El Gobierno chileno se ha embarcado en una estricta campaña en el aeropuerto internacional de Santiago para poner a los productos chilenos a resguardo de pestes y plagas que consideran que podrían poner en peligro sus exportaciones de plantas y animales. Los pasajeros se enfrentan no sólo a duras advertencias, afanosas inspecciones y confiscaciones, sino también a multas draconianas en las aduanas si introducen aunque sea una manzana sin declarar.
Los carteles informativos del aeropuerto de Santiago de Chile muestran a turistas esposados que llevan manzanas y queso; una maleta con un escorpión (“No puedes imaginar lo peligroso que puede ser tu equipaje”) y una mascarilla quirúrgica con una manzana (“No contagies nuestra agricultura”). No declarar la introducción en Chile de ciertos productos puede causar “daño a la producción del país, provocando la necesidad de un plan de erradicación o control y con esto una gran perdida económica sumando a esto la disminución de la confianza de los mercados a los que Chile exporta”, advierte el Servicio de Agricultura y Ganadería (SAG).
Las multas a los viajeros pillados con productos que infringen las normas de aduanas pueden ir desde los 120 a los 13.100 euros (170 a 18.000 dólares). Los fértiles valles centrales de Chile suministran vinos de primera calidad y frutas de invierno a las mesas de Estados Unidos, miel y espárragos a Europa y pollo y cerdo a Asia. Las granjas de salmón han transformado el paisaje de los fiordos del sur; y la pulpa y la madera de sus bosques se envía a todas partes del globo. Tras la minería, las exportaciones agrícolas son la segunda fuente de divisas de Chile.
La economía orientada hacia la exportación del país está construida sobre multitud de acuerdos de libre comercio, que abren el acceso a mercados extranjeros pero que requieren exigentes estándares de importación. Chile está separado del resto de Latinoamérica por los Andes en su flanco oriental, y por el océano Pacífico en la costa occidental, el desierto del Atacama al norte y los glaciares de la Patagonia al sur. Este aislamiento ha mantenido al país libre de enfermedades que podrían devastar su agricultura y el trabajo del SAG es mantener alejadas esas plagas.
“Chile no se está cerrando al comercio internacional, sino que se protege”, explica Ximena González, responsable del Control de Pasajeros del SAG en el aeropuerto de Santiago. Esta actitud defensiva, argumentan las autoridades, ha mantenido al país libre de plagas de moscas de la fruta, polillas en los viñedos, fiebre aftosa, la enfermedad de las vacas locas, gripe aviar, gripe porcina y toda una gama de invasores bacterianos y fúngicos.
El aeropuerto de Santiago de Chile es el punto de entrada de unos 8.000 pasajeros al día, la mayoría de ellos chilenos que regresan del extranjero y visitantes de los vecinos Perú, Bolivia y Argentina. A su llegada, los perros olisquean las cintas transportadoras de equipaje y unos inspectores advierten a los pasajeros que utilicen unos contenedores con forma de manzana para tirar porciones de comida, esquejes de plantas o artesanías rústicas. Unos 60 agentes y ocho máquinas de rayos X inspeccionan todas las bolsas, capturando entre 80 y 100 kilos de productos cada día. “No confiscamos, sino que interceptamos”, subraya González.
Ese matiz pasa no obstante desapercibido entre los 30 pasajeros de media que reciben cada día multas que rondan los 145 euros (200 dólares). “La gente realmente se enfada mucho”, reconoce el inspector del SAG Andrés Benavente, que recuerda amenazas de paliza por parte de un argentino furioso por una manzana y las lágrimas de una señora peruana a la que le quitaron una cesta llena de cochinillo asado. La mayor parte del botín se incinera. Las guitarras folclóricas andinas (charangos) hechos con piel de armadillo, un recuerdo típico, se llevan al Museo de Historia Natural. Las especies protegidas, como los tucanes descubiertos por los perros del SAG debajo de un autobús, se devuelven a su país de origen.
Hay infinidad de anécdotas sobre las experiencias de los viajeros con el SAG. Como la multa de 700 dólares impuesta a una pareja de ancianos ucranianos que se olvidaron de declarar las mondas de naranja que habían envuelto en plástico y que no tiraron a la basura. O el grupo folclórico venezolano cuyo concierto casi se tiene que retrasar porque los inspectores del SAG “interceptaron” sus maracas rellenas con semillas. O el ciudadano de Santiago de Chile que se negó a pagar la factura del SAG por fumigar un trofeo de caza con el que viajaba de regreso a Chile y que ahora tiene una cabeza de novillo sin cuernos colgada en la pared de su casa.
Otros viajeros se quejan de que el SAG puede ser excesivamente duro. “Mi madre, que no habla español, fue apartada a un lado, separada de sus compañeros de viaje y sometida a dos horas de reprimenda por un ‘traductor’ que apenas hablaba inglés”, señala Shana Harrison. “Después de muchos gestos negativos con la cabeza y una falta de capacidad para entenderse, el SAG le confiscó una bolsa de frutos secos, le presentaron un documento en español que tuvo que firmar y le hicieron pagar una multa de 80 dólares”.
Los intentos del SAG para comunicarse en inglés también pueden llevar a la confusión, como por ejemplo sucede en sus “Claves del buen viajero” publicadas en la página web del aeropuerto de Santiago, donde se recuerda al turista “que no puede ingresar con alimentos orgánicos al país”. Una mujer cuyo trabajo en una embajada le obliga a pasar mucho tiempo en el aeropuerto esperando a visitantes extranjeros mientras pasan el control de aduana sugiere como solución que se instalen “grandes paneles con cubos de la basura antes de entrar en la aduana, y repartir folletos en inglés con dibujos antes de embarcar en un vuelo hacia Chile. Y que no se incluyan sólo manzanas como ejemplo, sino baquetas de madera, sandalias y sombreros de paja, y todo lo demás. Hay muchísimas cosas que no nos imaginamos que están hechas con plantas”.
Ciertamente, conocer las normas de antemano es una buena ayuda.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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