Importantes subsectores de la agricultura, los servicios y la industria están perdiendo competitividad, situación que podría prolongarse.
ES EPOCA de balances y este ha sido el año en que se completó la recuperación de la crisis financiera y económica, tanto en el extranjero como en Chile. Pero también ha sido el año en que se confirmó que el país padece de la enfermedad holandesa.
En efecto, Asia emergente recuperó el terreno perdido. Igualmente lo hicieron las economías avanzadas, que han vuelto a crecer a tasas del 2%, su potencial. El caso de América Latina raya en lo espectacular, dado que ha estado creciendo a tasas anualizadas cercanas al 7%, muy por arriba de su crecimiento potencial estimado de 4%. La recuperación no ha generado mayores presiones inflacionarias en los países avanzados, pero sí lo hecho en Asia emergente y América Latina, presiones que, sin embargo, se han estabilizado alrededor del 4,75% anual.
No obstante, el escenario dista de ser como normal. Las tasas de interés real, inferior al 1% en las economías avanzadas, siguen siendo bajas. Los flujos de capital hacia las economías emergentes están cerca de los máximos históricos. El precio de los commodities no petróleo ha alcanzado niveles récords. Las monedas de los países emergentes se han apreciado en términos reales en más de un 20% en la última década. Las expectativas de mediano y largo plazo son de tasas altas de crecimiento para China, India y las economías que proveen materias primas al mercado internacional, y de tasas más bajas que las históricas para las avanzadas.
En este contexto, la economía chilena -impulsada por un fuerte aumento de la demanda agregada- está creciendo a una tasa aproximada del 6%, con una inflación cercana al límite de la meta del Banco Central. Simultáneamente, los términos de intercambio alcanzaron sus valores máximos históricos y se desplomó el precio del dólar. El país empezó a sufrir la enfermedad holandesa. Importantes subsectores de la agricultura, los servicios y la industria están perdiendo competitividad. Considerando las expectativas sobre el entorno económico, es probable que el fenómeno continúe por un largo tiempo. La sola intervención del Banco Central -salvo quizás en el corto plazo- de poco sirve.
En las actuales circunstancias es el gobierno el que debe actuar. Sin embargo, al Ejecutivo le conviene -desde un punto de vista electoral- ignorar el problema, dado que en los próximos dos o tres años el PIB y el empleo continuarán expandiéndose a pesar de la contracción relativa de algunos subsectores, y la caída del tipo de cambio permitirá un aumento significativo de los salarios reales.
Los problemas creados por la enfermedad holandesa se pueden atacar de diversas maneras: facilitando la reversión a un modelo monoexportador, haciendo un esfuerzo colectivo por aumentar la productividad de los subsectores en riesgo, aumentar la tributación o crear un tipo de cambio especial para las exportaciones mineras, etc. Pero estamos lejos de tener un consenso sobre la forma más efectiva de hacerlo. Es una pena, pero mientras no tengamos lo último y la profesión sensibilice a la población , es poco probable que este gobierno -o cualquier otro en las mismas circunstancias- actúe para mitigar los efectos de la enfermedad holandesa.
Artículo original
En chile no hay enfermedad Holandesa ni la habrá. Lo que chile debe abandonar es la exportación de productos sin valor agregado y dedicarse a la tecnología de alimentos en serio para producir elaborados. Piensen que Italia compra café en el tercer mundo y lo tuesta en Italia a la manera italiana y tan solo por tostarlo y ponerle una marca bien promocionada y vendida saca mil veces la rentabilidad que el cafetero de Costa Rica que les vendió los granos de café sin elaborar a los italianos.
ResponderBorrarVendan inteligencia aunque sea haciendo comerciales de televisión, vendan inteligencia que será la manera de multiplicar por mil las ganancias con respecto de vender peras en Bélgica.
Los ingleses venden consultorías y asesorías que los tercermundistas compran con la boca abierta.
Aprendan y hagan lo mismo.
En Chile si hay una enfermedad Holandesa muy pronunciada que cada vez se esta profundizando mas y mas. Mas allá del tecnisísmo económico del Banco Central, que sigue resistiendo a intervenir y así sigue perjudicando a nuestro sector exportador, creo que es tiempo de preguntarse de qué tipo de país queremos tener. ¿Queremos a nuestros campos devastados y enpobrecidos?
ResponderBorrarSegún mi modo de ver, un gobierno debe velar por todos los sectores de la economía, no solo por el sector que mas le conviene.
Con respecto al comentario anterior, si bien hemos avanzado mucho como país en muchas materias, Chile no se puede comparar con países europeos. Estos países son muy distintos, y sí protegen a sus sectores débiles de la economía mediante fuertes subsidios, lo que en Chile no se hace. Lo otro es el nivel de educación. Chile esta mejorando mucho, pero lamentablemente faltan años luz para llegar al nivel europeo. Nuevamente los estados europeos subsidian y invierten gran parte de su PIB en educación, y eso acompañado de altos impuestos a todo.
Creo que acá falta decisión política en la materia, y una clara definición a qué país queremos tener.
A largo plazo se puede aplicar distintas formulas para que los cobre dólares no entren al mercado local. Puede ser mediante la creación de fondos en el extranjero aplicando el modelo noruego, o en efecto tener un precio dólar diferenciado, aplicar mas impuestos a la minería, aumentar la productividad, mejorar la educación etc. Ahora a corto plazo, se hace urgente que el Banco Central actúe e intervenga, aumentando sus reservas. También se hace necesario una mayor preocupación por parte del Gobierno con señales claras al mercado.
Talvez, si los funcionarios y los consejeros del Banco Central y del Gobierno ganaran la mitad de sus jugosos sueldos en dólares, sus posturas serían muy distintas.