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domingo, febrero 07, 2010

Los turistas que prefieren Santiago para veranear

Los santiaguinos se ríen de ellos, pero los turistas de verano que llegan a la capital aprovechan todos los espacios que a muchos les son indiferentes. El Cerro San Cristóbal, el funicular, el zoológico y Fantasilandia son los lugares predilectos. Especialmente por sus precios.


Renán (28) dejó Lima sólo por ocho días. Vino a visitar a su hermano que vive en Chile hace dos años, cerca de la Vega Central. No tiene planes de quedarse y con lo que ha podido conocer de Santiago ha quedado bastante conforme.

“Acá todo es bien ordenado y limpio. Los buses son más cómodos y más bonitos. Lo único malo es que todo es más caro”, agrega.

Como él, muchos son los peruanos que no sólo ven la capital chilena como un destino laboral, sino también turístico y cultural que vale la pena conocer en estos meses de verano, aprovechando a los familiares avecindados en Chile.

Rosa (44) es otra peruana de vacaciones. Está en la capital desde el 24 de octubre del año pasado y piensa volver a Chancai a mediados de marzo.

Asegura que la única razón que la llevó a dejar a su esposo fue el nacimiento de su primer nieto. Pero también las ganas de conocer.

“Solamente he podido pasear por el centro, porque mi hija trabaja, mi yerno también y hace mucho calor para salir con el bebé”, asegura.

“Lo encuentro bonito y limpio. Lo que más me gusta son los árboles que tienen”, recalca mientras espera ocupar una cabina de un centro de llamados ubicado a un costado de la Catedral Metropolitana.

La de Aldair (19) es otra historia. Hace un año y medio su madre lo mandó a buscar a Lima porque “allá -desde hace tiempo- la situación no está muy buena”.

Desde noviembre del año pasado atiende público en el mismo local donde Rosa esperaba llamar por teléfono. Pero igual se ha hecho el tiempo y el capital para conocer La Serena, Los Vilos, Puerto Montt y hasta las Termas de Puyehue.

“Durante el poco tiempo que he estado he podido conocer mucho este país y su gente... la hospitalidad que me dieron me sorprendió. La gente del sur es distinta a la de Santiago. Acogen más al extranjero”, reflexiona.

Óscar Santelices, director del Sernatur, dice que “por lo menos 30% de los peruanos que vienen al país lo hacen porque tienen familiares peruanos aquí. Ése es el principal motivo. Vienen durante todo el año, pero más en temporada alta”.

Y las vacaciones de los familiares de residentes peruanos que vienen a Santiago tienen un carácter diferente: son más para acompañar que para conocer y no hay demasiado dinero ni tiempo como para gastar.

Angélica Villalón recibió el año pasado la visita de su madre. Ahora quiere traerla de vuelta. “Le gustó todo, aunque no paseamos mucho porque yo estaba trabajando. Yo antes casi no conocía Santiago, solamente iba de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, pero ahí la llevé a varios sitios, a los parques O’Higgins y Bustamante, al cerro San Cristóbal. A ella le encantó”, dice.

Eliana Molina tiene 27 años y lleva seis meses en Chile. Antes vivía en el Cusco y estudiaba para ser contadora. Ahora trabaja en una casa y gana más dinero del que obtendría aun si estuviera titulada en Perú.

Cuando llegó a Chile no conocía a nadie. Sólo venía a emprender un nuevo rumbo para dar un mejor futuro a su hijo de siete años. Al poco andar se deprimió y por eso Liliana, su hermana de 23 años, aprovechó las vacaciones de verano para venir a visitarla.

Eliana cuenta que en un par de oportunidades han salido a bailar y que en una ocasión no les permitieron ingresar a la discoteca por ser peruanas. Liliana, que está buscando trabajo, dice que los prejuicios están bien arraigados.

“Los mismos empleadores te preguntan si eres buena para salir”, dice. Eliana admite que hay peruanos a los que les gusta ir de juerga y emborracharse, pero que no son todos iguales, que ellas sólo buscan sana diversión.

