Si bien la imagen que mostró ante Chile fue imperial, Holanda demostró que la gran clave para desnudar las falencias del Brasil de Dunga era obligarle a salir de su zona de “seguridad” forzándole a buscar un resultado.
Claro, hasta el minuto 53 del duelo de ayer esa posibilidad era más que escasa, con Brasil controlando el juego y usando el tempranero tanto de Robinho para manejar la pelota mientras los europeos buscaban generar desequilibrios con arrestos individuales mientras su reconocido juego colectivo era incapaz de superar el trajín del medioterreno rival.
Pero cuando Júlio César y Felipe Melo se confabularon para darle el empate a Holanda, todo cambió. Desde ahí, Brasil perdió el control y tanto Arjen Robben como Wesley Sneijder encontraban cada vez más espacios. De hecho ellos dos, los más ilustres desechados por el Real Madrid, terminarían siendo claves.
El puntero del Bayern Munich generaba tantos estragos por el sector derecho que incluso Dunga debió reemplazar a su lateral por ese lado, Michel Bastos, temiendo una expulsión, que se produciría de todos modos cuando el mismo Melo perdió los estribos propinando un pisotón que le valió la cartulina roja. Sólo momentos antes, sería Sneijder quien aprovechó una nueva desconcentración de la retaguardia “verdeamarelha” para darle la ventaja a su equipo.
Ahí entraría en acción la segunda clave en el triunfo holandés, su defensa. Sindicada como el lado débil en el armado del técnico Bert van Marwijk, la última línea mostró una solvencia extraordinaria, incluso si su mayor valor Joris Mathijsen estuvo ausente al lesionarse en el calentamiento previo, apoyada por dos tapones excelentes como Mark van Bommel y Nigel de Jong. Y, cuando todo fallaba, el golero Maarten Stekelenburg mostró su valía, cortando centros y brindando la seguridad que tiene a su país en semis de un Mundial por cuarta vez en su historia.
¿Algo negativo? Sí, por acumulación de amarillas, Gregory van der Wiel y De Jong se perderán el partido de este martes.
Artículo original
Claro, hasta el minuto 53 del duelo de ayer esa posibilidad era más que escasa, con Brasil controlando el juego y usando el tempranero tanto de Robinho para manejar la pelota mientras los europeos buscaban generar desequilibrios con arrestos individuales mientras su reconocido juego colectivo era incapaz de superar el trajín del medioterreno rival.
Pero cuando Júlio César y Felipe Melo se confabularon para darle el empate a Holanda, todo cambió. Desde ahí, Brasil perdió el control y tanto Arjen Robben como Wesley Sneijder encontraban cada vez más espacios. De hecho ellos dos, los más ilustres desechados por el Real Madrid, terminarían siendo claves.
El puntero del Bayern Munich generaba tantos estragos por el sector derecho que incluso Dunga debió reemplazar a su lateral por ese lado, Michel Bastos, temiendo una expulsión, que se produciría de todos modos cuando el mismo Melo perdió los estribos propinando un pisotón que le valió la cartulina roja. Sólo momentos antes, sería Sneijder quien aprovechó una nueva desconcentración de la retaguardia “verdeamarelha” para darle la ventaja a su equipo.
Ahí entraría en acción la segunda clave en el triunfo holandés, su defensa. Sindicada como el lado débil en el armado del técnico Bert van Marwijk, la última línea mostró una solvencia extraordinaria, incluso si su mayor valor Joris Mathijsen estuvo ausente al lesionarse en el calentamiento previo, apoyada por dos tapones excelentes como Mark van Bommel y Nigel de Jong. Y, cuando todo fallaba, el golero Maarten Stekelenburg mostró su valía, cortando centros y brindando la seguridad que tiene a su país en semis de un Mundial por cuarta vez en su historia.
¿Algo negativo? Sí, por acumulación de amarillas, Gregory van der Wiel y De Jong se perderán el partido de este martes.
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