual me presenté y por la que hoy soy Presidente electo de Chile es porque quiero dedicar todo mi tiempo, esfuerzo y el talento que Dios me dio a ser un buen mandatario para todos los chilenos. Eso es algo que la gente de buena voluntad entiende, pero hay algunos miserables que no van a entender nunca. Yo voy a actuar para la gente de buena voluntad y no para los que tienen una actitud miserable en esta materia.

El segundo tema es la transición. ¿Usted está satisfecho con cómo está corriendo esta transición?

Han pasado sólo algunos días. Pero desde que fui electo creo que se ha manifestado lo que llamo la nueva forma de gobernar. En tres días y medio he realizado más de 60 actividades, entre visitas a terreno para estar con la gente, he tenido muchas reuniones protocolares, conversaciones o intercambio de cartas con decenas de jefes de Estado. Me ha tocado hacer conferencias de prensa con los medios nacionales e internacionales. Creo que le estamos dando un sello a esta transición, el mismo que quiero que tenga nuestro gobierno: un presidente todoterreno, cercano a la gente. En materia de presidentes electos, creo que he hecho más en estos tres días que lo que han hecho otros presidentes en semanas.

¿Está satisfecho con la forma en que el gobierno está encarando esta transición?

En términos generales sí, pero hay cosas que debemos corregir.

¿Como qué?

Hay cosas que queremos cambiar. Por ejemplo, no me gustaron ni la actitud ni las palabras del ministro de Hacienda (quien lo criticó por no haber vendido antes las acciones de Lan).

¿A qué las atribuye?

No me gustaron. No hablan bien de él.

Sus declaraciones sobre Codelco -señalando que buscaría un amplio acuerdo para el ingreso de privados- causaron bastante revuelo. ¿Cuál es su plan para Codelco?

Durante nuestro gobierno, Codelco va a seguir siendo una empresa estatal. Eso está considerado a nivel constitucional, por tanto, cualquier reforma en esa materia requiere amplio quórum...

Son cuatro séptimos del Congreso.

Exacto. Lo esencial es que de una vez por todas tenemos que aprender a hablar en serio, sin eslóganes ni eufemismos. Codelco va a seguir siendo una empresa pública y cualquier reforma en esa materia va a ser fruto de un amplio acuerdo nacional. Durante muchos años Codelco viene perdiendo productividad, eficiencia y aumentando los costos, más allá de lo que se justifica; está retrasada en materia tecnológica, de medioambiente y con niveles de inversión insuficientes. Tanto es así que Minera Escondida produce más que Codelco y con mucho menos recursos.

¿Qué modelo le gustaría para Codelco?

Cuando hablamos de Codelco, que es la empresa más importante de Chile y es la que provee la mayor cantidad de recursos para el Estado, tenemos que actuar sobre la base de acuerdos y consensos y eso hay que buscarlo con flexibilidad y buena voluntad.

¿Tiene claro que si al primer año de su gobierno no han bajado los índices de delincuencia va a tener un problema?

(Ríe). Estoy recordando mis conversaciones con el general director de Carabineros y con el director de Investigaciones. Yo les dije que para mí, el crecimiento y la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico son compromisos básicos y vamos a ser juzgados por eso. Y les dije que si no lo logramos, no sólo yo voy a tener problemas, sino que también ellos van a tener problemas.

En la democracia de los acuerdos de los 90 ustedes apoyaron una reforma tributaria, laboral y un programa social. ¿En qué programas usted espera contar con la ayuda de la oposición en los primeros cien días, tal como usted cooperó con Aylwin?

En todo lo que tenga que ver con recuperar la capacidad de crecimiento y creación de empleos, combatir con mayor eficacia la delincuencia y el narcotráfico y sentar las bases para cambios profundos que mejoren la calidad de la salud y la educación. Esos son nuestras prioridades.

¿Cómo se puede aplicar ahora esa fórmula de democracia de los acuerdos que funcionó durante el gobierno de Aylwin?

