Comité internacional propone seis políticas para combatir la pobreza con base científica

Ideas para mejorar la educación, bajar la cesantía y evitar el embarazo juvenil diseñó una comisión que convocó Mideplan liderada por la economista del MIT Esther Duflo.

Seis ideas para mejorar la calidad de las políticas sociales. Ese fue el encargo que el Ministerio de Planificación hizo a la académica del MIT Esther Duflo. Esta francesa, que para la revista "The Economist" es una de las ocho mejores economistas del mundo, es la fundadora y directora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL), un think tank especializado en evaluar la efectividad de programas que buscan superar la pobreza.

Duflo convocó a un comité integrado por otros dos expertos mundiales (el académico de Berkeley Paul Gertler y el vicepresidente del BID, Santiago Levy) y nueve locales: Andrés Velasco (ex ministro de Hacienda), Cristóbal Huneeus (ex asesor de Hacienda), Osvaldo Larrañaga (PNUD), Harald Beyer (CEP), Claudia Martínez (U. de Chile), Francisco Gallego (UC), Sergio Urzúa (asesor de Hacienda), Andrea Repetto y Diana Kruger (ambas de la U. Adolfo Ibáñez).

Nuevo estilo

El resultado del trabajo son seis propuestas, dirigidas tanto a evaluar políticas sociales hoy vigentes como a plantear nuevas, cuyos resultados sean científicamente verificables. El viernes fueron presentadas al titular de Mideplan, Felipe Kast, quien se comprometió a financiar al menos una. "Es una nueva forma de hacer política social, donde dejamos de lado los mitos e ideologías y ocupamos todo lo que sabemos para construir soluciones efectivas a los temas pendientes que tenemos", sostuvo.

Añadió que el futuro Ministerio de Desarrollo Social buscará usar una metodología similar, generando políticas basadas en la evidencia: "Así nos aseguramos que el gasto social tenga impacto en la vida de los chilenos".

Integrar consultorios y colegios para bajar el embarazo juvenil

Considerado un mecanismo de transmisión intergeneracional de la pobreza, el embarazo adolescente es el foco de la propuesta de las expertas Diana Kruger y Claudia Martínez, sobre todo al considerar que entre 14% y 17% de los embarazos actualmente se da en menores de 19 años. La idea es potenciar los "espacios amigables" con que cuenta la red de 54 consultorios públicos especializados en salud adolescente, donde se ofrece orientación en términos de salud sexual, así como también acceso a los sistemas de prevención del embarazo que ofrece el sistema público.
Como hoy esta instancia tiene escasa demanda (sólo atienden al 5% de la población juvenil), las expertas apuntan a acercarla a los colegios, mediante visitas que contemplen charlas grupales informativas y entrevistas privadas con los alumnos.

Entregar una segunda oportunidad

"No es claro que el sistema de rehabilitación de menores del Sename ni el que depende de Gendarmería para reos de mayor edad ofrezcan alternativas de reinserción laboral", es el diagnóstico del que parte el equipo de Cristóbal Huneeus, Francisco Gallego, Andrea Repetto y Sergio Urzúa. Por ello, proponen un programa de rehabilitación que incluya varias dimensiones: contra adicciones, habilitación laboral, subsidios de contratación, certificación de habilidades, intermediación laboral y apoyo a microemprendimientos. Su idea es determinar, mediante programas que incorporen distintas combinaciones de tales dimensiones, qué esquema es más efectivo y para qué grupos.

Mejoras en los colegios

Dos ideas en educación lanza Harald Beyer. Una es hacer un experimento en una muestra de colegios para evaluar si darles a los profesores más tiempo para planificar sus clases mejora los aprendizajes. Este tiempo extra es una antigua demanda del gremio docente, cuya efectividad nunca ha sido testeada en las aulas chilenas.

En segundo lugar, Beyer propone un esquema para evaluar si los anuncios del Mineduc de implementar un plan de formación de directores de colegios y de seleccionarlos a través de un sistema más exigente generan impacto. La idea es comparar a quienes se acojan al nuevo esquema con quienes permanezcan en el actual, dado que ambos grupos convivirán por un tiempo.

Que los más pobres puedan elegir

Uno de los objetivos que se buscó al implementar la subvención escolar preferencial, que elevó el monto que reciben los colegios que atienden a los estudiantes "prioritarios" (de los dos quintiles de menos recursos), fue darles a las familias más humildes un mayor abanico para escoger el colegio de sus hijos. Al recibir más dinero por estos alumnos, los colegios municipales y subvencionados estarían más dispuestos a competir para tenerlos en su matrícula.

Pero ¿realmente ha ocurrido eso? "No es claro que las familias estén haciendo uso efectivo de este mayor campo de elección, puesto que es muy probable que no estén informadas de esta opción", es la conclusión del economista Osvaldo Larrañaga.

Por esto, su propuesta consiste en un experimento en el cual se entregue información a un grupo de familias para ver si una política en ese sentido podría influir positivamente en su toma de decisiones.

Preparados para encontrar empleo

En el marco del seguro de cesantía, en 2009 el Gobierno lanzó programas de apresto laboral, en los cuales se prepara a las personas desempleadas para buscar trabajo y aprender a enfrentar las entrevistas. Un proyecto que este año fue interrumpido y del que, pese a ser una práctica tomada de otros países, no existe evidencia respecto de su efectividad. No se sabe si los favorecidos con la iniciativa salen de la cesantía más rápido y acceden a mejores puestos. Por ello, el equipo de Huneeus, Gallego, Repetto y Urzúa propone un experimento que tome a un grupo de cesantes y les aplique el apresto laboral, para comparar su experiencia con la de quienes no lo reciben, en términos de meses de desempleo y tipo de contrato al que acceden.

Acercar el colegio al mercado del trabajo

El equipo de Huneeus, Gallego, Repetto y Urzúa propone una política dirigida a conectar a los estudiantes de enseñanza media con el mercado laboral, para combatir los altos índices de desempleo en este grupo etario. Su proyecto apunta a implementar mecanismos de apresto laboral, ayuda en la búsqueda de empleo, prácticas, sistemas de tutoría y certificación de competencias en cursos clave, como primero y cuarto medio. La evaluación de impacto de estos programas podría centrarse tanto en el efecto sobre la inserción laboral de los jóvenes como sobre variables; por ejemplo, sus expectativas, deserción escolar y embarazo adolescente.

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