Artículo peruano: Transoceánica, nadie sabe para quien trabaja

Cuando hace algunos años tuvimos oportunidad de viajar al continente australiano, puerta de entrada al Asia Pacífico, nos llamó poderosamente la atención como el avión que nos transportaba, partiendo de Santiago de Chile, en lugar de enfilar hacia el océano recorría por más de una hora la costa sur del país del Mapocho.

Tuvo que llegar primero hasta Balmaceda, una de las regiones más australes de Chile, ha decir de la pantalla habilitada en cada asiento del avión, para luego ya enrumbar hacia su verdadero destino. Esta curiosidad se repitió a nuestro retorno y se nos quedó grabada, por lo que hace no mucho tiempo resolvimos nuestro enigma.

Observando detenidamente pudimos recalar en que la distancia más cercana entre dos puntos alguna veces no es la línea recta, como parecería trazada en el planisferio, pues para movilizarnos hacia el otro lado de nuestro hemisferio, o sea Nueva Zelanda, el globo terráqueo nos dice claramente que es más corto para esta empresa dirigirse primero hacia la parte más austral de nuestro continente y luego enfilar en línea recta hacia la parte baja del otro lado del mundo pues las circunferencias son mucho más cortas, hasta menos de la mitad, que si hiciéramos el trazo por el Ecuador.

De igual manera desentrañamos que las presiones atmosféricas y las corrientes marinas son en estos paralelos mucho más manejables para las naves, tanto de mar como del aire, que si se hiciese la travesía a mar abierta en medio de las aguas del gran Océano Pacífico.

Quiere decir esto que los puertos chilenos están de todas maneras mejor posesionados que los peruanos en miras hacia el otro lado del océano. Por ello estratégicamente Chile ha venido invirtiendo en sus puertos norteños de Arica, Mejillones y principalmente Antofagasta, con la clara intención de captar mercancías exportables del sur del Perú en costa, sierra y selva unidas por la transoceánica también con el Brasil.

No cabría en ninguna cabeza que el dueño de una mercadería proveniente de Brasil, o Madre de Dios, Puno o Cuzco, prefiera pagar sobre flete subiendo hasta el Callao cuando como por un tubo sale directo hasta puerto chileno para viajar al Asia.

De todo esto se desprende que para competir con puertos del norte chileno, no habría otro camino que el desarrollar una gran estructura portuaria en el sur de nuestro país, impulso sólo programado para los muelles del Callao. Caso contrario Chile, sentado y con los brazos cruzados en un claro "nadie sabe para quien trabaja", estaría capitalizando todo el esfuerzo de esa inversión que los gobiernos de Toledo y García hoy prosaicamente disputan su engendro; pero sobre todo los sacrificios y privaciones del pueblo peruano por construir la gran carretera transoceánica del sur.

En la actual campaña electoral presidencial y congresal se puede advertir que ninguno de los candidatos haya podido mirar todavía este importantísimo tema, latitud de la cual expresamente dejamos aquí constancia.

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