Los operadores saben que la imagen de un “Chile en ruinas” es la peor cara que se puede mostrar y apuestan por una fuerte arremetida en el extranjero. Para ello, están dispuestos a unir fuerzas con Sernatur, siempre y cuando su director renuncie.
Preocupados están las diversas cámaras de turismo de la región por las posibles consecuencias que acarree a la actividad el terremoto que azotó al país hace ya un mes. Inseguridad y temor son los principales fantasmas que necesitan espantar si quieren tener temporada 2010-2011.
El empresariado turístico sabe que de no hacer algo, como dice el dicho, se les “vendrá la noche”, ya que la imagen de un “Chile en ruinas” es la peor cara que se puede mostrar, en un período en el que los turistas extranjeros ya comienzan a planificar sus próximas vacaciones.
“Este es un destino de larga distancia. Por eso los turistas extranjeros planifican con antelación sus vacaciones a nuestra región. Si no somos capaces de revertir la imagen de un Chile en ruinas, el impacto para la próxima temporada puede ser tremendo”, afirmó el gerente del Hotel Cabo de Hornos, Alfredo Nodleman, luego de que la actividad sufriera cancelaciones cercanas al 50% producto del terremoto.
El sentimiento es generalizado, por ello las cámaras de turismo de la región hicieron un casi “agónico” llamado, apuntando a una hebra de sensibilidad y ayuda. “Para todos aquellos que, dentro y fuera del país, hacen suyo el dolor del pueblo chileno, los instamos a no profundizar las heridas dejadas por el desastre natural, cancelando visitas programadas. Más bien, los invitamos a venir y disfrutar de nuestros singulares atractivos y bellezas naturales”, detalla un comunicado que echaron a correr las directivas.
La titular de AustroChile, Catalina Jaksic, afirma que la idea es entregar la señal de que “somos una zona que no fue afectada” y que los servicios, como el comercio y la hotelería, siguen funcionando. “Para ello tenemos que estar todos unidos”, agregó.
¿Y qué pasa con Sernatur?
La quebrada relación con el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur), específicamente con su director Christian Miranda, es un factor que además deben llevar a cuestas y que de seguro no les facilitará las cosas.
La principal queja del empresariado es que la autoridad no les permite participar de una mesa de trabajo que organice los recursos para lanzar una fuerte campaña de difusión en el extranjero. “Ahora más que nunca necesitamos una mayor cercanía con Sernatur”, dijo Jaksic, aunque sin Miranda. “No hay lugar para acuerdos; él, por honor, debería renunciar”, arremetió.
Este quiebre ha llevado a dividir los esfuerzos: por un lado el servicio está haciendo negocios con empresarios japoneses, con operaciones turísticas en Brasil; mientras que por el otro, las cámaras locales tienen planeado viajar por su cuenta al país de las caipirinhas para buscar colaboradores. “Seguimos trabajando solos, como siempre lo hemos hecho”, acusó Jaksic.
Mientras tanto, el petitorio que el empresariado local entregó personalmente a la intendenta Liliana Kusanovic para que destituya de su cargo a Miranda sigue sin resolución en su escritorio. La decisión no es fácil, en una esquina está todo un sector presionando, que ella muy bien conoce, y en la otra el contrato vigente de la autoridad, que significa varios millones de indemnización, y la figura potente de un parlamentario a su espalda.
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