Como sea, al momento de sacar conclusiones, dice que en general se ha sentido bien y que quiere seguir aquí, al menos por un tiempo más. Por dos años tal vez. “Yo no estoy por nada acá, mando a mi hijo al colegio, le puedo dar todas las comodidades que tiene. Le converso y le digo que todo lo que estoy haciendo es por un bienestar suyo”.

Eliana no había tenido la oportunidad de recorrer Santiago hasta la llegada de su hermana. “Es bien bonito. La verdad es que yo no sabía cómo tomar el Metro, subir a los carros... para mí era una tragedia, pero todo este mes me ha servido para aprender, para guiarme, ir de acá para allá... Ya no me pierdo”, dice. Estuvieron en el cerro San Cristóbal y en la Plaza de Armas. La Catedral les gustó bastante. Les llamó la atención que estuviera a un costado de la plaza, sobre todo a Liliana, como estudiante de turismo. “Casi todas las iglesias del Cusco están al medio. Es una gran tradición”, afirma.

Sobre los lugares que le gustaría visitar, enumera Fantasilandia, aunque su sueño es ir al Festival de Viña. Pero su hermana recuerda que otros peruanos les aconsejaron no ir a la Ciudad Jardín.

“Nos dijeron ‘no, váyanse a Cartagena, porque allá son bien racistas’”. Dice no comprender la desconfianza entre peruanos y chilenos. “¿Por qué no hay hermandad? Yo que he trabajado con chilenos me he llevado muy bien con mis jefes, la señora Patricia Errázuriz y su esposo Francisco Prat, el ex senador”.

Carolina vive con su esposo y dos sobrinas con sus respectivos maridos en un departamento en Carlos Antúnez, en Providencia. Hace poco comenzaron a preparar platos de comida y sándwiches para ganar algunos pesos extra.

“Desgraciadamente lo que has estudiado allá, acá no te vale. Ésa es la verdad. Yo estudié para químico farmacéutico, pero no pude terminar. Aun así, yo sé que en mi país con mucho esfuerzo tú vas y consigues trabajo, pero desgraciadamente los sueldos son muy bajos”. Dice que acá, ajustándose un poco, logra pagar sus gastos y enviar dinero a su familia.

Los cuñados de Carolina estuvieron aquí de vacaciones para la Navidad. “La verdad es que yo no pude salir de Santiago, pero ellos fueron a Reñaca, a Viña, después pasearon y estuvieron, por ejemplo, en la piscina del cerro San Cristóbal. Te diría que Santiago es muy parecido a Lima, aunque allá hay más casas coloniales... sinceramente, lo único que no es parecido es el orden vehicular. Lima es un caos, es un dolor de cabeza andar allá. Pero acá respetan las luces y los cruces peatonales”, dice.

En marzo, sus cuñados tienen planeado volver y está pensando ir con ellos a Reñaca por un fin de semana.

“Cuando vengan mis hijos me gustaría mucho llevarlos al funicular. Me encantaría que vean también la diferencia que hay entre un zoológico y otro. El que está aquí en Santiago me han dicho que es pequeño, pero el que está en Lima es inmenso”.

La hermana Fresia Martínez es muy conocida por la comunidad peruana. La mencionan en el consulado y si se anda de paso por la calle Catedral, siempre se la escucha nombrar por uno que otro peruano residente.

La religiosa es una peruana que llegó a Chile hace 12 años y actualmente trabaja en el Centro de Atención Integrada al Migrante (Ciami), una casa de acogida de mujeres extranjeras.

La hermana Fresia Martínez dice que “las mujeres que ya se han estabilizado y tienen un sueldo fijo son las que pueden traer a sus hijos para pasar un mes o dos de vacaciones, pero la dificultad es que muchas trabajan puertas adentro, entonces necesitan un permiso del empleador.

Otra dificultad es cuando trabajan puertas afuera y tienen, por ejemplo, un cuartito alquilado. Como se van todo el día a trabajar afuera y regresan a las ocho de la noche, la persona que viene de visita está muy poco con ellos”.

