El interés chileno tenía un argumento sólido, se trataba de un negocio cercano a los 5.000 millones de dólares de inversión para llevar, a través de un gasoducto que cruzaría la Cordillera de los Andes, gas desde el campo Margarita, en Tarija, hasta una planta de licuefacción en un terminal portuario especialmente diseñado y construido para tal propósito en la costa de Chile. Incluso ENAP, la estatal chilena del petróleo, ofreció todo su “know - how” para participar del proyecto. A ello se debe sumar estudios coordinados (no admitidos oficialmente) entre los gobiernos de Ricardo Lagos y Jorge “Tuto” Quiroga tendentes a determinar la factibilidad del proyecto a través de territorio chileno.
Fue la llamada “Guerra del Gas”, en octubre de 2003, la que abortó el millonario proyecto que ya había elegido al puerto de Mejillones como el sitio para la construcción de la planta de licuefacción. La razón para el rechazo se debió, entre otras cosas, a que distintos sectores sociales no admitían la posibilidad de exportar gas a través del país que privó a Bolivia de una salida al Pacífico.
CHILE NO BAJA EL BRAZO
En ese contexto, la compañía eléctrica chilena GasAtacama, controlada por el fondo de inversión chileno Southern Cross y por la española Endesa a través de Endesa Chile, confirmó al diario El Mercurio de Antofagasta estar en negociaciones con el gobierno boliviano para una posible participación en el proceso de industrialización del gas de ese país.
Bolivia tiene amplias reservas del recurso, pero no cuenta con la infraestructura para exportarlo ni tiene un terminal marítimo para hacerlo. Además, su producción supera las necesidades de su demanda interna.
Todos estos antecedentes llevaron al gobierno del presidente Evo Morales a desarrollar un plan e impulsar alternativas para aprovechar el hidrocarburo en otros usos, como la elaboración de productos de mayor valor agregado como, por ejemplo, el metanol que la canadiense Methanex elabora en Magallanes, en el sur chileno.
GasAtacama está en conversaciones avanzadas para “colaborar” -según reconoció su gerente general, Rudolph Araneda- de manera activa en el proyecto boliviano. Las negociaciones se habían mantenido en estricta reserva hasta ahora.
Esto, sin embargo, no incluiría a priori la venta de gas para distribución en territorio chileno -o una potencial venta del recurso a generadoras eléctricas del norte del país transandino- debido a la férrea negativa que ha mostrado Bolivia para alcanzar un acuerdo en ese sentido.
“Nosotros estamos en conversaciones con el gobierno, las que se basan en el interés que ha expresado Bolivia de industrializar su gas. Hay que ver aún si existen tales posibilidades, en qué lugar físico se puede hacer, en qué convertir el gas y a través de qué acuerdos comerciales”, explica Araneda.
Desde hace un par de años, los cortes de gas argentino y la extrema dependencia del hidrocarburo en el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) -que cubre la zona en que ubican las principales mineras del país- llevaron a Bolivia a usar al gas como “moneda de cambio” para conseguir una salida marítima.
Pasada la crisis, en el SING se construyeron centrales a carbón, se adaptaron unidades para operar con diésel y se impulsó la construcción de un terminal de LNG, lo que enfrió las negociaciones y, además, el interés de Chile por el hidrocarburo boliviano en esa zona.
De acuerdo con recientes versiones de la prensa boliviana, en el acuerdo también se incluiría el ofrecimiento de GasAtacama a hacerse cargo de la deuda histórica por el uso de las aguas del río Silala, aunque no hay confirmación oficial de la compañía.
En respuesta a esta versión de prensa, el Presidente Evo Morales reconoció la existencia de la propuesta de GasAtacama, limitándose a decir que “es una más” de las muchas que recibe el Gobierno que preside.
Carlos Miranda Pacheco
“Lo dice la prensa chilena”
Las noticias sobre el interés de GasAtacama para industrializar gas boliviano hasta la fecha son de la prensa chilena. El gobierno nacional ha admitido que existe una propuesta pero, aparentemente, trata de no darle importancia y más bien indica que existen “muchas otras ofertas”. En lo único que es específico es en lo referente a que el pago por las aguas del Silala no estarían contempladas en la oferta, a diferencia de lo que líderes potosinos indican lo contrario.
En síntesis no se conoce ninguna información concreta en cuanto a volúmenes, precios, especificaciones, formas de pago, lugar donde sería la industrialización, qué productos estarían pensando obtener, etc, etc.
Sin conocer esa información no se puede decir si la supuesta propuesta sería beneficiosa o perjudicial para los intereses del país.
Álvaro Ríos Roca
“Nos parece una buena iniciativa”
Vamos a ser coherentes con lo que siempre venimos manifestado desde hace varios años. El mejor mercado para el gas y la energía de Bolivia es Chile y allí debíamos y debemos apuntar la artillería y los esfuerzos para generar credibilidad y abrir mercados. Lo de la guerra del gas de 2003 fue pura política y eso ya debería estar superado ahora. Vamos a ser pragmáticos y a enfocar lo económico que es lo que a todos nos interesa. Con más y pura política no vamos a vivir mejor, pero si con más recursos de las exportaciones.
¿Porqué decimos que Chile es el mejor mercado?. Porque primero es el que más necesita del gas y de energía de Bolivia ya que Chile no es país productor y es deficitario y tiene que importar. Segundo que es el más cercano y por lo tanto menor costo de transporte y mayores regalías en boca de pozo. Tercero es donde mejor competitividad tiene el gas y la energía de Bolivia y esto mejora los precios. Cuarto, porque las empresas que operan en Chile son serias y pueden respaldar los contratos para garantizar el pago, situación que no ocurre con Enarsa en la Argentina por ejemplo. Lo repetiremos hasta el cansancio Chile ha sido, es y será el mejor mercado para la energía de Bolivia.
Lo de GasAtacama nos parece una buena iniciativa y por supuesto uno de los tantos caminos a seguir. Empero, no mezclemos las aguas y el gas. Hagamos negocios serios con Chile, abramos nuevos y mejores mercados para la energía en ese país. Es hora de ser pragmáticos y realistas y empujemos el barco en esta dirección para generar credibilidad y así Chile nos pueda mirar como serios proveedores.
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