Sus historias son dramáticamente parecidas porque se trata de hombres y mujeres desempleados que son tentados por el "dinero fácil". Son personas que deambulan por las calles de las ciudades del sur del Perú o suroriente de Bolivia y que son reclutadas por los narcotraficantes.
Su tarea: ingerir altas cantidades de ovoides con drogas de alta pureza y traerlos en el interior de sus organismos a Chile.
Inician su desplazamiento en alguna oscura residencial de Tacna o Cochabamba donde llevan a cabo la penosa labor de introducir en sus cuerpos los envoltorios de plástico hasta completar casi el centenar de unidades.
Es una fuerte apuesta a la muerte porque basta que alguno de esos envases se destruya por la acción de los ácidos gástricos del propio individuo para que la sustancia ingrese al torrente sanguíneo y le arranque la vida en pocos minutos en medio de atroces dolores.
TRAYECTO
Lo anterior, obliga al "correo humano" a no consumir alimentos sólidos y soportar largas horas en los trayectos hacia el destino previamente asignado donde tiene lugar la operación de descarga del producto ilícito.
Un reciente informe de Carabineros da cuenta que, a la fecha, se han incautado 2.551 ovoides contenedores de clorhidrato de cocaína en diversos procedimientos del OS 7.
El general jefe de la II Zona, Jorge Villarroel Altamirano, precisó que esto equivale a un aumento de 385% al contrastarlo con los resultados obtenidos en el 2009. Los decomisos totalizan 28 kilos de clorhidrato de cocaína de alta pureza.
CONTROLES
Los delincuentes emplean diversos métodos para intentar burlar los estrictos controles existentes en destacamentos fronterizos, carreteras, caminos o zonas urbanas.
En las revisiones efectuadas al interior de los vehículos de transporte de pasajeros es frecuente, por ejemplo, que los portadores ilegales de droga muestren algunas huellas en sus facciones que los hacen sospechosos para una indagación más exhaustiva.
La droga en tránsito es decomisada en cada uno de los anillos de control y las estadísticas indican que 30 personas, de nacionalidad peruana y boliviana, han sido detenidas.
El capitán de la sección OS-7 de Carabineros, Rodrigo Pavez, explicó que el clorhidrato de cocaína es una droga de alta pureza que provoca una gran adicción entre quienes la consumen y, en el mercado, alcanza un alto valor.
TÁCTICAS
La suma de estos factores hace que las organizaciones criminales desarrollen los máximos esfuerzos para sacar adelante este nefasto negocio y apelar a distintas tácticas para intentar eludir los controles.
El tráfico de ovoides, explicó el jefe de la sección especializada, se basa en la idea errónea de que son difíciles de pesquisar. Incluso en ocasiones se han detectado nuevos elementos para cubrirlos como papel aluminio.
Pese a ello, las tecnologías con que se examinan a los transportistas logran establecer su ubicación en el cuerpo de estas personas, lo cual se suma a la experiencia y eficacia del personal de OS-7 en reconocer a estos delincuentes y detenerlos.
El reclutamiento de estos sujetos es relativamente fácil y, por lo general, provienen de zonas rurales de sus países de origen. Arriesgan sus vidas. e, incluso, entre los involucrados apareció una mujer embarazada que conducía en su estómago los letales ovoides.
Respecto a cómo funciona este tráfico, el capitán Pavez señaló que estas bandas criminales, sin distinguir hombre o mujer, seleccionan personas de escasa educación provenientes, en su mayoría, de zonas rurales de Bolivia y Perú, las que arriesgan sus vidas intentando traficar el alcaloide.
El riesgo es evidente porque al romperse uno de los ovoides se produce una sobredosis instantánea de droga en el organismo que provoca la muerte del individuo. Esta puede ocurrir debido a un paro cardiorespiratorio a raíz de la alta pureza de la droga (95% en algunos casos)
Lo otro, claro está, será enfrentar las penas establecidas por la normativa legal chilena para este tipo de delitos.
Artículo original
Pobre gente. Los narcos se aprovechan de estos pobres.
ResponderBorrarLlegan a Chilito y los meten presos.
Pobres cholitos.