Mil gracias muchachos

Terminó Chile vs. Brasil y la frialdad te avisa que hay que hacer balances. Quién sabe si fue el último partido de Marcelo Bielsa al mando de nuestra Selección. Espero que no.

El rosarino comenzó de cero. Con una generación de poca experiencia. Realizó una brillante clasificatoria y varios futbolistas valen hoy 10 veces más que antes. Carmona, Isla, Medel, Vidal, etc.

¿Igual a Francia '98? Por favor. Ni cerca. Chile no se refugió con ocho o nueve para perder por poco. No lo hizo ante España ni tampoco frente a Brasil. Salió siempre a jugar, a proponer fútbol. El resultado final es igual al de nuestra última participación, pero mirar las cosas así es de un facilismo insoportable.

Un Mundial cada 12 años y ¿que toque Brasil?, no EE.UU., no Japón, no Eslovaquia. ¿Hubiera sido distinto? Seguro que sí. Pero ya está. ¿Cosas que mejorar? Obvio. Permear estas experiencias y conocimientos a nuestra competencia que lo necesita con urgencia. Seguir profesionalizando a nuestros futbolistas y selecciones jóvenes.

Pero el balance es abrumador. Bueno por donde se le mire. Están las bases para seguir y optimizar los rendimientos. De este plantel, la gran mayoría puede estar en el próximo Mundial.

Hay un punto importante que me hace sentir mucho orgullo. Previo al partido me di un gusto. Cantar el himno junto a mis tres hijos. Cristóbal, Vicente y Matías con su impecable camiseta de Chile, de pie, mano derecha en el corazón. Me emociona verlos cantar y sentirlos tan identificados con esta Selección.

No pude vivir lo mismo a esa edad. Escasamente conocía los nombres de un par de jugadores. Ellos tres recitan el equipo desde Bravo hasta Sánchez. Los niños, los jóvenes tienen menos prejuicios y esta Selección les demostró que con trabajo y rigurosa disciplina se puede lograr cualquier cosa.

Por eso y por haber devuelto la ilusión a un país golpeado. Por entregarle a nuestro fútbol un sitial que corresponde a los grandes. Porque somos "Chilenos" y no chilenitos. Mil gracias muchachos... Totales.

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