El Salvador: Chile, ejemplo y visión a seguir

Chile celebró 201 años de su independencia y el embajador Renato Sepúlveda presentó un discurso que me parece interesante de citar, porque hay cosas que nos pueden ayudar en El Salvador a encontrar el rumbo y fijar los grandes objetivos como país.

Unidad para alcanzar los objetivos de nación. “La historia muestra que cada vez que nos hemos unido detrás de objetivos nobles y factibles, por audaces y ambiciosos que parecieran, nada ni nadie nos ha impedido alcanzarlos”.

El ser humano, la razón de ser de todo. “La principal riqueza de nuestro país no está en sus abundantes recursos naturales ni en sus hermosos paisajes... está en nuestra gente, en nuestro pueblo”.

El compromiso con Chile. “Transformar a nuestro país en uno de los primeros países de América Latina y que antes de que termine esta década podamos decir con humildad, pero también con orgullo, hemos derrotado la pobreza, hemos derrotado el subdesarrollo y hemos creado una sociedad más justa y solidaria que permita a todos sus hijos desarrollar todos sus talentos y tener verdadera igualdad de oportunidades”.

En el camino correcto. “El PIB ha crecido 8.2% en el primer semestre, el mayor de los últimos 15 años. El producto superará los $260,000 millones, el per cápita estará sobre los $16,000 y la cesantía bajó al 6.5%”.

Chile abierto al mundo. “Tenemos tratados comerciales con 53 países que representan el 96% de nuestro comercio exterior de $160,000 millones”.

Progreso de Chile proviene de todos. “Con el aporte de todos, gobiernos, trabajadores y empresarios, hemos cuadruplicado en 20 años nuestros índices de crecimiento”.

No a la arrogancia ni al triunfalismo. “Tenemos también problemas y demandas insatisfechas por años de diversos sectores de la sociedad, las que son también causas nuestras, de nuestro gobierno, y que tenemos la voluntad de ir superándolas a la mayor brevedad. (Debemos) recordar nuestra historia con respeto y orgullo, y mirar el futuro con optimismo y esperanza”.

Para destacar la solidaridad y el espíritu de servicio del ser humano, el embajador Sepúlveda cita la columna de Felipe Cubillos, un empresario que dejó todo para trabajar por Chile y servir a los más necesitados, quien falleciera en el accidente aéreo hace un mes en el archipiélago de Juan Fernández. Cubillos escribió el día previo al accidente en un diario de Santiago:

“Pertenezco a ese grupo de chilenos que después del tsunami del 27 de febrero de 2010 nos hemos dedicado a ayudar a levantar escuelas, jardines infantiles, botes de pescadores y comercios que fueron destruidos por la fuerza de la naturaleza... Hemos dedicado nuestro mejor esfuerzo, nuestra pasión y nuestro compromiso en ayudar a volver a levantar a Chile. Lo hicimos desde la alegría y desde nuestra libertad.

Soy un indignado porque trabajamos sin descanso para que ningún niño chileno perdiera su año escolar 2010 y lo logramos. Pero un año después vemos que están a punto de perderlo. Soy un indignado porque logramos levantar escuelas caídas para que nuestros niños pudieran estudiar, pero un año después otros las destruyen. Soy un indignado porque, pese a los problemas que tenemos como sociedad, hemos tenido avances notables en las últimas décadas y hoy nadie se atreve a reconocer su paternidad...

Hoy día hablo por mí... porque creo que no somos muchos los que creemos en la libertad; sí, en esa libertad para emprender, para equivocarse, para educar, para enseñar y para aprender. Soy un convencido de que la derrota de la libertad no se debe a la fuerza de sus enemigos, sino que a la debilidad de sus defensores”.

Son conceptos y principios para meditar.