De hecho, el propio Zepeda reconoció que cuando obtuvieron esos valores “tan grandes, simplemente no lo creíamos”, argumentando que de episodios como estos, donde zonas de la tierra se desplazan en dimensiones como las señaladas y en el lapso de uno o dos minutos, “no existen registros anteriores, por lo que fue una gran sorpresa”, recalcó el ingeniero geomensor de la Usach.
El responsable del estudio que refiere que Talca se desplazó 2,5 metros y que Santiago se movió 30 centímetros, plantea que en términos prácticos habrá que modificar algunas cartografías y proyectos de ingeniería que ocupen medidas de precisión, porque “las coordenadas que tienen hoy, son distintas a las que tenían antes del terremoto”.
Sin embargo, advierte que dichos desplazamientos sólo afectarán a quienes ocupen datos muy específicos. Así, “los navegadores GPS de los automóviles, barcos y aviones ya tienen de modo intrínseco una precisión de aproximadamente 5 metros, por eso algo que se haya corrido 3 metros está dentro del margen de una navegación común. No se va a notar el cambio. Ello, no es aplicable para el posicionamiento geodésico, que requiere de mayor precisión. Para el nivel de las placas tectónicas, el corrimiento es enorme”, advierte el profesor Zepeda.
Para Víctor Herrera, académico del Departamento de Ingeniería Geográfica de la Usach, es una oportunidad para volver a replantear y ordenar lo que ya se tenía en función de mejorarlo. En la ciudad permitirá “reubicar avenidas, las construcciones nuevas antisísmicas, ciertas actividades. Todo eso brinda la posibilidad de reordenar y aprovechar mejor el espacio que se tiene para planificar de mejor modo el territorio”.
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