Ernesto Fontaine es un experto en economía. Es uno de los "Chicago Boys", grupo de chilenos alumnos del reconocido liberal Milton Friedman. Fiel creyente de que los países crecen de mejor forma cuando hay equilibrio entre la rentabilidad privada y los beneficios sociales. Predica un consenso social para filtrar los proyectos que los países aprueban
Sin tantos rodeos, para que la economía de un país crezca debe existir un equilibrio entre la rentabilidad privada y la rentabilidad pública o social. "Que lo que es bueno para Juan resulte bueno para todos".
Y para poder derrotar a la pobreza un país debe tener crecimiento económico. Simple. ¿Simple? En el papel es simple; en la realidad es una tela de arañas que se debe tejer a diario.
"En Chile tuvimos dos grandes médicos: Salvador Allende y Augusto Pinochet".
Las risas del reducido auditorio comienzan por lo bajo cuando Ernesto Fontaine lanza la frase.
"Sí, es cierto. Allende nos vacunó contra el estatismo y Pinochet contra la dictadura".
Todos los asistentes asentimos. No solo porque lo diga Fontaine (uno de los Chicago Boys, alumno de Milton Friedman, profesor del actual presidente Piñera, de varios ministros y uno de liberales más reconocidos a nivel global) sino porque la historia se ha encargado de escribirlo.
Lo que Fontaine ha llegado esta vez a predicar a El Salvador se resume en dos palabras: crecimiento económico.
Y las fórmulas, tajantes en su universalidad y flexibles en la aplicación a cada sociedad sorprenden a cualquiera.
Lo primero es lo primero: crear riqueza del país, y que esa riqueza sea rentable, y que esa rentabilidad llegue a donde tiene que llegar: a los más necesitados.
Si este mensaje le suena familiar no es coincidencia, es lo que el liberalismo salvadoreño --bien o no tan bien-- ha predicado y hecho en las últimas décadas.
Luego de sus enunciados principales vendrá, ahora sí, lo difícil de comprender y aplicar en países como El Salvador.
Fontaine habla de observar sin sesgos los modelos económicos exitosos para aplicarlos.
Y habla también de evitar los "precios mentirosos", aquellas medidas que aparentan rentabilidad social cuando realmente son una mera rentabilidad privada. ¿Un liberal hablando de cosas sociales? Sí. ¿Por qué no? Y si lo dice Fontaine, cualquier "presunto liberal" que no anteponga lo social ante lo privado anda más perdido que un comunista en Wall Street.
El experto (Google da buena cuenta de quién es) recuerda un caso en Argentina, con una fábrica de computadoras, donde al final era alta la rentabilidad privada, pero bajo el beneficio al país. Eso se debe evitar.
Y en este punto del proceso de crecimiento de un país se llega a un cruce de caminos hacia el éxito o hacia el fracaso: es preciso --añade-- ordenar el sistema de inversiones públicas. Gastar en cosas importantes, no superfluas, una gran lección que aún cuesta aprender en naciones como la nuestra.
Y entonces surge otra broma en serio: lo de la compra de aviones tan llevada y traída en El Salvador. Fontaine hablará también de eso y lo pondrá de ejemplo...
Para saber en qué gastar es necesario hacer una evaluación real de la importancia social de los proyectos. Se trata de medir su rentabilidad, dice este catedrático de la Universidad de Chile.
Y para hacer esa evaluación es indispensable un sistema operativo nacional que sea respetado por todos. Y para que esto sea posible es crucial un consenso social.
Ahí está lo difícil.
"La evaluación de los proyectos se debe hacer con técnicas aceptadas, hechas en oficinas de planificación, de esa manera se eliminan los proyectos malos", dicta el conferencista.
Esto permite, reitera, que la calidad de la inversión sea alta.
Es una espiral virtuosa: mejores proyectos llevan más beneficios a las comunidades con menores oportunidades.
Si esto puede sonar solo a proyectos gubernamentales lo cierto es que también resultan apetecibles para los empresarios privados obras como, por ejemplo, poner kindergarten de alta gama en las zonas rurales previo incentivo desde la cosa pública.
"Hay que invertir en capital humano. Es inmoral que un niño muera de diarrea porque no hay donde atenderlo o de peritonitis porque no tuvo dónde operarse". La frase denota que las banderas sociales no son pertenencia exclusiva de la izquierda política.
LAS MEDIDAS
Fontaine, a estas alturas de la conferencia llega al punto de quiebre. Qué se puede hacer, de manera concreta, para atisbar horizontes posibles, escenarios económicos reales donde la gente de a pie y la clase media tengan un ancla para crecer. Y donde los ricos también tengan libertad para hacer lo que mejor saben hacer: generar riqueza (y más y más empleos, claro está).
Evitar las regulaciones y burocracias largas y excesivas. Que no se tarden tanto en poder abrir una empresa, o exportar.
Es necesario también tener libertad para emprender, sin trabas en los permisos.
Evitar el "empresario cortesano", el sobalevas que usa sus influencias para atraer agua solo para su molino. Esto se logra quitándole al Estado la posibilidad de ayudar o afectar a los empresarios y que sea el mercado el que se encargue de premiar o castigar.
Evitar el excesivo poder sindical. Tiene que haber sindicatos por empresas, no por áreas.
En contraparte, es también crucial evitar los poderes fácticos como algunos grupos empresariales que solo velan por su beneficio y no ven el factor social.
Hacer TLC con todo el mundo, privatizar y tener outsourcing (subcontrataciones) para todo y evitar los monopolios estatales, son parte de las recetas que se recomiendan para tener un crecimiento sostenido como nación.
Otro punto destacable es evitar una competencia desleal de parte del Estado contra la empresa privada y que las remuneraciones sean variables de acuerdo a los resultados.
Este último punto aplica tanto para la burocracia como para la competitividad empresarial.
Y como gran sombrilla para todas estas medidas, la parte fundamental del asunto: la seguridad jurídica: que se respeten los contratos y los derechos de propiedad, añade el experto.
Como chileno tiene otra gran lección que dar: el tema de las concesiones. Mientras en El Salvador han pasado dos años de pleitos partidarios con el puerto La Unión y la obra sigue estancada porque los políticos no se ponen de acuerdo en cómo concesionarla, en Chile muchas empresas pujantes usan este modelo de administración y manejo.
Las medidas que plantea Fontaine incluyen propuestas como que "no se castigue tanto" al que triunfa en lo económico y evitar el impuesto a la renta (ganancia, beneficio) para mejor aplicar ese impuesto a los gastos.
Y, sobre, todo, entender que sin crecimiento económico será imposible derrotar ala pobreza.
Estas palabras las dirá Fontaine tras finalizar su conferencia y después de un breve conversatorio en el que más de algún asistente le comentará que aquí, en El Salvador, hay varios doctores (bajo la símil que él ha usado para referirse a Allende y Pinochet).
"El gran peligro con esos 'doctores' salvadoreños es que pueden matar con las vacunas", dice uno de los asistentes.
Muchos celebran la ocurrencia y, aunque no mencionan nombres, está más que claro que tienen a los mismos personajes en mente.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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