Cuando Patricio Aylwin asumió el mando y se iniciaba la transición a la democracia, nosotros en RN propusimos una nueva forma de relación entre gobierno y oposición y la bautizamos la "democracia de los acuerdos". Hoy, 20 años después, estamos iniciando una nueva transición, desde un país subdesarrollado, hacia un país que se quiere integrar a la primera división mundial, necesitamos y es hasta indispensable iniciar una democracia de los acuerdos de segunda generación.

¿Ve disposición para eso en la futura oposición?

Escuché con mucha satisfacción las palabras de Eduardo Frei, de Ricardo Lagos o de la propia Presidenta Bachelet. Por tanto, igual como la primera transición fue exitosa y ejemplar, porque se basó en diálogos y acuerdos, creo que esta segunda transición también los requiere. Tengo la firme convicción de que la Concertación, cuando sea oposición, va a tener una actitud firme, pero también patriótica y constructiva.

¿No es un poco prematuro creer en ese tipo de oposición cuando todavía no se sabe con qué rostro va a emerger la Concertación de la derrota? Incluso no está tan claro que vaya a sobrevivir.

Por supuesto que estoy observando las distintas posturas en la Concertación. Pero tengo la esperanza de que hayan escuchado la voz de la gente y entiendan por qué perdieron esta elección presidencial. Y que de eso surja una actitud que lleve a una oposición constructiva, leal e inteligente. Ahora, estoy de acuerdo que después de 20 años de gobierno y su primera derrota electoral están viviendo una profunda revisión, mea culpa y críticas cruzadas, cuyo resultado nadie es capaz de predecir.

¿Va a sobrevivir la Concertación?

No lo sé. Lo que creo es que la Concertación no va a seguir siendo la misma de antes, va a cambiar. ¿Hacia dónde? Puedo tener ideas, hipótesis, pero no certezas.

¿Quién cree que va a ser el líder de su oposición?

No lo sé. Por una parte están los líderes tradicionales, como los presidentes de los partidos, Escalona, Latorre, Gómez y hasta hace unas semanas, Auth. Creo que ninguno de ellos va a ser. Por otra, están las reservas históricas y morales, como Lagos, Aylwin, Frei y Bachelet. También está la generación que está buscando abrirse espacios y está lo que pueda hacer Marco Enríquez... Es demasiado temprano para decirlo.

Se ha especulado mucho que usted tiene en mente el modelo de gobierno de Sarkozy: entregarle algunas carteras a la Concertación y convocar a la unidad nacional. Lo último ya lo hizo.

Admiro muchas de las cualidades de muchos gobernantes, entre ellos Nicolas Sarkozy, como admiro muchas cosas del estilo del Presidente Obama y otros mandatarios. Pero mi estilo personal va a ser el de un gobierno de unidad nacional, de buena voluntad, buena leche, todoterreno, 24/7, con sentido de urgencia, que no va a calentar asientos y va a tratar de dejar una huella profunda. Ese es el sello.

¿Cree que el mejor de los gobiernos de la Concertación fue el de Aylwin?

El de Aylwin fue el mejor de los gobiernos de la Concertación. Basta ver sus obras: logró restablecer la democracia en forma ejemplar, recuperar una sana convivencia y promover la reconciliación. Tuvo buenos resultados en materia de crecimiento y empleo, los mejores de todos los gobiernos de la Concertación. Consolidó la democracia, la economía social de mercado, tuvo un diálogo abierto con la oposición, fue un gobierno fecundo, al cual yo le tengo respeto y aprecio.

¿Qué conversó con Aylwin cuando él lo llamó?

Las conversaciones son privadas, pero fue un diálogo grande y noble.

Hay gente que dice que así como la Concertación asimiló la economía social de mercado, lo que debería hacer un gobierno de centroderecha es asimilar la protección social.

