Son grandes galpones que las navieras dan de baja. En Europa se han convertido en oficinas y hoteles; también en casas sustentables. En Santiago ya han comenzado a instalarse como una opción de vivienda. Si le decimos container, ¿en qué piensa? Pase y vea.
Dos cajitas de fósforos puestas sobre lamesa. Una es el comedor; la otra, el living. Una cajita más: la cocina. Otra: el baño. Todo de nuevo. Una y otra vez. Dos ojos encima tratando de hacerlas calzar. Una de pie, una acostada, otra de pie de nuevo. Un miniensamblaje inspirado en nada.
"¡Para mí fue como un juego, mi propio lego!", dice Rodrigo Pino, un publicista de 46 años que debió soportar las preguntas y miradas inquisidoras de sus vecinos de Lo Curro cuando una mañana apareció con un grupo de containers marítimos en sus dos mil metros de terreno eriazo. "Imagínate; un día la gente no ve nada en este lugar y al día siguiente ve estos containers. Claro que me preguntaron, pensaron que les iban a venir a instalar bodegas al lado de sus casas".
Lo que la gente no sabía, era que la llegada de los bloques de metal era el punto final de un largo proceso. Mucho antes, las cajas de fósforos y el ensamblaje habían servido de maqueta para que Rodrigo proyectara su sueño: una casa armada con 12 containers.
Al lado de su casa hay 12 containers, en la misma posición original que los suyos. Son de un amigo con el que compró el terreno a medias y que quiere construir la misma casa que él, calcada. Rodrigo siempre tuvo relación con los containers porque su familia paterna está ligada a una naviera, pero cuando vio las oficinas de su amigo Max Blanchard levantadas con este formato en Pedro de Valdivia Norte, empezó a averiguar en internet. Se dio cuenta que había un mundo hecho de acero corten, el material de la mayoría de los containers.
"En internet vi barrios, escuelas, hospitales, hoteles hechos de containers en Europa y quise construir mi casa de esa forma", explica Rodrigo, sentado a la mesa del comedor, mientras juega con su cajetilla de cigarros y mira por una de las cinco ventanas enormes ubicadas al oriente y que parecen tragarse la cordillera. "Cada una de estas ventanas era el fondo de un container", dice, pero no se nota. Sólo el contraste con la casa vecina aún en cimientos permite imaginar que la casa de Rodrigo podría haber sido trasladada vía océano. "Cuando alguien llega a mi casa no se imagina que está parado sobre el techo de un container".
¿Por qué hacer una casa en un galpón frío, con medidas estandarizadas, sin ningún lujo aparente? El arquitecto Sebastián Irarrázaval contesta: "Una de las ventajas es la reducción de tiempo; el propio container es como la obra gruesa. Tampoco tienes que tener un lugar definido para la construcción, porque lo puedes fabricar en un lugar y luego trasladarlo".
Bajo estas premisas, Irarrázaval creó en 2009 la Casa Container, en Chicureo. El proyecto consiste en una vivienda prefabricada de 93 m2 y una mezcla precisa: cinco containers. Existen sólo dos medidas estándar en metros en el mercado: 12 x 2,44 y 6 x 2,44. (ambos con 2,60 de alto). Irarrázaval ocupó dos de los primeros, tres de los segundos y demoró tres meses en la construcción total. El destino de los containers fue establecido desde el inicio por el dueño, el empresario estadounidense Jonathan Lever (41) ¿La petición? Una casa para huéspedes aledaña a la casona familiar. "Estaba buscando una forma de crear un nuevo espacio que no requiriera mucho trabajo en terreno", cuenta Lever. "Todo el proyecto, exceptuando los cimientos, se completó más o menos fuera del sitio y la estructura completa llegó en un día cargada en un par de camiones".
Entre las ventajas mencionadas por arquitectos y dueños se asoma una razón ecológica. La mayoría coincide en que es una buena manera de darle una muerte digna a un container. "Lo positivo es que ya no están ociosos, generando mugre visual. Usarlos para algo ya es bueno. De Santiago hacia el sur, por la Panamericana, hay una zona de bodega de containers que no se ocupan; eso es triste", dice Javier del Río, arquitecto experto en sustentabilidad de la Universidad Nacional Andrés Bello.
Julio Oyarzún, ingeniero socio de Arqtainer -empresa que se dedica a hacer proyectos arquitectónicos con containers- está seguro de que este proceso de construcción que parte del reciclaje, puede generar una mayor demanda en el futuro. La primera construcción habitable de esta empresa es Casa Liray en Colina, un proyecto que además destaca por el precio. Es una casa de 115 m2 encargada por Marcela Flores (34), una chilena que trabaja en una empresa de relojes y que vio este formato en Estados Unidos.
Pensé en mis hijas de 3 y 6 años, no sólo cuando elegí esta construcción que guarda bien el calor en invierno y es temperada en verano, también en el proceso de diseño. La niña de 6 vio un día un container en la calle y me dijo '¡Mira, esa es mi casa!'. Están felices con la idea. Ellas eligieron el color naranjo de la fachada y como es una construcción con bloques, ya saben que cuando sean más grandes, sus piezas se pueden agrandar con otro container", cuenta Marcela.
Casa Liray tiene aislación con celulosa proyectada, o sea, papel reciclado, tres dormitorios, cuatro baños, terraza panorámica. Para que se haga una idea: "Con estas características, costó 36 millones; una casa similar en albañilería partiría de los 50 millones; y esta incluye piso flotante y termopaneles", advierte Oyarzún.
Los precios, en promedio, son 20% más baratos que los de una construcción tradicional. Un container sólo cuesta entre $ 800.000 y $ 1.200.000, pero son las oficinas de arquitectos las que le suman atributos para hacerlo habitable. "Un container es el esqueleto de una construcción. Necesitas el cuerpo entero y para eso tienes que generar dobles muros, dobles terminaciones, etcétera", dice Irarrázaval.
De pie sobre el piso de roble de su casa, de espalda al porcelanato negro con el que cubrió el de la cocina y frente al altillo que creó con rieles dados de baja, Rodrigo Pino abre sus enormes ojos claros como si estuviera frente a su Mona Lisa, una obra maestra que se descuelga en pendiente por el cerro disfrazada de casa mediterránea. "Ha venido tanta gente a preguntar, de Chile y de afuera. Ahora mis vecinos me dicen, 'pucha que te quedó linda la casa'. Nada mejor que un container cumpla su vida marítima y termine así.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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