“Perdimos muy tarde —respira hondo antes de seguir—. Cuando pasó —continúa— ya quedaba poco de nosotros. Si hubiera ocurrido antes, podríamos haber vuelto”.
Se acomoda en el sillón.
Quien habla fue, alguna vez, el segundo o tercer hombre del Estado español. Con el PSOE gobernó por más de trece años. Hasta la derrota final del 96.
Fue entonces cuando ganó Aznar.
El PSOE, sin embargo, sobrevivió, y luego de ocho años hoy gobierna de nuevo. Los que no sobrevivieron fueron los dirigentes de entonces. Acabaron, ya casi para siempre, fuera del Estado.
Es que hasta la derrota tiene que llegar en el momento oportuno. Si no, no es derrota: es desastre.
En Chile, al igual que el PSOE en España, la Concertación de Partidos por la Democracia llevó adelante un inédito proceso de modernización. En apenas veinte años (lo que dura una generación o poco más), las condiciones materiales de la existencia de los chilenos cambiaron de manera radical: se expandió el consumo, y los bienes, materiales y simbólicos, desde el mall a las expectativas de escolaridad, se pusieron al alcance de casi todos. Si un chileno de los sesenta cambiaba sus condiciones de vida en al menos dos generaciones, ahora en el curso de apenas una vida humana las vio cambiar de la tierra al cielo.
Pero (como enseña Marx) el cambio en las condiciones materiales produce inevitables cambios culturales: donde había proletarios ahora hay mayorías que consumen; donde había multitudes que se dejaban movilizar, ahora hay masas que desconfían; donde había unas mismas pautas de conducta, ahora hay diversidad.
Y así la Concertación (el proyecto más exitoso de la historia política de Chile, para qué estamos con cosas) ha sido víctima de sus logros. Ha creado condiciones culturales que ella misma no fue, hasta ahora, capaz de comprender. Ya lo dijo Marx: los hombres hacen la historia; pero no saben la historia que hacen.
Es probable que esa nueva cultura sea la de ese siete u ocho por ciento que decidirá la próxima elección: se trata de un electorado liberal en lo valórico, optimista respecto de sus propias capacidades, ansioso por renovar las élites y más bien desmemoriado. Gente, en suma, que no se entusiasma con el simplismo de más Estado y nueva Constitución en el que insiste Frei.
Pero quizá sea ese mismo electorado el que —si acabara desconfiando de Frei— podría cambiar el rostro de la derecha. ¡Y vaya que es necesario cambiarlo!
En la derecha siguen predominando quienes creen que es posible alcanzar la modernización (un mayor bienestar material) sin las consecuencias que trae la modernidad (una mayor autonomía de la gente). En una palabra, quienes gustan del capitalismo, pero aspiran a sujetar las consecuencias culturales que produce. Son lo que podemos llamar conservadores. Es el caso de José Antonio Kast.
Al lado de ellos se encuentran quienes trabajaron a la sombra de la dictadura. Y a pesar de eso, nunca han mostrado una mirada crítica frente a ella. Explicaciones, excusas, alegatos de ignorancia. De distancia crítica, nada. Es el caso de Jovino Novoa.
Es difícil pensar que ese siete u ocho por ciento que decidirá la próxima elección comulgue con tamañas ruedas de carreta. Lo más probable es que si apoya a Piñera lo haga en la confianza que éste podrá domeñar a esos sectores y construir una derecha liberal sin complejos y sin remilgos.
Y Piñera tendría que esforzarse por estar a la altura.
¿Por qué él no haría esfuerzos por dominar a esos grupos que en el pasado jalonaron su carrera de humillaciones y de zancadillas? ¿Por qué un resciliente como Piñera —hay pocos casos en la historia política de Chile que muestren mayor porfía— habría de contenerse a esas alturas?
No hay duda. Salvo que Piñera deje de ser Piñera, un espíritu más liberal comenzará a infectar a la derecha.
Si algo así ocurriera, para algunos habrá valido la pena perder.
Aunque para otros —al igual que le ocurrió a ese segundo o tercer hombre del Estado español— la derrota fuera a destiempo.
Artículo original
lunes, diciembre 21, 2009
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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