¿Bromeaba el Presidente?

El pasado sábado 22 casi el concluir su informe ante la Asamblea Legislativa y por ende ante todo el pueblo de Bolivia, el presidente Evo Morales dijo a viva voz en el hemiciclo: “Atacama antes era Bolivia. ¡Es verdad! Esperamos recuperarla pronto”.

Ese pensamiento y expresión presidencial arrancó sonoro, sincero y prolongado aplauso de “los padres y madres plurinacionales de la patria”, en expreso reconocimiento, aceptación y respaldo a esa afirmación del primer magistrado del Estado.

Hasta ahí todo estuvo bien, pero luego no se dejó esperar el tradicional desatino de algunos personeros de los gobiernos de turno en torno al problema marítimo y esta vez la mala voz partió del vocero del Palacio Quemado que a las pocas horas dijo: “El presidente bromeaba”.

Pues bien, amables lectores, yo sostengo que el presidente Evo no bromeaba y que lo dicho en relación a Atacama lo siente y desea sinceramente. Lo lamentable es que aún persiste en nuestra Cancillería, en los “asesores” que están hace casi cinco años girando sobre lo mismo, sin avances y casi a fojas cero en la famosa “Agenda de los 13 puntos”, y hasta en algunos comunicadores, como el reciente caso de la entrevistadora Sissi Añez cuando entrevistó al senador chileno Hernán Larrain, un vergonzoso y trágico sentimiento de temor, de complejo de inferioridad y hasta de sometimiento a la consabida y casi centenaria frase: “que dirán los chilenos, se van a molestar”.

Es muy lamentable que ésas hayan sido las aparentes inadmisibles razones para insensatamente hacer aparecer a Evo como bromista en un asunto tan caro para el sentimiento nacional y en semejante solemne ocasión. Inaceptable. ¡Por cierto que absolutamente inaceptable! Pero más grave que eso: Han sido los motivadores para que el presidente Sebastián Piñera nos espete que él “no está hablando en broma” y que “Atacama es y va a seguir siendo chilena”.

Por razones de espacio me limitaré a recordarle brevemente al presidente Piñera, con el debido respeto que merece todo presidente de cualquier nación, Estado o república, que no hace mucho tiempo él declaró públicamente que “respeta y admira al presidente Evo Morales por ser un hombre sencillo que no miente y que siempre dice la verdad”.

Recordarle también que históricamente con ingente documentación respaldatoria precolombina, colonial y republicana se demuestra sin duda alguna --sin torcer la historia, ni mentirle al mundo-- que Atacama hasta 1879 fue territorio boliviano que ilegítimamente nos fue arrebatado por chilenos y foráneos de otras generaciones, con otros valores e intereses más bien subalternos y mezquinos, que no velaban precisamente por el común y simple ciudadano chileno sino por intereses exclusivamente económicos que trascendían las legítimas fronteras de Chile. Recordarle que desde Londres vía Montevideo accionó la masonería en detrimento de los intereses bolivianos y para favorecer exclusivamente a una incipiente pero secante oligarquía en el como sur del continente americano afincada en Chile.

Recordarle, finalmente, que no ha sido Bolivia quien ha violado e incumplido Tratados, Protocolos y otros “acuerdos”; a la prueba me remito con un solo ejemplo, señor presidente: ¿Acaso no fue Chile quien incumplió e incumple lo establecido en el Tratado suscrito el 18 de mayo de 1895?, que establece que: “si a consecuencia del plebiscito que haya de tener lugar en conformidad al Tratado de Ancón, o a virtud de arreglos directos, adquiriese la República de Chile dominio y soberanía permanente sobre los territorios de Tacna y Arica, se obliga a transferirlos a la República de Bolivia en la misma extensión que las adquiera, sin perjuicio de lo establecido en el art. II.” Bolivia sigue siendo la víctima de esa flagrante violación chilena, señor presidente.

Felizmente la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia en su disposición transitoria Novena, nos abre las puertas para que en un plazo perentorio de tres años, a partir de ahora, Bolivia renegocie los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución o en su caso los denuncie.

Que a nadie le quepa duda que hay bolivianos que no se sentarán a negociar con temores o complejos, lo haremos con dignidad, de igual a igual, con la Ley en la mano y con las pruebas documentales de la infinidad de violaciones a Tratados que los hacen contrarios a nuestra CPE.

En principio apoyamos la tesis de la bilateralidad pero con límites razonables y por cierto que no descartamos volver al escenario de la multilateralidad y acudir a los Tribunales pertinentes.

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