Efectivamente, muchas peruanas prefieren viajar de vacaciones a Perú, porque les resulta más cómodo y económico. Incluso hay patrones que les pagan los pasajes.

PROVINCIANOS DE VISITA

Lejos de playas y verdes praderas, hay chilenos que eligen Santiago como destino para sus vacaciones. “Vienen por varias razones: para ver parientes, para hacerse chequeos médicos y también para ver los avances de la capital, o sea ir al Metro, a los museos o a los parques”, dice Óscar Santelices, director del Sernatur.

Reinaldo Arenas nació en Chuquicamata y vive hace 33 años en Antofagasta, pero a Santiago viene casi todos los años. “A mí no me gusta mucho el tema de la playa”, dice al agregar que “en el norte estamos todo el año viendo cerros, así que de repente salir hacia el sur es bueno”. Suele venir a visitar a su hermana junto a su hijo Diego de ocho años como lo hizo en enero por ocho días. “Con mi niño vamos a Fantasilandia, al zoológico. A mí me encanta ir a Santiago centro, recorrer lugares que acá no se ven. Me gusta mucho eso de caminar una cuadra y encontrarse con el Palacio de La Moneda, caminar otra y ver la Universidad de Chile... Hay mucho que mirar, mucho que disfrutar”. A Reinaldo le sorprende también el ritmo de la ciudad. “Me gusta pararme en el Paseo Ahumada y mirar a la gente caminar tan rápido. Me río de que las personas anden tan aceleradas”, dice. Y el tráfico, lo que a los santiaguinos más los estresa, para Reinaldo sigue siendo una novedad. “Vivo en una ciudad tan lenta que me fascina subir al Transantiago y bajar al Metro a la hora peak”, dice.

EL BOOM: LOS BRASILEÑOS

Mientras que en 1999 Chile recibió 67.822 turistas brasileños, el 2008 la cifra fue de 261.080, según el Sernatur. Óscar Santelices explica que esta alza se debe a una fuerte campaña publicitaria del Sernatur y privados en ciudades como Curitiba, Sao Paulo o Río de Janeiro.

No sólo promocionaron el esquí, que es uno de los mayores atractivos para estos visitantes, sino que también destinos como la Patagonia y el Desierto de Atacama. “No es la playa lo que nosotros les ofrecemos. Van a Valparaíso y a Viña sin duda, pero les gusta venir a Santiago e ir a las rutas del vino. También salir al norte y al sur, pero se quedan unos días en la capital y hacen los recorridos más típicos”, dice el director del Sernatur. En efecto, Marcio Motta, un carioca que ha pasado cinco días en Santiago, dice en un rítmico portugués español que “quería conocer Chile y primero tenía que conocer la capital. Unos amigos míos habían venido para acá y les gustó mucho. La noche es muy buena. Puedes salir todos los días. La ciudad es muy organizada, limpia y buena para caminar. Tiene bellas construcciones, clásicas”.

Marcio se encontró con muchos brasileños en su estada en el país, uno de ellos es Guilherme Sena, que viene de Brasilia y está por primera vez en Chile. Él dice que “muchos brasileños vienen para acá. Nos recomendaron viajar porque las personas tratan muy bien a los brasileños”. Cuenta que junto a sus amigos, aprovechó su estadía en la capital para ir al concierto de Metallica y a otro de Inti Illimani, grupo que sigue en su país de origen. Además, han paseado por la Plaza de Armas, el Mercado Central y La Moneda y quieren ir al cerro San Cristóbal y a Fantasilandia. También estuvieron en Viña del Mar, donde les llamó la atención lo “tapada” que va la gente a las playas. “En Brasil se usa zunga y bikinis cavados”, dice.

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1 comentario:

  1. encuentro un poco patetico el tenor del reportaje (porque es de la nacion seguramente), pero dice lo que todos ya sabemos, aunque algunos lo traten de negar estupidamente

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.