No se trata solamente de tomar las banderas de la protección social. Ese es recién el primer piso. A la red de protección social hay que agregarle la red de oportunidades: el mérito, el trabajo bien hecho, el esfuerzo y la excelencia, que se han ido debilitando. Me he comprometido a fortalecer y ampliar la red de protección social. Pero me alegraré mucho más cuando un chileno deje esa red, porque habrá logrado con su propio esfuerzo y dedicación ser autosustentable.

Usted ha dicho que, al contrario del 2005, está muy preparado para llegar al gobierno. ¿Por qué se van a demorar tres semanas en nombrar al gabinete?

Porque no basta con que uno tenga ideas claras. También hay que socializarlas y permitir una cierta cuota de participación, recibir sugerencias y observaciones. Y hay que auscultar la voluntad de esas personas, porque es un mundo distinto al de la Concertación. Este es un gobierno nuevo y vamos a tener que convocar a gente nueva. Muchos de ellos son muy exitosos en el mundo privado y tienen cargos de gran responsabilidad y buenas remuneraciones. Tampoco es tanto el tiempo. La elección fue el 17 de enero y nos hemos propuesto anunciar nuestro gabinete la primera quincena de febrero.



Sus promesas, como crear un millón de empleos y el crecimiento al 6%, dependen mucho de cómo se comporte la economía internacional. ¿Cómo ve ese escenario?

Nuestro gobierno está basado en una estimación o proyección de lo que va a ocurrir con la economía mundial. Yo espero que durante los próximos dos años la economía mundial crezca entre 3 y 4%, que los términos de intercambio sigan siendo favorables para Chile, que haya un período de cierta abundancia en materia de capitales y créditos externos, y un clima muy favorable a la innovación, al emprendimiento, a la integración. Pero simultáneamente, creo que va a haber un cambio muy profundo, porque después de Copenhague, en la próxima ronda, que entiendo es en México, los países más grandes del mundo se van a poner de acuerdo y de ahí van a surgir nuevas demandas hacia países como el nuestro. Si Chile quiere integrarse a ese primer mundo va a tener que adoptar una conducta en materia medioambiental, calentamiento global y emisión de carbono mucho más exigente que la actual. Van a empezar a pedirnos la huella de carbono de nuestros principales productos de exportación, como el cobre, y eso va a requerir cambios importantes.

¿Va a ser más o menos independiente, respecto de los empresarios, que los presidentes de la Concertación?

Voy a ser muy independiente en el sentido de que nuestro gobierno no es el gobierno de los empresarios, sin perjuicio de que necesitamos el esfuerzo, el espíritu emprendedor de nuestros empresarios y vamos a motivar y promover esa capacidad de innovar, emprender e invertir las riquezas. Pero nuestros compromisos son aún más fuertes con los sectores de la sociedad que están postergados, los más pobres y la clase media. Y cuando esos intereses no coincidan, vamos a privilegiar siempre el interés de las grandes mayorías.

Usted conoce bien a los empresarios chilenos. ¿Cómo los definiría y qué espera de ellos?

Yo, en general, tengo una buena opinión del mundo empresarial chileno y mientras más recorro América Latina más me convenzo de ello. Son personas comprometidas con el país, trabajadoras, honestas, emprendedoras y, como se los he dicho tantas veces, valoro y aprecio su labor. Pero les vamos a exigir también a los empresarios que sean capaces de compartir con mayor justicia los frutos de las empresas, que respeten a sus trabajadores y los derechos de sus trabajadores, que sean más respetuosos con el medioambiente y la naturaleza, que tengan una responsabilidad social que vamos a redefinir en términos mucho más amplios que hasta ahora. El problema de Chile no son los empresarios, salvo los malos empresarios, el problema de Chile es la falta de empresarios, y la falta de emprendimiento. Hoy, tenemos cien mil emprendedores menos que hace 10 años, y por eso nuestro proyecto no es sólo crear un millón de nuevos empleos. También es crear cien mil nuevos emprendedores.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.